¿Cuáles son las ventajas de estar en la nube para las empresas?

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HANNAH MCKAY | REUTERS

Solo el 10 % de las compañías creen estar aprovechando al máximo el potencial que tiene trasladar su sistemas al ecosistema cloud

15 dic 2022 . Actualizado a las 10:24 h.

¿Cómo será la próxima transformación digital? Por ahora, con todo lo incierto que es el futuro, empieza a tener forma de nube. El cloud, por su nombre en inglés, ha dejado de ser un concepto novedoso, o futurista para convertirse en la realidad de millones de empresas en el mundo. No sucedió de un día para otro, más bien hubo una pandemia de por medio que obligó al trabajo en remoto. De repente, la gran mayoría de compañías necesitaban un entorno seguro y flexible que les permitiese seguir siendo igual de productivas desde cualquier lugar. Ahí estaba la nube. Ahora, el 80 % de las empresas creen que la transición al ecosistema cloud de sus sistemas e infraestructuras es una condición sine qua non para ser competitivas en la transformación que viene. ¿Qué significa todo esto? La computación en la nube implica, básicamente, que las compañías necesitan existir también en servidores. No es nuevo, ni mucho menos, pero se ha ido haciendo imprescindible para muchas. Y todas acabarán haciéndolo.

Los datos son del extenso Informe Ascendant Madurez Digital 2022 elaborado por la tecnológica Minsait, filial de Indra. Su director general, Luis Abril, explica que «solo el 10% de las compañías cree estar aprovechando al máximo el potencial que ofrece la nube». Hacer la transición hacia el cloud tiene ventajas y para el experto, las principales tienen que ver con «poder anticiparse a diferentes escenarios y facilitar la adaptación a posibles problemas: cambios en las fuentes de suministros, de los modelos de fabricación o incluso de la demanda». Osea, protegerse ante las amenazas.

De hecho, ochenta de cada cien empresas analizadas en el estudio de Minsait comparten esa visión. No es poca cosa: si se sumasen las cifras de las consultadas, supondrían casi el 13 % del PIB español. Su principal motivación para embarcarse en un proceso tan complejo, y costoso, es la garantía de ganar en flexibilidad, imprescindible para mantenerse en un escenario marcado por la incertidumbre. Eso sí, todavía son pocas las que se han lanzado plenamente: menos del 35% de las compañías entrevistadas han modernizado los sistemas core y los de operaciones en tiempo real.

La nube entró en la vida personal de todos antes que en los negocios. Millones de personas utilizan soluciones como icloud (Apple) o drive (Google), desde hace años, para almacenar fotografías, documentos y casi cualquier tipo de contenido. Ese concepto se ha trasladado, a enorme escala, al mundo empresarial. «De lo que estamos hablando es de migrar todos los sistemas a infraestructuras de nube, de forma integral, pero con garantías de seguridad», explica Silviano Andreu, director de Estrategia e Innovación en Minsait.

¿Qué sectores han avanzado más rápidamente? Sobre todo grandes compañías de telecomunicaciones y las energéticas, que muestran altos niveles de madurez en la transformación de sus sistemas. Los medios de comunicación también han dado grandes pasos. A medio camino se queda la banca y otros proveedores de servicios financieros, y en la cola: la construcción, industria y servicios, consumo o seguros donde, si bien hay claros intereses para llevar a cabo la modernización de los sistemas tecnológicos, aún no han tomado la delantera en los procesos de decisión al más alto nivel.  En el último puesto está, según el informe, las Administraciones públicas de las que solo el 13% ha modernizado sus sistemas y apenas el 47% tiene entre sus prioridades el evolucionarlos.

Lo cierto es que, de forma global, algo más de la mitad de las compañías dicen tener los recursos suficientes para llevar a cabo la migración a la nube. Y sin embargo, solo el 16 % de ellas lo incluye en sus presupuestos. También hacen falta líderes definidos para impulsarlo, así lo admiten el 46 % de las empresas consultadas. Entre otros problemas que se repiten entre las firmas, está la falta de colaboración entre áreas o que los responsables de ciberseguridad no están lo suficientemente implicados.