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Dreame A2, un robot cortacésped plagado de sensores y totalmente autónomo

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Con tecnología de visión impulsada por IA y algoritmos avanzados, mapea automáticamente jardines de 3.000 metros cuadrados, navega sin necesidad de cables ni postes adicionales y esquiva o supera obstáculos. Está equipado con un LiDAR 3D y a través de la app permite variar la altura de corte, programar sesiones de trabajo y generar mapas en tres dimensiones de nuestra finca.

05 may 2025 . Actualizado a las 21:49 h.

Aquí hay mucha tela que cortar. Me refiero al cuidado del césped, el gran quebradero de cabeza de quienes tienen un terreno o una finca y quieren disfrutar de una hierba que, si no es como la de un campo de golf, al menos se le aproxime. O, simplemente, que tenga una altura estable a lo largo del año, para poder utilizar ese espacio verde y que además resulte estéticamente atractivo. Históricamente, las máquinas cortacésped han pasado de los modelos manuales o eléctricos y de gasolina, pero que había que empujar, a los minitractores (que igualmente obligaban a manejarlos durante horas, aunque fuera sentados), y, finalmente, los robots. Pero estos últimos han experimentado también una importante evolución: los primeros exigían delimitar toda la zona de corte con unos cables, que el robot detecta y no traspasa, un sistema que necesita una instalación profesional y es susceptible de que se produzcan averías (el hilo suele sufrir cortes). Después aparecieron los que no necesitan cables, pero sí una estación o poste RTK (un sistema de posicionamiento y navegación que utiliza la tecnología GNSS o Global Navigation Satellite System) que es necesario ubicar en el centro del terreno, para asegurar una buena cobertura.

Ahora llega el cortacésped definitivo, que actúa igual que el robot aspirador que tenemos en casa, pero en una superficie muchísimo mayor y con numerosos obstáculos, desniveles, superficies diferentes... y expuesto a las inclemencias del tiempo. Es un trabajo más complicado que pasar por encima del parqué o de unas alfombras. Y el nuevo Dreame A2 lo hace a la perfección. Desde hace poco más de un mes está disponible en España y hemos podido ponerlo a prueba para comprobar de lo que es capaz, y no se lo hemos puesto fácil: lo hemos soltado en una finca de 3.200 metros cuadrados, con numerosos árboles, perfil irregular, escaleras, caminos de piedra, raíces saliendo del terreno y hasta topos levantando montones de tierra.

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El Dreame A2 llama la atención nada más sacarlo de la caja por su diseño, una de las señas de identidad de la compañía china, que no solo fabrica productos de alta tecnología sino que sean visualmente atractivos. Y, ciertamente, este robot podría ser la nueva nave espacial que sustituyera al Halcon Milenario de Han Solo, con su carrocería futurista y los sensores y cámaras del sistema OmniSense 2.0 de ultradetección 3D con inteligencia artificial. Frente a otros cortacésped que parecen un 4x4, este podría ganar el concurso de elegancia de automóviles de Pebble Beach. El kit incluye una base de carga que se monta en menos de un minuto y se ancla al terreno con los tornillos de plástico suministrados, un pequeño cepillo de limpieza y un caja con 81 cuchillas de repuesto. Merece la pena detenerse en este último detalle: todos los robots de este tipo funcionan con un disco rotatorio que aloja tres cuchillas de acero, cuya duración (dependiendo de la frecuencia de uso y de las condiciones del césped) es de unas seis semanas, o dos meses si la parcela no es muy grande. Incluso aunque estirásemos este plazo de tiempo hasta los tres meses, cada año gastaríamos 12 cuchillas, por lo que el Dreame A2 garantiza siete años (incluyendo las tres que lleva montadas de serie) sin tener que preocuparse de comprar más unidades. Una caja con seis cuchillas y sus respectivos tornillos cuesta alrededor de 20 euros, por lo que el ahorro supone cerca de 300 euros.

A la hora de elegir el lugar donde ubicar la estación es conveniente que sea una superficie lo más plana posible, e incluso con una ligerísima inclinación descendente. Así evitaremos que el robot no haga tope en la base con alguno de sus bornes metálicos, lo que puede provocar errores de conexión e impedir la carga. También es importante que tenga cobertura wifi en este punto, aunque no sea de la máxima intensidad, para cargar las actualizaciones de firmware. Una vez instalada la aplicación Dreamehome ya podremos añadir el dispositivo y controlarlo desde el móvil. No obstante, el robot tiene un centro de mando con pantalla bajo la tapa superior, a través del cual podemos activar la mayoría de las funciones, además de ponerle una contraseña.

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La gran ventaja de este modelo es su capacidad de mapear grandes superficies para después trabajar sobre ellas en función de los horarios y las características de corte que nosotros le digamos. Para hacer un mapa hay dos opciones: la automática, en la que el propio robot recorre solo la finca definiendo sus límites; o, si, la parcela es muy compleja, podemos guiarlo nosotros mismos mediante el smartphone como si fuera un coche teledirigido. Se pueden guardar dos mapas diferentes (por si queremos emplearlo en otra vivienda, por ejemplo) y en cada uno de ellos establecer diferentes zonas. También se pueden establecer caminos que unan las zonas, y áreas de exclusión por donde no queremos que pase el cortacésped. Merece la pena dedicar un poco de tiempo en esta configuración para así obtener el mejor mapa del terreno, aunque desde aquí le proponemos a Dreame una futura actualización: poder trazar los mapas directamente con el dedo sobre una vista GPS del jardín desde el móvil o una tableta táctil.

A diferencia de los cortacésped de hilo, que recorren la parcela chocando con todo aquello que no está detrás del cable delimitador, el Dreame A2 cuenta con un sensor LiDAR (Laser imaging Detection and Ranging, una técnica de teledetección que utiliza pulsos de luz láser para medir distancias y crear mapas 3D) que ve literalmente hasta 70 metros de distancia con un gran angular de 360 grados y precisión de centímetros. Junto a la cámara frontal de alta definición y HDR, captura el entorno con gran detalle y utiliza un avanzado análisis de datos para identificar objetos en el entorno. De esta forma, el robot no choca con árboles, escaleras o cualquier otro obstáculo, simplemente se da la vuelta y prosigue su camino. Esto también le permite diferenciar las zonas con hierba y sin ella (retrae el disco de corte en estas últimas, por ejemplo, en senderos de piedra o madera) y detectar personas y objetos diseminados por el césped: mesas, sillas, herramientas de jardín, juguetes, cercas, mangueras, bolas de tenis... Tampoco será un peligro para animales pequeños, ya sean mascotas como gatos o perros, o algún erizo que se haya colado en nuestra finca. Si no estamos en casa, incluso podemos activar la cámara del robot para que nos envíe al teléfono móvil imágenes en tiempo real, y es capaz de notificar la presencia de actividad humana.

El manejo del robot desde la app es muy intuitivo. Una vez elegido un mapa podemos decir que corte toda la superficie, que se centre en una zona específica o en un punto concreto dentro de esa zona, o que se mueva a lo largo de los límites para un corte preciso del borde. Gracias a la tecnología EdgeMaster, el disco de corte se extiende automáticamente hacia afuera manteniendo la distancia con el borde a menos de 5 centímetros, una función especialmente útil para límites irregulares o altos. En el apartado horario podemos definir tiempos de trabajo para cada zona, además de programas dobles según la estación del año (primavera-verano, otoño-invierno). En cuanto a las preferencias de corte hay un modo general, donde se puede variar la eficiencia (estándar, unos 120 metros cuadrados por hora; y eficiente, que sube a 200 metros cuadrados), la altura de corte (entre 3 y 7 centímetros), la de evasión de obstáculos o hacer ajustes en la dirección de corte: desde tablero de ajedrez (corte cruzado de 90 grados en giros alternos) a cruzado (cambia la dirección de corte a 45 grados) o personalizado por nosotros mismos. Todos los parámetros se pueden variar para crear un modo que se ajuste a preferencias o necesidades concretas, por lo que el software ofrece muchas posibilidades. Una de las que nos llamó mucho la atención es la capacidad de crear mapas en tres dimensiones donde se distinguen todos los elementos que hay en la finca (hierba, árboles, arbustos, parterres, construcciones, cierres...). Otra opción, aunque no la pusimos a prueba, es elegir distintos patrones de corte y crear diseños personalizados en el césped, como corazones, cuadrados y otros diseños creativos.

Una vez terminada la tarea tenemos un registro de trabajo que nos dice la superficie cortada, el tiempo total empleado y los sitios donde ha evitado un obstáculo. Por ejemplo, en una zona de 960 metros cuadrados tardó 25 horas en el modo estándar, mientras que en el eficiente rebajó esa cifra a 19,5 horas. Según Dreame, en este modo puede llegar a completar 2.000 metros cuadrados en solo un día. Cuando la batería baja del 15 %, el A2 regresa automáticamente a la estación de carga y después de cargarse por completo reanuda la tarea en el mismo lugar donde la dejó. El robot puede subir por pendientes de hasta el 50 % (26,5 grados) y gracias a la conexión inalámbrica con la estación (y esta con el rúter) se le pueden dar órdenes aunque no estemos físicamente en la finca.

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Una de las cosas que se podrían mejorar es, de cara al mantenimiento, un diseño de la carcasa exterior que dejara más libertad a las ruedas, aunque sea a costa de perder un poco ese aspecto elegante y aerodinámico del que hablábamos al principio. Normalmente es mejor no segar el césped cuando llueve, pero si lo hacemos lo normal es que se adhiera bastante barro, hierba y hojas a la zona inferior, que luego se solidifica y será necesario limpiar periódicamente. Por suerte, el robot cuenta con un índice de impermeabilidad IPX6, por lo que está protegido contra chorros de agua potentes y podemos darle unos manguerazos para facilitar esta tarea. Los sensores también permiten que el A2 vuelva solo a la estación cuando empieza a llover (esta función se puede activar o desactivar). La base tiene una pequeña cubierta que protege la cámara y el sensor LiDAR.

El Dreame A2 es muy práctico para casas con jardines delanteros y traseros separados, ya que permite crear y gestionar dos mapas independientes, con distintos planes de corte para cada zona. Esta particularidad también lo hace útil para quienes tienen varias propiedades, aunque hay que tener en cuenta, a la hora de transportarlo, que el robot pesa 16,3 kilos y la base de carga otros 3,3. Un detalle importante es el módulo de datos Dreame Link que lleva preinstalado, y que asegura una conexión en tiempo real incluso sin Wi-Fi: podemos rastrear la ubicación del cortacésped usando Google Maps y si sale fuera del área mapeada la aplicación enviará una alerta inmediata; este servicio es gratuito los tres primeros años y después sería de pago. Con un precio de 2.499 euros, es compatible con Alexa y Google Home, y el nivel de ruido cuando está trabajando no supera los 55 decibelios. Está pensado para jardines de hasta 3.000 metros cuadrados y tiene un hermano menor, el Dreame A1 Pro, con menos funciones y que cubre hasta 2.000 metros cuadrados de superficie (cuesta 1.376 euros).