Las discotecas de Santiago se reinventan para armarla: de los prefindes para menores y hosteleros a una «kiss cam»

Andrés Vázquez Martínez
Andrés Vázquez SANTIAGO / LA VOZ

VIVIR SANTIAGO

PACO RODRÍGUEZ

Numerosas iniciativas novedosas llegan a las salas compostelanas, como las fiestas para colectivos

21 dic 2022 . Actualizado a las 10:28 h.

A un paso de lo que será la traca final, concentrada en el día de Fin de Año, las discotecas de Compostela apuran lo que queda de diciembre para despedir a los estudiantes antes de sus vacaciones. Esta semana aún hay alguna de sus fiestas de pre Fin de Año, los llamados prefindes, pero lo cierto es que desde hace unas semanas, con la llegada de los exámenes, el alumnado de la Universidade de Santiago ya está dejando paso a los picheleiros en las salas de la ciudad.

Concretamente, la discoteca Facultad cerrará el ciclo universitario con el prefinde de Medicina y Economía mañana mientras que Vanitas tuvo ayer el de Odontología y prepara para la noche de hoy el de Magisterio. Con estas últimas fiestas de fin de año y también de exámenes se despiden los estudiantes de los pubs compostelanos hasta la última semana de enero, cuando vuelvan a las discotecas para celebrar el final real del primer cuatrimestre y de sus evaluaciones. 

A pesar de todo, el ritmo no para en Navidades. Precisamente en la discoteca Vanitas, una de las más de moda que hay a día de hoy en Santiago, tienen para mañana preparada una fiesta innovadora, que incorpora un elemento importado desde los campos de fútbol o las canchas de baloncesto: nada menos que una kiss cam. Desde su gerencia apuntan que para esta iniciativa contarán con un equipo de realización profesional, que hará de sus pantallas un marcador deportivo durante el descanso del partido. 

No solo eso, pues para el viernes 23 por la tarde apuestan por un pre Fin de Año juvenil, orientado adolescentes de entre 14 y 17 años y celebrado entre las siete de la tarde y las diez de la noche. Esta iniciativa es algo que se viene haciendo desde años, pero quien la redobla es la discoteca Ruta. Ellos preparan una fiesta orientada a jóvenes de entre 15 y 17 años para la propia noche de Fin de Año, a partir de la una de la madrugada. En ambos casos se requiere comprar la entrada previamente, costando en este último caso treinta euros las primeras que se vendan (incluyendo seis consumiciones sin alcohol) y diez en el de Facultad, con derecho a dos refrescos y doce gominolas para comer con las campanadas que van a recrear.

Más allá de Ruta, el resto de discotecas planean una fiesta de Fin de Año tradicional, con cotillón y entrada para adultos. Es justo lo que harán Facultad, Vanitas y Blaster. En el caso de esta última sala cambiarán de año a las cuatro de la madrugada, tras entregar a cada persona que esté de fiesta en el local una bolsita con doce gominolas. Ahora bien, avisan desde la gerencia de esa sala que para el 31 cuentan con tener lleno absoluto «igual que todas as demais, que esa noite é das máis fortes do ano» e incluso afirman que muchas entradas ya tienen dueño.

En jornadas como esa, «ou o Apóstolo, ou días así» es casi imposible entrar en ningún local si no se es precavido en los días anteriores. Esto es así porque, a pesar de que no hay estudiantes, «a xente de Santiago sae toda, dende os que xa o fan cada fin de semana ata aqueles que se reservan para unha data especial, pois está o é, sen dúbida». De este modo, no será difícil encontrarse a «maduritos» con ganas de pasarlo bien y desinhibirse al menos para cerrar el 2022.

Fiesta también para quien nunca la tiene

Blaster, por su parte, que abrirá todos los días de esta semana, Nochebuena y Navidad incluidos, se unió también a las iniciativas emprendedoras, como aquella de la kiss cam que propone para mañana Vanitas. Lo hicieron el pasado domingo con un pre Fin de Año solo para compañeros del mundo de la hostelería, que nunca pueden vivir las festividades de bienvenida al año nuevo porque están trabajando.

«Dende hai uns anos facemos esta previa na que invitamos a toda a xente da hostelaría de Santiago», señalan desde Blaster. Tienen la suerte de que se llevan muy bien, así que el buen rollo invadió la pista mientras los que darán las gominolas la noche del 31 se tomaban las suyas en su propio cotillón. «Ata a unha da mañá estivemos só os hostaleiros, despois a entrada liberouse para todo o mundo». Pensando en el bienestar de sus compañeros hasta hicieron dos recreaciones de las campanadas, una a las dos de la madrugada para los que trabajaban al día siguiente y otra a las seis, para los que salían tarde de sus empleos y no llegaban a la otra.