Las anotaciones incendiarias en varios libros de una feria de Santiago que sorprendieron, y viralizó, el escritor Javier Peña: «Ya no me atreví a abrir el mío»

Olalla Sánchez Pintos
Olalla Sánchez SANTIAGO

VIVIR SANTIAGO

XOAN A. SOLER

En varios ejemplares que el autor hojeó en la Feira do Libro Antigo e de Ocasión de Galicia, y que habían pertenecido a un mismo autor, aparecían valoraciones tan negativas como «bodrio inmenso», «unha merda» o «timo de novela»

19 may 2023 . Actualizado a las 14:11 h.

Ayer, en el día grande de la Ascensión, y mientras muchos gallegos disfrutaban de las atracciones de feria, otros tantos aprovechaban un paseo por la concurrida Alameda compostelana para hojear ejemplares en la Feira do Libro Antigo e de Ocasión de Galicia, que permanecerá en la ferradura hasta el 28 de mayo. Uno de ellos fue el escritor gallego Javier Peña, el autor que ya sorprendió en el 2019 con la trama coral Infelices y repitió éxito dos años después con el thriller psicológico Agnes. «Me acerqué con una amiga al primer puesto, al de la librería coruñesa A Tobeira de Oza, donde siempre encuentro de los mejores ejemplares. Al abrir un libro nos llamó la atención la crítica, destructiva, que su anterior dueño había puesto en su primera página, en rojo y en varios idiomas, hasta en francés e inglés. Había valorado El motel del voyeur, del escritor y reportero Gay Talese como ''Una mierda!'', ''Une merde!'', ''Unha merda!'', ''Fuck book!'', explica aún sorprendido Javier Peña.

«Al abrir otros títulos, que a mí me parecían interesantes, encontré críticas parecidas. Resultaba llamativo por la calidad de sus autores. La valoración más positiva que encontré -ironiza-, que era de «flojita», era sobre La montaña del alma, la obra más importante de Gao Xingjan, el escritor chino que en el año 2000 logró el Premio Nobel de Literatura. De un autor gallego premiado por la crítica el comentario era este: ''eternamente mala, pero mala de 'cojones'''. El anterior dueño hasta prometió ir a buscar al autor y al jurado que le dio un premio para que le devuelvan el dinero de ese ''bodrio inmenso, de ese timo de novela''», explica sobre un comentario que Javier Peña no dudó en trasladar, con fotografías a Twitter, donde la reacción no se hizo esperar. «Más de 20.000 personas se sorprendieron. Creo que no deja de ser curioso que alguien escriba en rojo en sus libros y que luego los intente vender. Algún ejemplar -por lo que vimos- aún lo adquirió en enero», explica, remarcando que es imposible que las anotaciones pasen desapercibidas para los clientes de este puesto de la feria. «Para consultar el precio del libro hay que mirar la primera página y están ahí», detalla.

«Creo que la mitad de los libros que abrimos en ese puesto pertenecían al mismo dueño», continúa el autor gallego, que ya confiesa su intriga por quién será. «Lo único claro es que sabe idiomas y es un lector voraz», subraya. «Mi amiga compró un libro griego, traducido al gallego, que también le pertenecía. Le debió gustar porque no escribió nada. Creo que solo valora los que no le atraen», comenta. 

«En el puesto yo vi uno de mis libros, Infelices, pero no me atreví a abrir la primera página por si acaso», confiesa divertido. «Ya hay gente que por redes me ha anunciado que se pasará por el puesto a mirar», añade, sobre una reacción que desde A Tobeira de Oza confirman que aún no se produjo.

«Esta mañá aínda non veu ninguén por iso», comenta Dani desde el puesto, restándole importancia a las ácidas valoraciones. «É certo que para o usuario pode chamar a atención, pero hai que ter en conta que se trata de libros de segunda man, nos que o autor escribiu todo o que quixo. Son libros usados, que teñen a súa propia historia, e iso tamén é bonito», defiende, sin aportar más información sobre el autor. «Podo intuir quen é, pero na libraría adquirimos exemplares todos os días...», sostiene.

«É certo que hai tres días veu a familiar do autor dun libro que vendiamos no posto. Ese título tamén comprámosllo a ese mesmo dono. Sei que estaba valorado, pero creo que non era tan mala a crítica», recuerda riendo. «O de Infelices non o compramos a ese dono», confirma.