¿Podría existir un equilibrio entre las fiestas en los pisos y el descanso en Santiago? Vecinos, estudiantes y policías responden
VIVIR SANTIAGO
El elevado precio de las consumiciones en los bares y el de las entradas en las discotecas, son los principales motivos que dicen tener los jóvenes para alargar sus «botellones de salón». En busca del equilibrio cordial entre fiesta y descanso, el concello de Santiago propone unas charlas informativas para residentes y universitarios
22 oct 2023 . Actualizado a las 23:54 h.Con el frío y la lluvia, vuelve la temporada de fiestas en los pisos universitarios de Santiago de Compostela. Es el refugio que emplean los estudiantes a falta de botellón o verbena, tan protagonistas en verano, para hacer sus «previas» antes de irse a los pubs y discotecas. Para ellos es la opción más económica para emborracharse antes de bailar, la base del ocio nocturno desde siempre. Aunque la parranda se instale en los pisos, el problema también sigue estando fuera, en la calle, donde durante la noche previa al festivo de día 12 se produjeron veinte identificaciones a jóvenes a raíz de cuatro botellones.
Esta doble vertiente se traduce en molestias para los vecinos, que más de una noche durante todas las semanas tienen que combatir el insomnio que les genera la parranda con llamadas a la policía, tapones y más de una pastilla para poder descansar. Ante los reclamos de los compostelanos, los agentes municipales acuden a donde haga falta, hablan con los jóvenes, los identifican y llegan a multarlos si es preciso, pero el proceso puede ser frustrante en muchas ocasiones para los residentes y más sabiendo que la semana siguiente la historia se repetirá.
Ante esta situación, los universitarios exponen sus argumentos. Lamentan, por un lado, que no existan alternativas a las fiestas caseras en forma de «previa» de lo que vendrá después. «Si no estamos en los bares es porque los precios son muy elevados para nuestra economía», critica Daniela, alumna de Periodismo en la Universidade de Santiago (USC). Esta joven pone de manifiesto una triste realidad: la borrachera no se negocia, como tampoco se negociaba para los que hoy tienen 40 o 50 años, y sale más barato comprarse una botella de algún destilado en el supermercado entre dos, mezclarla con un refresco y beberla con hielos hechos en el congelador de casa.
«La parte económica pesa, claro está, pero no es el único motivo para defender los botellones de salón», indica Adrián, que estudia Química y desarrolla de esta manera su idea: «¿Qué mejor plan hay que gastar poco y estar con tus colegas al calentito y cómodamente? Es infinitamente mejor que tener que consumir en los pubs con lo que cuestan sus consumiciones, quizás mojarse y pasar frío y seguramente tener que estar apretujados en un local enano, como todos los que hay en Compostela». De este modo, Adrián lanza un guante al sector hostelero casi en forma de idea de negocio.
Al otro lado del pasillo
La idea de que las «previas» se hagan en los bares tampoco parece la solución ideal para los vecinos. «A festa na rúa moitas veces é cousa dos establecementos de hostelaría, que non é necesario un botellón para que o ruido e as molestias se noten nas casas, pois é algo que tamén ocorre coas terrazas». En representación de los habitantes de la zona vieja se alza la voz de Roberto Almuiña, presidente de la asociación vecinal Fonseca. Allí, el principal problema no son tanto las fiestas en los pisos, «que universitarios poucos quedan», sino más bien el ambiente que hay en la calle, ya sea en las colas para entrar a los pubs, en las terrazas o en los botellones improvisados que a veces pueblan las plazas.
Son ya muchos años peleando: muchas peticiones a la Valedora do Pobo y muchas reuniones con el alcalde o alcaldesa de turno, en las que poco importa el color político, por lo que cuenta Almuiña. Sitúa las principales zonas conflictivas en San Paio de Antealtares y en la contigua Vía Sacra. «De alí xa teñen marchado veciños porque non se pode vivir, como un amigo que me atopei estes días pola rúa, que me dixo que vendera a casa de súa nai porque xa non podía estar nela». Es por ello que reclama, por un lado, mayor actuación (que no tiene por qué ser presencial) policial sobre las terrazas y las aglomeraciones que incumplan las normativas y, por otro, una elevación del civismo, «pois ao final todos somos veciños e queremos ter unha cidade vella na que se poda vivir».
Indica Almuiña que desde su asociación seguirán trabajando por acortar los horarios apertura de los locales, algo que podrían conseguir a través del artículo 10 de la orden del 23 de octubre de 2020, por la que se determina el horario de apertura y cierre de los establecimientos abiertos al público y de inicio y finalización de los espectáculos públicos y de las actividades recreativas, emitida por la Xunta de Galicia.
«A propia industria da noite debe ser máis sensible e darse conta de que todos somos veciños. Penso que o concello, pola súa parte, tería que garantir a convivencia en toda a cidade, impulsando un horario nocturno racional que vaia en consonancia con este fin. A realidade actual vai ata en contra do turismo que acostumamos a ter e polo que en teoría estamos loitando: un de tipo familiar, que se ve violentado con cada unha destas noites, igual que os veciños. Tamén recibimos queixas de hostais e hoteis sitos na zona vella, non son só os cidadáns individuais os que se queixan».
«O máis importante é o sentido común»
El concello de Santiago organiza para las próximas semanas una serie de charlas con el fin de concienciar a vecinos, universitarios y padres y madres de estos sobre la importancia de respetar las normas y actuar con civismo durante las noches de fiesta. La primera de ellas se celebrará el lunes 23 en el centro sociocultural del Ensanche, invitando en primer lugar a los alumnos de la USC.
Impartirá las ponencias el policía local Martín Camba, que tiene experiencia ya en este tipo de eventos. Una de sus responsabilidades dentro del cuerpo consiste desde el año pasado en visitar los institutos compostelanos con el fin de exponer al alumnado los peligros de la fiesta nocturna, «a súa cara b», como le gusta decir a él. Sus charlas suelen tener mucho éxito entre los jóvenes, por eso ahora hablará con los universitarios.
Los vecinos son la otra cara de la moneda. Hasta ahora, Camba había realizado sesiones pensando en los jóvenes, pero en este caso hablará con vecinos el próximo 9 de noviembre, también en el centro sociocultural del Ensanche. «A eles, que padecen o ocio nocturno, contarémoslles a normativa e tamén os faremos partícipes do noso traballo na práctica. Por exemplo, falaremos de situacións prácticas: poñamos que un veciño chama por ruido. Nós imos ao piso que se nos indica, pero non nos abren a porta dende dentro. O veciño, daquela, pensará que non hai consecuencias, e é certo que inmediatas non, pero nós teremos identificada a dirección e daremos cos infractores, buscando aos propietarios e aos alugados, de ser o caso. É por iso que quizais o veciño pensa que non, pero ao final é o mesmo abrir a porta que non. De feito é peor, porque pode ser que tamén exista unha infracción por non atender á petición dos axentes».
El papel de la policía debe estar en equilibrio sobre tres pilares inestables: «O dereito de pasalo ben que ten a rapazada, o dereito ao descanso que teñen todos os cidadáns de Santiago e o dereito a ofrecer unha actividade económica, como teñen os pubs e discotecas». ¿Cómo se logra? «Un policía, á hora de facer un servizo nocturno, ten que facelo sempre con sentido común de por medio para interpretar as normas», siendo esa la clave que sostiene esta peculiar bóveda.
Por supuesto, él no tiene más soluciones que aportar que estas ponencias, que se completarán con otra orientada a padres y madres para el 23 de noviembre a las cinco y media de la tarde. «Sei que é complexo para os veciños, pero penso que a concienciación é importante e que os resultados vanse ver tarde ou cedo», defiende Camba, que tan solo puede ofrecer su opinión personal más allá del trabajo que hace con los muchachos: «Creo que sería importante reorientar o ocio nocturno cara algo que non estea presidido polo alcohol, pero cando menos polo momento non existen variñas máxicas».
Martín Camba es, ante todo, un fuerte defensor de la empatía y el civismo, «sendo o máis importante o sentido común, que nos axudará a poñernos na situación tanto dos mozos que queren festa como das persoas adultas que desexan descansar».