Cierra por jubilación el Bodegón Os Concheiros, el templo del pulpo que cautivó tanto a generaciones de santiagueses como al grupo Sidonie
VIVIR SANTIAGO
El conocido establecimiento había abierto hace 49 años. «Mucha gente nos dice que cómo lo cerramos, pero llevo 44 años trabajando y necesito descansar», destaca José Antonio Balboa
08 abr 2024 . Actualizado a las 14:29 h.Este fin de semana un cartel de «cerrado por jubilación» situado en la fachada del Bodegón Os Concheiros ya avanzaba que Santiago despedía a otro de los grandes templos del pulpo. «Es hoy el primer día en que oficialmente estoy jubilado», aclara José Antonio Balboa, el hostelero que cogió las riendas del clásico local abierto por su suegro, José Rodeiro Salgueiro, hace 49 años en su inicial ubicación, en la rúa Fonte dos Concheiros, a escasos metros de donde en el 2017 él lo reabrió en su nueva sede.
«La primera pulpería la condujo mi suegro y mi mujer, Élida Rodeiro, que ya empezó en ella de niña, lavando tazas con 13 años», evoca José Antonio, aludiendo a ese primer establecimiento situado en la entrada al casco histórico por el Camino Francés y del que generaciones de santiagueses guardan, con sus mesas corridas, mantel de papel, platos de madera o afamado pulpo, infinitos recuerdos.
«El grupo Sidonie no fallaba cuando estaba en Santiago. En el nuevo bodegón puse una foto que nos dedicaron», desliza con orgullo José Antonio, recordando cómo la conocida banda grupo incluso grabó en la pulpería uno de sus videoclips, en el que sus miembros aparecen tocando entre pipas de vino, ante una mesa con mantel de papel o tazas de ribeiro o, incluso, realizando percusiones sobre paneras.
«En el 2017 muchos vecinos nos decían apenados que por qué dejábamos ese histórico local, pero tuvimos que cambiarnos para dejarlo a sus dueños. Eso sí, se puede decir que esta pulpería abrió ininterrumpidamente durante 49 años. Ese antiguo local lo cerramos el 16 de marzo de ese 2017, y el 17 de marzo, ya reabrimos el negocio cerca, en la rúa Berlín», añade José Antonio, aclarando que en la nueva etapa, en la que se dejó atrás el encanto de los barriles, pero se mantuvo la misma filosofía y oferta gastronómica -con el pulpo como producto estrella-, ya estuvo él al frente.
«Yo llevo 44 años trabajando. En un inicio fui soldador. Desde hace 39 años fui conductor de autobuses. De hecho creo que tengo llevado al colegio a medio Santiago», rememora con cariño. «Desde el 2017, y al mismo tiempo que seguía con los buses, también cogí el bodegón. Yo quería continuar para que no perdiese ese local tradicional. Llegué a trabajar muchas horas seguidas al día... Mucha gente nos dice que cómo lo cerramos, pero necesito descansar. Quiero disfrutar de mis nietos», destaca, mientras aclara que ya intenta acostumbrarse a su nueva etapa laboral.
«Desde que hace mes y medio tomé la decisión de jubilarme, ya hubo mucha gente que se puso en contacto con nosotros, pero, por el momento, aún no hemos tomado ninguna decisión con respecto al local, que tenemos en propiedad», señala, explicando cómo no cree que el negocio tenga relevo en su propia familia. «Tenemos dos hijos, pero, en principio, no seguirán con ello. Aún tengo que decidir qué pasará. Aún me jubilé hoy», incide, agradecido a todas las muestras de cariño que por parte de los vecinos y clientes fieles no para de recibir.