El nitrato en el agua de grifo y embotellada, posible factor de riesgo del cáncer de próstata

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

Manki Kim

Un estudio del ISGlobal en casi 700 pacientes relaciona la exposición al contaminante con una mayor probabilidad de tener el tumor, pero esta primera evidencia deberá ser refrendada por nuevos trabajos

08 mar 2023 . Actualizado a las 23:26 h.

El nitrato ingerido durante la vida adulta a través del agua del grifo y el agua embotellada podría ser un factor de riesgo de cáncer de próstata, sobre todo en el caso de tumores agresivos y en hombres más jóvenes. Lo sugiere un estudio realizado en España y liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación "la Caixa". Los resultados de este trabajo científico se han publicado en Environmental Health Perspectives.

La investigación también apunta a un papel importante de la dieta. Así, el equipo investigador ha encontrado que comer abundante fibra, frutas y verduras o vitamina C podría reducir este efecto negativo del nitrato en el agua de consumo.

El objetivo del estudio era evaluar si existía una relación entre la ingesta de nitrato y trihalometanos (THMs) a través del agua de consumo y el cáncer de próstata. Tanto el nitrato como los THMs son dos de los contaminantes más habituales del agua de consumo.

El nitrato presente en el agua procede de los fertilizantes y excrementos de la agricultura y ganadería intensivas. La lluvia lo arrastra hasta los acuíferos y ríos. «Es un compuesto que forma parte de la naturaleza, pero hemos alterado su ciclo natural», explica Cristina Villanueva, investigadora de ISGlobal especializada en contaminación del agua. Ahora se estudia si una exposición al nitrato sostenida a lo largo de la vida adulta podría llegar a desencadenar un cáncer.

Por su parte, los THMs son subproductos de la desinfección del agua, es decir, compuestos químicos que se forman tras desinfectar el agua para su consumo, generalmente con cloro. A diferencia del nitrato, cuya única ruta de entrada es la ingestión, los THMs también se pueden inhalar y absorber a través de la piel al ducharnos, asistir a piscinas o lavar los platos. La exposición a largo plazo a THMs se ha asociado con un mayor riesgo de cáncer de vejiga, pero hasta el momento la evidencia de su relación con otros tipos de cáncer ha sido muy limitada.

Exposición a largo plazo

Para evaluar la posible asociación entre el cáncer de próstata y la exposición a largo plazo al nitrato y los THMs en el agua de consumo, un equipo investigador liderado por ISGlobal estudió 697 casos de cáncer de próstata de hospitales españoles entre el 2008 y el 2013 (de los cuales 97 presentaban tumores agresivos), así como otros 927 hombres de entre 38 y 85 años que no estaban diagnosticados de cáncer en el momento del estudio y que ejercieron de grupo de control.

Conociendo dónde habían vivido esas personas y el tipo de agua (del grifo, embotellada o, en algún caso, de pozo) así como la cantidad de agua que habían bebido a lo largo de su vida, se estimó la media de nitrato y trihalometanos a la que cada participante habría estado expuesto desde los 18 años. Las estimaciones se realizaron a partir de datos disponibles procedentes de controles en el agua de consumo realizados por los municipios o las empresas concesionarias, de análisis realizados a aguas embotelladas de las marcas con mayor distribución y de mediciones en diferentes puntos de España abastecidos por aguas subterráneas.

Cuanto mayor fue el nitrato ingerido, mayor fue la asociación con el cáncer de próstata. Aquellos participantes con ingestas más altas de nitrato a través del agua (más de 14 mg/d de media a lo largo de la vida) multiplicaban por 1,6 la probabilidad de padecer un cáncer de próstata de bajo grado o medio, y multiplicaban casi por 3 la probabilidad de desarrollar un tumor de próstata agresivo, comparados con aquellos participantes que presentaban ingestas de nitrato más bajas (menos de 6 mg/día de media a lo largo de la vida).

«Se ha sugerido que los cánceres de próstata agresivos y, por tanto, de peor pronóstico, tienen causas etiológicas subyacentes diferentes a los tumores de crecimiento lento con un curso indolente, y nuestros hallazgos confirman esta posibilidad» explica Carolina Donat-Vargas, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio. La investigadora también resalta que «los riesgos asociados a la ingesta de nitrato a través del agua ya se observan a consumos de agua con niveles por debajo de los máximos permitidos por las directivas europeas, 50 mg de nitrato por litro de agua».

Beber agua no implica desarrollar un cáncer

Las autoras, no obstante, matizan que se trata de una primera evidencia que deberá ser refrendada con nuevos estudios, por lo que aún queda mucho camino antes de poder hablar de una relación de causalidad. «Exponerse a los nitratos a través del agua de consumo no implica que se vaya a desarrollar un cáncer de próstata», aclara Carolina Donat-Vargas. «Lo que sí esperamos es que este estudio, junto a otros, pueda contribuir a que se revisen los niveles permitidos de nitrato en el agua de modo que garanticen que no implican un riesgo para la salud humana», añade.

Por otro lado, mientras que los THMs ingeridos no se asociaron con el cáncer de próstata, sí lo hicieron los niveles de THMs en el agua corriente residencial, lo que sugiere que la inhalación y exposición dérmica podrían tener un peso significativo en la exposición total. Se necesitan más estudios cuantificando apropiadamente la exposición a THMs a través de las diferentes rutas para poder extraer conclusiones firmes.

Fibra, fruta, verdura y vitamina C para prevenir el cáncer de próstata

Los participantes también respondieron un cuestionario de frecuencia de alimentos, a través del cual se obtuvieron datos individuales sobre su dieta. Un dato sobresaliente del estudio es que las asociaciones entre nitrato ingerido y cáncer de próstata solo se observaron en los hombres que ingerían menos fibra, fruta y verduras, o vitamina C.

«Los antioxidantes, las vitaminas y los polifenoles de las frutas y verduras podrían actuar como inhibidores de la formación de nitrosaminas en el estómago, que son los compuestos con potencial carcinógeno», explica Carolina Donat-Vargas. «Por otro lado, la vitamina C ha demostrado una actividad antitumoral notable», agrega. «Y la fibra, por su parte, beneficia a las bacterias intestinales, lo que ejerce un efecto protector frente a tóxicos derivados de los alimentos, incluidas las nitrosaminas.«En aquellos hombres con consumos más bajos de fibra (? 11g/día), una mayor ingesta de nitrato multiplicó por 2,3 la probabilidad de padecer un cáncer de próstata. Sin embargo, en aquellos con consumos más altos de fibra (>11g/día), una mayor ingesta de nitrato no se asoció con mayor probabilidad de cáncer de próstata», dicen los autores del trabajo.

El equipo investigador espera que este trabajo contribuya a crear conciencia de los potenciales efectos ecológicos y en la salud humana de los contaminantes presentes en el agua, así como convencer a las administraciones para que controlen de forma más rigurosa este recurso natural.

Entre las medidas que proponen las autoras de la investigación para disminuir los niveles de nitratos figuran «acabar con el uso indiscriminado de fertilizantes y pesticidas», y fomentar dietas que prioricen la salud planetaria mediante una reducción del consumo de alimentos de origen animal, especialmente la carne.

Cáncer de próstata, el más común entre los hombres españoles

El cáncer de próstata parece estar aumentando en todo el mundo y actualmente es el más común entre los hombres españoles (constituye el 22 % de todos los tumores diagnosticados en varones).

Sin embargo, sus causas siguen siendo en gran medida desconocidas y es uno de los pocos cánceres para los que la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) no ha identificado un agente carcinogénico claro. Los factores de riesgo actualmente reconocidos no son modificables (edad, origen étnico o antecedentes familiares), pero se sospecha que ciertas exposiciones ambientales pueden contribuir a su desarrollo, especialmente en su versión más agresiva y de peor pronóstico. Por lo tanto, es de vital importancia seguir explorando los factores ambientales que pueden contribuir a su desarrollo para poder actuar en su prevención.