Llega Fin de Año: el ocio nocturno rural desafía por un día la hegemonía festiva de las ciudades
SOCIEDAD

Antiguas zonas de marcha reviven de manera fugaz para recibir el nuevo año
29 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.El ocio nocturno gallego lleva años urbanizado. Las ciudades, Vigo y A Coruña particularmente, funcionan como aspiradoras que, poco a poco, han reducido a la mínima expresión las zonas de marcha que a principios de siglo florecían en muchas cabeceras de comarca o incluso en localidades más pequeñas.
Sin embargo, en Nochevieja, aunque obviamente los locales de las ciudades están prácticamente todos a reventar, la tendencia se invierte un poco. La pereza que da desplazarse, el temor a los accidentes y a los controles de tráfico y que ya se acaba de cenar muy tarde lleva a muchos jóvenes a tomarse las copas de después en el bar del pueblo. Como mucho, se mueve al municipio de al lado, que antaño concentraba decenas de pubs y ahora apenas conserva un puñado de ellos, algunos de los cuales abren expresamente estos días.
Ribadeo, Boiro, O Carballiño, Baiona, Pontedeume, Carballo, Sanxenxo, Ordes, Viveiro o Ponteceso son algunas de estas localidades cuyas zonas de marcha tuvieron tiempos mejores, o donde la oferta se concentra durante el verano, y que ahora, al abrigo del Fin de Año, muestran en cierta medida la cara de antaño. Santa Comba, la capital de la comarca del Xallas, quizás sea el ejemplo más emblemático. A finales de los noventa, principios de los dos mil, llegó a tener tres grandes discotecas y más de medio centenar de locales entre pubs y bares que estiraban su horario. Hace unos años hizo un mínimo intento de volver por sus fueros y ahora apenas subsisten media docena con lo que la noche del martes volverán a verse repletos.
Más curioso todavía es el caso de A Serra de Outes, que tiene apenas mil vecinos y, sin embargo, siempre desborda en afluencia en Nochevieja y eso que de los locales nocturnos que llegó a tener permanecen abierto un par de ellos. Javier López, vecino de la zona, es uno de los habituales en Fin de Año y explica que lo motiva a acudir. «Hai anos a xente arrancaba para Boiro, Santa Comba e por aí adiante. Agora mira se van catro rapaces que comezan a saír. O resto da xente trata de toda de quedar preto da casa, máis que nada polo medo que hai aos controis de Tráfico e porque se a maior parte queda aquí tampouco xa non che presta ir ti só o un grupiño para outro lado», cuenta este treintañero barbanzano.
Electrónica mañanera
Si se piensa con claridad, salir de fiesta en Fin de Año es una tarea de valientes. La digestión de una cena copiosa, el frío, la dificultad para encontrar un taxi o la masificación de los locales de ocio nocturno casi invitan más a quedarse en casa. Eso lo tiene claro Dolores Martínez, una vecina de A Coruña de 29 años, que lleva diez años celebrando Año Nuevo y no Fin de Año. «Yo lo que hago es cenar en casa tranquila, tomar las uvas y acostarme sobre la una», cuenta.
Ella, como miles de aficionados a la música electrónica, celebra la entrada del año en la sala Pelícano, que desde hace casi diez años organiza el 1 de enero el evento Wake Up. Una cita con este tipo de música que este año tiene un cartel con nombres como Héctor Oaks, Ben Sims o Temudo. «Este año el cartel me gusta mucho. Ya es un clásico aquí en A Coruña empezar el año con Ben Sims, y me encanta», dice Dolores.
La fiesta empieza sobre las once de la mañana y termina alrededor de la medianoche. Todo un día de celebración que no impide que el día 2 Dolores pueda ir a trabajar. «El año pasado sí que me pedí vacaciones, pero no siempre hace falta», apunta. Otro de los beneficios del Wake Up, comenta, es que aunque la gente se arregla más de lo normal, no lo hace tanto como en Fin de Año. Cierto es que una sesión de electrónica es incompatible con unos tacones.