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¿Quién es Cesáreo, el Magnífico?

María Cedrón VILALBA / LA VOZ

SOMOS AGRO

Cesáreo con su dueño Saúl Rouco en la granja Fraga do Couto, en Vilalba
Cesáreo con su dueño Saúl Rouco en la granja Fraga do Couto, en Vilalba VÍTOR MEJUTO

Con 300 kilos de peso, es un ejemplar de porco celta carballino que fue indultado por su docilidad y por haber inaugurado una estirpe en la granja Fraga do Couto, en Vilalba

09 jun 2019 . Actualizado a las 23:42 h.

Cesáreo es magnífico. Tiene nombre romano, pero bien podrían recordarle como un rey visigodo: Cesáreo, el Magnífico, I de Vilalba. O I de Ponteceso. Porque este verraco nació el 14 de mayo del 2014 en una explotación de ese concello de la Costa da Morte. Cuando aún era un lechón, fue elegido por los técnicos de la Asociación de Criadores de Raza Porcina Celta (Asoporcel) para inaugurar una estirpe de impresionantes porcos celtas de variedad carballina. Desde Ponteceso emprendió el camino hacia Terra Chá para poblar con sus vástagos la granja Fraga do Coto, de Saúl Rouco, en Vilalba. Ahí cultivó su cuerpo imponente. Porque Cesáreo no es cerdo de porquerizas, es un ejemplar que ha cultivado su fuerza campando entre los robles de esa explotación de catorce hectáreas, el mismo lugar en el que se crían sus descendientes. Porque el porte imponente de Cesáreo es fruto, como todo buen porco celta, de vivir en el campo alimentándose de pastos, bellotas, castañas, brotes y cereal. Esa capacidad para adaptarse a cambios bruscos de temperatura, a la lluvia, al sol... ha hecho que él, y sus retoños, tengan una salud de hierro que reduce al mínimo el uso de antibióticos. De hecho, esta raza está muy adaptada a la vida en explotaciones de régimen extensivo, lo que hacen que su carne sea de coloracion intensa, rica en vitaminas y minerales con vetas de grasa infiltrada que la hacen jugosa y tierna.

Pero Cesáreo, cual César, no fue elegido al azar para comandar una estirpe. Fueron sus características las que le hicieron único entre el resto de miembros de su camada. Tenia buenos aplomos, las orejas tapaban sus pequeños ojos, disponía de un tercio anterior bien desarrollado y tenía unas extremidades porteriores en forma de violín, así como un andar banboleante, caracteristico de esta raza. Esas son las características que se miran a la hora de seleccionar un reproductor o una madre.

Cesáreo no perdona sus masajes vespertinos
Cesáreo no perdona sus masajes vespertinos VÍTOR MEJUTO

Ahora, a punto de cumplir cinco años, Cesáreo tiene un porte imponente. Son 300 kilos de peso que mueve con la ligereza de un cerdo cuya docilidad lo ha convertido en el rey de Fraga do Couto y lo han llevado a desfilar varias veces en el San Froilán ante la corporación municipal. Porque Cesáreo es un cerdo que tanto camina por su fraga como por la capital. Todos quieren una foto con este verraco que representa a una raza que, tras ser la más importante de Galicia hasta los primeros años del siglo XX, acabó estando al borde de la extinción por la entrada en Galicia de otras variantes foráneas.

Pero fue en 1999 cuando la creación de la Asociación de Criadores de Raza Porcina Celta dio un impulso a la raza con la puesta en marcha de un programa de recuperación. Y como explica el veterinario de Asoporcel, Iván Rodríguez, «la mejor forma de conservar una raza es comiéndola».

Cesáreo, el magnífico, como buen semental ha contribuido con creces a la conservación de la especie. A sus cinco años es padre de ni se sabe cuántos lechones o cebos. A primera vista, su porte puede asustar a los que nunca han visto un cerdo delante, pero Cesáreo es dócil. Magnifico no solo por su tamaño, también por su capacidad para seducir a todo el que se acerca a darle un masaje. Y puede que no conquiste las Galias, como César, pero sus descendientes conquistaran el paladar de todo el que pruebe su carne cardiosaludable. La de Cesáreo no podrán probarla. Está indultado.