De la roomba que limpia el estiércol a la cosechadora que sigue al remolque

Quién piense que las nuevas tecnologías están lejos de llegar al campo solo tiene que darse una vuelta por la feria Abanca Cimag-GandAgro, que estos días se celebra en Silleda, para darse cuenta de que esa idea está muy alejada de la realidad. Porque hace ya tiempo que la innovación ha llegado al sector primario, y con intención de quedarse. Lo ha hecho en el campo, con maquinarias cada vez más precisas que miden, analiza, recopilan datos y, además, son cada vez más autónomas. Y también en las granjas, donde hay robots que recuerdan a las aspiradoras autónomas, tipo roomba, y que se encargan de limpiar el estiércol o de vigilar que las vacas estén perfectamente alimentadas. Es la agricultura y la ganadería 4.0 que quiere facilitar la labor de los profesionales.

La picadora de forraje Jaguar 980 de Claas tiene 850 caballos de potencia y un motor de 12 cilindros. Pero no es esta la principal novedad de esta máquina de grandes dimensiones, sino su sistema autofill mejorado, que permite cargar el remolque de forma automática. «Vai dotada dunha cámara que localiza o remolque e o operario só ten que encargarse de manexar a máquina», cuenta Julio Vázquez, jefe de zona en Claas. Este sistema ya estaba instalado en sus predecesoras, pero ahora se ha mejorado y puede localizar el remolque «a máis distancia», añade Vázquez, quien asegura que cada vez más empresas de servicios buscan este tipo de maquinaria «para compensar as carencias de man de obra».

En este mismo espacio está la 5200 Quadrant macroempacadora, una máquina que lo hace casi todo sola. «Recolle a materia do chan, métea dentro e comprímea ata chegar á densidade desexada, fai as pacas e as ata cun so nó, o que permite aforrar fío e non deixar residuos no chan», cuenta Vázquez. Pero es que, además, calcula sola la densidad que deben tener las pacas de hierba en función de la humedad del material, por ejemplo. Un sistema parecido encontramos en Agrícola Durán, aquí su empacadora recoge la hierba del suelo, la pica y hace las bolas y las ata con malla o con film de plástico, en función de las necesidades, además de que las plastifica. 

Esta empresa de maquinaria presume, sobre todo, de su hilerador de cinta, una máquina llamada a sustituir a las que actualmente se utilizan para recoger el forraje y que son giratorias. «Esas meten piedras, tierra y dejan la hilera de forma irregular», asegura Antonio Durán, uno de los responsables de Agrícola Durán. La Pötinguer Mergento VT 9220 no arrastra el forraje, lo levanta, lo que evita que lleve consigo la porquería que hay en el suelo y conserva su calidad. Además, es muy flexible y permita hilerar a un lado, al otro o en el centro. Otra de las novedades que se puede encontrar en este stand es su remolque autocargador, que no lleva grupo de transmisión, sino una transmisión por correa. Esto permite que el remolque ajuste solo la velocidad de recogida en función de la cantidad de forraje que haya en el suelo, además de que demanda menos potencia del tractor, de ahí que también permita ahorrar combustible. Se encarga de recoger y picar la cosecha y lleva incluso un sistema que afila solo las 48 cuchillas que incorpora.

Granjas automáticas

Pero no solo en el campo las nuevas tecnologías ayudan a automatizar las tareas. También en el interior de las granjas los robots van ganando cada vez mas espacio. En Lely, por ejemplo, son expertos en «automatizar las tareas rutinarias de las granjas», cuenta Alberto Sánchez, responsable de márketing. Una de sus máquinas estrella es el robot de ordeño, un sistema que funciona las 24 horas y al que las vacas «vienen cuando quieren para ser ordeñadas», asegura. En Galicia ya se han instalado más de 300 de estas máquinas, que ayudan al ganadero en esta tediosa tarea. Tienen también un robot de alimentación, «que es como una Thermomix que prepara las raciones y da de comer a los animales hasta diez veces al día, en función de las necesidades», asegura. Según Sánchez, las vacas comen entre diez y once veces en una jornada, pero lo normal es que se les deje ahí la comida a primera hora y les dure hasta el final del día, «eso provoca que se oxide, que pierda calidad y que haya hongos». Con el robot de alimentación eso no sucede, porque va preparando raciones en función de las necesidades, mide lo que hay en los comederos y repone cuando es necesario. Pero, sin duda, la estrella de este stand es la máquina limpiadora, que absorbe el estiércol de los establos y lo deposita donde se le diga. «Es como una roomba, que va limpiando», afirma. Eso permite, por ejemplo, que los animales tengan los pies secos, evitando infecciones.

Cuidar de las patas de las vacas es lo que busca el último invento de Lallemand, el pediluvio en seco a base de bacterias. «Tenemos un programa para mantener la buena salud podal de los animales», cuenta David Terán, responsable comercial de la firma para el norte de España. Para ello, han diseñado un pediluvio en el que depositan un polvo lleno de bacterias. Al salir del ordeño, los animales pasan por ahí «esas bacterias se instalan en las pezuñas y los mantienen más saludables, sin patógenos», añade. En este mismo espacio encontramos el Crystalix, que es una melaza cristalizada que aumenta el apetito de las vacas cuando están preñadas. «Leva azucres que permiten que cando a vaca da a luz, despois arranque mellor, evitando metritis, cetosis e retencións», asegura Juan Manuel Clavo, responsable de BPA. Todo ello es innovación e investigación al servicio del sector primario.

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