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La sequía deja huella en el campo: Mermas en cosechas y daños por más de 1.000 millones de euros

M. Cedrón REDACCIÓN

AGRICULTURA

Imagen de archivo de un agricultor recogiendo colza, uno de los cultivos que mejor soportan la falta de agua
Imagen de archivo de un agricultor recogiendo colza, uno de los cultivos que mejor soportan la falta de agua RAQUEL MANZANARES | EFE

España, donde el 14,6 % del territorio está en emergencia por falta de agua, deberá incrementar hasta los 21 millones de toneladas la importación de cereales tras una cosecha un 40% inferior a la del año anterior

13 sep 2023 . Actualizado a las 09:45 h.

La sequía que ha caracterizado al año hidrológico 2022/2023 que termina el 30 de septiembre ha tenido una influencia directa en la cantidad de agua disponible en España. Y ello ha tenido graves consecuencias en la agricultura y la ganadería. De hecho, los cálculos realizados por el Ministerio de Agricultura muestran que las indemnizaciones totales que abonarán los seguros agrarios podrían batir un récord al superar los 1.000 millones de euros a final de año. De ellos, unos 460 millones de euros se destinarán a cultivos siniestrados por la sequía, un 90 % de los que ya fueron abonados en agosto. «A 31 de agosto el seguro agrario ya ha peritado daños en el campo por valor de 974 millones de euros, cuando el año pasado el montante en el conjunto del ejercicio fue de 809 millones de euros», avanzó el titular en funciones de ese departamento, Luis Planas, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros en la que presentó junto a su homóloga de Transición Ecológica y Reto Demográfico el Informe sobre la Gestión de la Sequía en 2023.

Más allá de los cultivos dañados que cubre el seguro agrario, la falta de agua también ha tenido consecuencias en la productividad de los distintos cultivos. Las primeras estimaciones del Ministerio de Agricultura hablan de la reducción de en torno a un 40% en la producción de cereales de otoño-invierno con respecto a la campaña del 2022, una merma que podría rondar el 39% en el caso de la cebada y de un 36 % en el trigo blando, el que se usa para panificación. En el caso del maíz, también se espera una reducción de la cosecha de un 20 % debido a la menor disponibilidad de agua para riego. De ahí que, como avanzó Luis Planas, «algunos agricultores hayan empezado a plantar girasol porque requiere menos cantidad de agua». Pero en el caso de oleaginosas como el girasol o la colza los rendimientos estimados también han bajado en torno a un 30%, Y también se aguardan producciones inferiores de leguminosas en grano como las lentejas. 

«Prevemos que la producción estimada de cereales durante esta campaña _dijo Planas_ sea de en torno a los 11 millones de toneladas, cuando lo habitual es que se sitúe en una horquilla de entre 18 y 24 millones de toneladas. teniendo en cuenta que el consumo en España de cereales está entre los 30 y 35 millones de toneladas, habrá que comprar fuera entre 20 y 21 millones de toneladas de cereales». Por tanto, habrá que importar más cereales de lo habitual en un país deficitario como España. Lo bueno, como añadió el ministro de Agricultura en funciones, es que el mercado internacional de cereales está marcado por una buena cosecha a nivel global que se estima rondará los 2.815 millones de toneladas, un 1% más que la campaña anterior. 

La sequía también ha afectado al olivar y, como consecuencia, a los precios del aceite de oliva. La falta de agua ha provocado que la producción de la actual campaña haya bajado un 55 %, unas cifras que el Ministerio espera que mejoren en la campaña que empieza en octubre. Con todo, los datos que se manejan hasta el momento estiman que la producción no alcanzará el millón de toneladas. Pero para saber qué pasará realmente habrá que aguardar a mediados de octubre. 

La falta de agua debida tanto a la escasez de lluvias como a las restricciones de riego también se ha visto reflejada en el calibre de las frutas. Desde el Ministerio de Agricultura apuntan a que el tamaño de los frutos es menor de lo habitual por lo que su cotización ha bajado en el mercado. Muchos agricultores dedicados a la producción hortícola también decidieron reducir la superficie cultivada de determinados productos ante la escasez de recursos hídricos. Fue el caso de los productores andaluces de tomate para industria que únicamente cosecharon 1.700 hectáreas, cuando lo habitual es que sean unas 6.600 hectáreas. Muchos productores de arroz también optaron directamente por no sembrar

En el caso de la producción de uva vinificada, parece que las últimas lluvias han ayudado al viñedo que arrastraba las consecuencias de la escasez de precipitaciones desde los primeros meses del año, del granizo, las tormentas o las heladas. El sector, según Agricultura, maneja un nivel de producción de entorno a los 36 millones de hectolitros de vino, frente al os 41 millones de la campaña anterior.  

Todos estos datos evidencian las consecuencias de una emergencia climática que causa sequías cada vez más frecuentes. Según los datos facilitados por la vicepresidenta tercera y ministra en funciones para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico en funciones, Teresa Ribera, durante esa misma rueda de prensa ofrecida junto a Luis Planas el 14,6% del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y el 27,4% permanece en alerta. La razón es que la precipitación media global fue un 17,1% más baja del valor normal de referencia de los mismos meses del período de referencia que comprende desde 1991 al 2020, pese a lo que se logró garantizar «el agua para todos». Pero hay que estar alerta.

A 12 de septiembre, la reserva hídrica española está al 37% de su capacidad, con unos 20.734 hectómetros cúbicos acumulados. Donde el escenario es más negro es en las cuencas de Guadalete-Barbate, donde la reserva hídrica es del 16,5%; la del Guadalquivir, donde está en un 19,1%, en las cuencas internas de Cataluña, que están al 23,2% o la del Guadiana, a un 24%. En Galicia, las cuencas Miño-Sil y Galicia-Costa están al 62,3 %y 58,6% de su capacidad, respectivamente. 

Porque como coincidieron ambos ministros en funciones, aunque la DANA ha supuesto un alivio para algunos cultivos como el olivar o el viñedo, no ha solucionado el problema de fondo: la reserva de agua. Para dar respuesta a nuevos episodios de sequía, desde el Ejecutivo en funciones adelantan una inversión de 11.839 millones para impulsar la desalación y la reutilización de agua en el marco de los Planes Hidrológicos 2022-2027. Ese presupuesto también iría destinado a mejorar el uso eficiente de un recurso tan valioso como es el agua a través de la mejora de infraestructuras de regulación o de la redes de suministro. A esa dotación, añaden desde el Ejecutivo, se sumarían 3.060 millones del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica( PERTE) de digitalización del agua, enfocado a impulsar el uso de las nuevas tecnologías y big data para realizar una mejor gestión del agua.