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Vanesa Martínez, directora de Carinsa: «Hay una resistencia del consumidor a las innovaciones alimentarias»

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Cree necesario enseñar a leer bien las etiquetas y desterrar falsas creencias sobre algunos de los ingredientes que utiliza este sector

11 jun 2024 . Actualizado a las 09:45 h.

El Grupo Carinsa destina el 20 % de su presupuesto anual a innovación porque, tal y como nos cuenta su directora general, Vanesa Martínez, esta es fundamental para una empresa que es líder en el sector y trabaja en 57 países. El problema, añade, es que muchas veces existe cierta resistencia por parte del consumidor a esas innovaciones alimentaciones. Por eso Martínez considera imprescindible que se lleven a cabo campañas de divulgación para enseñar a los consumidores a leer correctamente las etiquetas alimentarias. ««Tenemos una industria alimentaria que es una referencia en el mundo y que ha respondido en los momentos más difíciles con buenos productos», afirma. De estas y otras cuestiones hablará en el Foro Galicia Alimentación que el Clúster Alimentario celebra el jueves en la Cidade da Cultura.

—¿Es el sector agroalimentario un sector innovador?

—Totalmente. Para mí es un sector que tiene un factor innovador, lo que pasa es que al consumidor le cuesta aceptar esas innovaciones. Hacemos una innovación constante, buscando alimentos más saludables y más funcionales. Pero, en determinados países, encontramos que hay una resistencia del consumidor a estas innovaciones. Nosotros trabajamos en 57 países de cuatro continentes y notamos diferencias. Los lanzamientos de nuevos productos tenemos que hacerlos fuera de España. Y eso que este es un sector muy seguro, porque Europa tiene mucha regulación y todos los productos tienen unos estándares de seguridad alimentaria muy altos. Además, es también un sector muy resiliente, que se adapta a los cambios, y eso se demostró en la pandemia, cuando no hubo desabastecimiento en los supermercados.

—¿Cuáles son las fronteras que se encuentra el sector a la hora de innovar?

—Las principales limitaciones están en la regulación. En muchos alimentos que no se pueden comercializar en Europa porque no tienen regulación. Otra limitación es también el precio del producto, que debe ser accesible para determinados consumidores. Y una tercera limitación es el consumidor, que debe adaptarse a esos nuevos productos e incluirlos en su lista de la compra.

—¿Por dónde debe ir la innovación en el sector agroalimentario?

—Yo creo que la innovación debe centrarse en varias líneas. Primero, en los ingredientes funcionales, que sean beneficiosos para la salud. Hacer de los alimentos medicina, como decía Hipócrates. También debemos ir hacia productos naturales. Pero, sobre todo, debemos hacer una divulgación de lo que no es nocivo. Tenemos que enseñar a leer las etiquetas al consumidor y que no se deje engañar por falsas tendencias. Por ejemplo, se cree que todos aquellos ingredientes que llevan un número E no son buenos. Y eso no es cierto. El extracto de romero, por ejemplo, se usaba como conservante natural en la industria cárnica. Le pusieron un número E y ahora la industria lo rechaza, porque el consumidor no lo quiere. Por otro lado, también tenemos que hacer productos más sostenibles, en línea con la economía circular. La industria está trabajando para que los descartes se conviertan en subproductos y poder aprovecharlos. Ahí estamos haciendo un gran esfuerzo. Hay otra línea para trabajar el embalaje, buscando que sea más sostenible e incluso comestible.

—¿La innovación es muy importante para una industria como la suya?

—Nosotros invertimos el 20 % de nuestro presupuesto en innovación y eso es muchísimo. Tenemos innovación en tres ejes: salud, en sostenibilidad y en disrupción y emoción. Estamos muy dirigidos a diferentes colectivos. Pero hay que tener en cuenta que la innovación no es cortoplacista y tenemos muchos proyectos a corto, medio y largo plazo. A largo plazo estamos estudiando la carne cultivada o la impresión en 3D. Y aquí el reto no es cortoplacista. Hay que invertir y estar en primera línea de salida, para cuando el consumidor esté listo para aceptar esos nuevos productos.

—La tecnología avanza día a día ¿cómo deben hacer las empresas para tener acceso a ella?

—Teniendo un amplio ecosistema y trabajando con centros de investigación, pero también con hospitales para hacer estudios o con otras empresas, en consorcios. Y también en la parte administrativa, con departamentos legales, porque puede haber productos buenísimos que no tengan regulación. Nosotros estamos en un consorcio que desarrolla un proyecto para conocer mejor al consumidor y ponerlo en el centro para saber qué opina de determinados alimentos. Eso hace que seamos más eficientes cuando lanzamos un producto, porque sabemos exactamente el éxito que va a tener. Somos líderes en el sector de la alimentación y siempre decimos que, junto con nuestros clientes, hacemos los mejores productos para el consumidor, porque ellos saben lo que quieren.