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Un vecino de O Barqueiro surte de patatas a toda la costa norte: «Vendo desde Cedeira a Xixón»

ANA F. CUBA MAÑÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Camilo Rego dejó la hostelería para dedicarse de lleno al sector de la alimentación
Camilo Rego dejó la hostelería para dedicarse de lleno al sector de la alimentación CEDIDA

Camilo Rego trabaja con tiendas de barrio, hostelería y particulares, con servicio a domicilio

20 nov 2024 . Actualizado a las 09:05 h.

La pandemia le obligó a cerrar el negocio de hostelería que gestionaba en Viveiro y aquellas semanas de incertidumbre, entre marzo y abril de 2020, decidió emprender en el sector de la alimentación. Patatas Rego nació como un salvavidas en tiempos del covid-19 y ha acabado convirtiéndose en la principal actividad de Camilo Rego Albo (Xove, 47 años), que lleva dos décadas viviendo en O Barqueiro (Mañón), donde también gestionó durante cuatro años un local del puerto.

Montó el almacén en Celeiro (Viveiro), que además funciona como tienda, y se especializó en cuatro productos de la huerta gallega —patatas, cebollas, ajos y grelos— y algo de licores destilados en Galicia, como la crema de orujo o la caña de hierbas. «Vendemos na nosa tenda e distribuímos a pequenos supermercados de barrio, establecementos de hostalería e directamente a particulares, con servizo de reparto a domicilio», explica.

Mañón, Ortigueira, O Vicedo y Viveiro constituyen el centro de operaciones de esta empresa con tres empleados, pero ha ido ampliando mercado y los furgones de Patatas Rego ya están presentes en toda la costa norte de Galicia y parte de Asturias. «Vendemos desde Cedeira hasta Xixón. Dicíannos que a pataca de Asturias non era moi boa, e pensamos en intentar abrir unha carteira de clientes, probamos e xa temos uns cantos, a xente está contenta e seguiremos crecendo por esa zona. É unha maneira de gañar mercado, tes que distinguirte dos demais», señala.

La ruta del lunes discurre por A Mariña lucense; los martes se mueve por Mañón, Ortigueira, Cariño y Cedeira; los miércoles es el turno de Avilés; y los jueves, el de Gijón. «Pola zona máis próxima imos todos os días», aclara. Rego Albo tiene clara su apuesta «polo produto típico da nosa terra, de calidade», y ofrece patatas de Xinzo de Limia durante seis meses al año, de septiembre a marzo. «Comprámoslles directamente aos agricultores, no campo», destaca. Cuando se queda sin mercancía local, recurre a los patatales de Sevilla y Cartagena, «cando vén a pataca nova», Valladolid y Burgos.

«Pero sempre traballo con pataca nacional, nunca a traemos de fóra. No mercado hai moita de Francia, Holanda, Exipto... a que vendemos nós é das variedades Agria e Kennebek, as típicas galegas, e algo de Baraka», indica. «En Galicia somos moi pataqueiros e gústanos a pataca de aquí», reitera. Sirve sacos de cinco, diez y veinte kilos (el de más peso lo cobra a 16 euros), hay quien le compra casi cada semana y otros, de mes en mes.

El precio no varía con la entrega a domicilio. De su experiencia de estos cuatro años, este comerciante concluye que «no rural plántase cada vez menos, porque a xente vai maior e xa non pode traballar (e os novos non botan patacas), e porque é unha complicación, e ao final sáelles mellor». La polilla guatemalteca ha tenido mucho que ver en este cambio, primero por la prohibición de cultivar en muchas zonas y ahora por la obligación de declarar cada plantación.