Funcionarios y tutores: así supervisa Medio Rural el trabajo de quienes se incorporan al campo

AGRICULTURA
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Personal de las oficinas agrarias asesora a la gente que recibe ayudas para dedicarse a la agricultura o a la ganadería
19 feb 2025 . Actualizado a las 09:59 h.Los funcionarios de las oficinas agrarias comarcales, que pertenecen a la Consellería de Medio Rural, son también tutores. Esta nueva dimensión es consecuencia de la supervisión que realizan con quienes tramitan su incorporación para dedicarse a la agricultura o a la ganadería. Cada oficina agraria depende de su correspondiente área y puede tutelar proyectos de su zona de influencia y de otras cercanas.
La conselleira de Medio Rural, María José Gómez, visitó este martes la oficina de Friol, que se reformó recientemente y en la que se desarrollan esas funciones de tutoría. La reforma de las instalaciones supuso una inversión de 32.000 euros.
Ese control del personal de la consellería afecta a quienes se incorporaron al campo en el 2024. Que personal de una oficina atienda casos de otros lugares es algo que se observa en Friol, ya que, por ejemplo, Cristina Viador, que trabaja en la oficina agraria de esta localidad, se encarga de personas de este municipio pero también de Castroverde o de Baleira. El año pasado se ocupó de 16 expedientes, de los que nueve correspondían a gente de Friol.
Gente que ya tiene antecedentes familiares de trabajo en el campo y gente que se anima a tareas agrícolas o ganaderas son el perfil de los nuevos campesinos. Cristina Viador explicó este martes que había bastante equilibrio y que unos y otros aproximadamente eran el mismo porcentaje. El proceso empieza ya tras la presentación de la solicitud, que se registra en sede electrónica. A cada demandante de ayuda se le hace una entrevista en la que se le pregunta, por ejemplo, por qué quiere incorporarse, qué conocimiento tiene del medio rural o de qué medios dispone para iniciar la actividad.
Con sus respuestas se averigua lo formado que está, y así se le manda o se le aconseja seguir una serie de cursos. Está estipulado, como recordó Cristina Viador, que ese proceso de formación supervisado por personal de la Xunta dure 36 meses. La Administración autonómica ofrece cursos que organiza cada área en colaboración con el Fondo Galego de Garantía Agraria (Fogga): por ejemplo, en el Centro de Formación e Experimentación Agraria de Monforte de Lemos hay cursos de capacitación agraria que duran 250 horas, con clases online. El curso cuenta con varios módulos, que a su vez abordan un tema concreto (modelo de empresa agraria, medio ambiente, agricultura o ganadería, etcétera).
Tras haber conocido ya la iniciativa el año pasado, Cristina Viador resaltó este martes sus efectos. «La veo útil, en el sentido de que sirve para orientarse», dijo. De todos modos, también reconoció carencias, ya que, afirmó, hay personas que acuden a la oficina tras haber presentado la solicitud y tras haber ido antes a un gabinete privado: «Llegamos tarde», admitió.
18 meses para ser profesional
Quienes se incorporan al campo y reciben ayudas de la Xunta, que se entregan en dos partes deben mantener la actividad al menos cinco años. El demandante de ayuda asume el papel de jefe de explotación, lo que lo obliga, por ejemplo, a cotizar a la Seguridad Social por el régimen agrario.
Las actividades de formación deben cursarse en un máximo de 36 meses, y a los 18 un solicitante de ayuda tiene que ser ya agricultor o ganadero profesional: para ello, como detalló la citada funcionaria, debe proceder de la actividad agropecuaria más del 50 % de sus ingresos.
Próximamente, agregó, comenzará a realizarse el seguimiento de quienes fueron beneficiarios de ayudas en el 2024.
Una incorporación en el municipio friolés: «É una opción que temos aquí»
Dos hermanos jóvenes del municipio de Friol se incorporan a un proyecto en el que ya trabaja el mayor de los tres. Se trata de la ampliación de un proyecto de avicultura que ya pusieron en marcha sus padres y que va a dar un salto notable en la producción de pollos. El negocio tiene ahora dos naves, en las que se crían unas 50.000 aves, y se va a construir una nueva que tendrá casi tanta capacidad como las otras dos (42.000). La incorporación recibió asesoramiento en la oficina agraria friolesa.
«É una opción que temos aquí», explicó este martes el mayor de ellos, de 27 años, que no quiso dar su nombre. Sí apuntó que dividir el trabajo iba a ser ahora una posibilidad real, con la llegada de sus hermanos. «O traballo pode ser máis doado», afirmó