El consumo de fitosanitarios se incrementó en Galicia un 30 % entre el 2023 y el 2024

Maruxa Alfonso Laya
m. alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

ALBERTO LÓPEZ

El crecimiento en el uso de estos productos se da en la práctica totalidad de las comunidades autónomas, de las que la gallega es la la décima que más químicos para el campo consume

26 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice la Unión Europea que es necesario que, cuando llegue el 2030, los Estados miembros hayan reducido el uso de productos fitosanitarios a la mitad. Y, según la última información del Ministerio de Agricultura, España va por el buen camino. Por los indicadores de uso sostenible, calculados conforme a la normativa comunitaria, se mantuvieron estables en el año 2023. En ese período, aumentó un 2,3 % el uso de productos de bajo riesgo y se redujo un 6 %la comercialización de estos químicos. El problema es que, entre el 2023 y el 2024, la situación es completamente diferente. Según los datos del Registro Electrónico de Transacciones y Operaciones de Productos Fitosanitarios (RETO), hechos públicos por el Ministerio de Agricultura, las ventas de estos productos se incrementaron en ese período. En algunas comunidades, como Galicia, hasta un 30 %.

En el año 2023, en España se consumieron 138.180 toneladas de productos fitosanitarios. Cantidad que, doce meses después, creció hasta las 153.679 toneladas. Esto supone un incremento del 11 % en el empleo de unas materias cuyo consumo debería estar decayendo, si hacemos caso las recomendaciones europeas. Lo peor es que la situación es similar en todas las comunidades autónomas, pues el consumo de estos químicos crece en la práctica totalidad de regiones españolas.

Galicia no es una excepción. Siempre según los datos del registro nacional, los agricultores gallegos gastaron en el 2023 2.429 toneladas de fitosanitarios, frente a las 3.139 consumidas el pasado año. Esto supone un incremento de 710 toneladas o, lo que es lo mismo, del 30 %. También se ha incrementado el número de productos que utilizan, pasando de 1.034 a 1.180, aunque la cantidad de sustancias diferentes que emplean se ha mantenido,en ambos ejercicios, en 267.

En cuánto a cuáles son las sustancias más utilizadas, en Galicia no es de extrañar que la lista la encabecen el azufre y el fosetil, seguido del glifosato. Los dos primeros, cuenta Rosa Pérez, investigadora y responsable de los avisos fitosanitarios de la Estación Fitopatolóxica de Areeiro, son antifúngicos, mientras que el tercero es el herbicida de toda la vida. «La tendencia y recomendación de la Unión Europea es que se deben mantener las cubiertas vegetales, desbrozando lo menos posible y dejando mantos de hierba en el suelo. Y aquí seguimos usando herbicida», lamenta. 

No le extraña, tampoco, que los productos con actividad antifúngica se sitúen entre los más usados. Son de los que más demanda tiene en cultivos de la huerta y en el viñedo. Y lamenta que dos fungicidas, como el fosetil y el folpet, se sitúen entre los cuatro más utilizados con diferencia. Porque eso significa que el agricultor no está teniendo en cuenta la posibilidad de que las plantas creen resistencias. «Aquí hay una tendencia a usar fosetil, la gente es adicta a este producto y eso es un error. Para evitar resistencias hay que alternar materias activas que tenga diferente modo de acción. Es como los antibióticos, que si siempre tomas el mismo las bacterias se hacen resistentes», añade.

¿Está realmente creciendo el uso de fitosanitarios en Galicia? «Yo, lo que noto es que después de una campaña en la que, de manera general, se dice que hubo pérdidas por mildiu, al año siguiente se aplican más tratamientos», asegura. Se refiere, sobre todo, al viñedo, uno de los cultivos más extendidos por la provincia de Pontevedra. Otro problema, añade, es que los viticultores, por ejemplo, no quieren que en su viñedo haya ni una mancha de enfermedad. «Ellos pueden tener un catarro, pero el viñedo no puede tener ni una mancha. Y es compatible la sanidad del viñedo con que tenga alguna mancha», afirma. 

Pérez lamenta que, en ocasiones, los agricultores no valoren realmente el dinero que gastan en productos fitosanitarios para mantener la rentabilidad de su cosecha. Porque tiene claro que es mucho más rentable ahorrar en tratamientos, aunque eso suponga unas pérdidas de producción del 1 %. «Y eso sin contar lo que cuestan las horas de trabajo que emplean en preparar y aplicar los fitosanitarios», añade. También asegura que hay profesionales que aplican los tratamientos cuando hay viento, aunque sepan que eso significa que el tratamiento no va a tener el afecto deseado porque parte del producto no va a llegar a la planta. 

Según los datos del registro del ministerio, en Galicia el 31 % de los productos que se emplean tiene una función fungicida, mientras que otro 10 % son herbicidas y un 12 % acaricidas. Esto no es de extrañar, si se tiene en cuenta que los hongos encuentran en la comunidad un clima adecuado para desarrollarse. Por eso fosetil y folpet están entre las primeras sustancias con más consumo en la localidad. «El folpet es de las pocas materias activas que queda que está combinada con un fungicida. Tiene varias aplicaciones, además del mildiu, por eso es de las más utilizadas», sostiene. 

La misma situación que en Galicia, de incrementar el consumo de fitosanitarios, se da en otras comunidades españolas. Andalucía, por ejemplo, es la que más productos de este tipo consume, 38.270 toneladas durante el pasado año, mil toneladas más que en el ejercicio anterior. Pero es que también es, con diferencia, una delas regiones con mayor extensión. El segundo lugar en la lista de las que más químicos utilizan en el campo es para la Comunidad Valenciana, seguida de Aragón, Cataluña, Castilla y León, Extremadura, Murcia, Castilla-La Mancha, Canarias y Galicia, que en el 2024 es ya la décima comunidad que más fitosanitarios emplea tras haber superado a La Rioja.