Lecciones para no errar con el vino de Oporto

Maruxa Alfonso Laya
M. ALFONSO REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

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¿Por qué una botella puede costar 200 euros y otra solo 20? Tawny, Ruby, Colheita o LBV..., distinguir las categorías no es fácil. «Por eso tenemos que explicar mejor nuestras elaboraciones», afirma Carlos Alves, director de enología de Kopke Group

05 nov 2025 . Actualizado a las 10:24 h.

Entrar en cualquiera de los almacenes de una de las bodegas de Oporto es como pisar un pedacito de historia. Allí, en botellas o en toneles, hay millones de litros de vinos que llevan años, muchos años, envejeciendo. Dejando que el tiempo pase con una paciencia infinita hasta que alcancen todo su esplendor. «Nosotros tenemos más de 22 millones de litros de vino guardados, algunos tienen más de cien años», explica Carlos Alves, director de enología de Kopke Group. Acto seguido reconoce que, hoy en día, hay quien no valora esto, «por eso tenemos que explicar nuestros vinos, porque la gente se ha olvidado de lo que somos». Tawny o Ruby, blanco o tinto, Colheita o LBV, diferenciar las categorías no es sencillo, pero con la ayuda de este experto podremos conocer cuál de estas elaboraciones se acerca más a nuestros gustos. O con cuál se puede elaborar un Portónic, el cóctel que ha puesto de moda esta denominación de origen.

Lo primero que hay que saber es que los oportos pueden ser blancos o tintos y que estos, a su vez, se dividen en diferentes categorías, según la añada o el período de envejecimiento. «Los blancos los dividimos en función de la cantidad de azúcar que tienen, que siempre es la natural, la que aporta la uva», cuenta Alves. Van desde los menos dulces (extradry) hasta los más dulces (lágrima). El dry, por ejemplo, es el que se emplea para elaborar un cóctel con tónica, que nada tiene que envidiar a los gin tonics. «Se pone la misma proporción de vino que de tónica, un poco de limón y una hoja de hierbabuena», cuenta Gabriel Coutinho, directora de márketing de Kopke Group.

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Aunque, sin duda, son los tintos los que gozan de más fama entre las elaboraciones de esta región portuguesa. Aquí es preciso diferenciar los Tawny de los Ruby. Los primeros deben su nombre a su color leonado (tawny, en inglés). Son la máxima expresión del envejecimiento oxidativo, pues pasan muchos años en barricas de madera lo que les permite estar en contacto con el aire y oxidarse. Son, quizás, de las elaboraciones más apreciadas por su perfil aromático complejo, con notas de frutos secos, caramelo y especies. Los segundos, en cambio, tienen un envejecimiento reductivo, es decir, en contacto mínimo con el aire, y envejecen en botella. Eso les permite conservar su intenso color rojo rubí.

Todavía hay más. Porque entre los Tawny están los que tiene indicación de edad, y figura en la botella 10, 20, 30, 40 o 50 años. «Son mezclas de varias añadas, normalmente de cuatro arriba y dos abajo, que se hacen todos los años», explica Alves. Los Colheita, por el contrario, son vinos de una única cosecha, que se elaboran con el objetivo de capturar la esencia de un año específico. Envejecen en madera un mínimo de diez años y aquí se pueden encontrar joyas como el Kopke 1974. «Son cantidades limitadas, porque declaramos en la viña cuánta uva vamos a destinar a ellos y los más robustos tienen capacidad para envejecer cien años», asegura este enólogo. Aunque no es lo usual, Kopke también hace vinos blancos siguiendo el mismo método que con los Tawny y de las categorías de indicación de edad o Colheita. También hay diferentes elaboraciones entre los Ruby, como los Late Bottled Vintage (LBV). Es un vino de una única cosecha que envejece en madera entre cuatro y seis años antes de ser embotellado, lo que le aporta cuerpo y complejidad sin perder su carácter frutal.

Esta variedad de vinos implica también variedad en los precios, que empiezan en los 10 euros y pueden llegar, fácilmente, a los 200 de un Tawny con medio siglo de historia.