Patrocinado porPatrocinado por

El estradense que le plantó cara a la industria láctea con sus 130 vacas

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

GANADERÍA

Miguel souto

Conde fue pionero en la venta directa de leche en máquinas expendedoras

31 ago 2023 . Actualizado a las 15:05 h.

La ganadería Conde da Xesteira de Lamas (A Estrada) será historia a partir de mañana. Esta semana saldrán de la granja las últimas vacas lecheras y desde el lunes Jesús Conde Ares y su mujer, Elvira Santiago Fuentes, disfrutarán de una jubilación bien merecida. «Imos ver que tal se vive nesta nova empresa», cuenta Jesús con la retranca que siempre lleva por bandera.

Conde da Xesteira no es una ganadería cualquiera. Es un ejemplo de lucha por la sostenibilidad y de empeño por acercar el producto lo máximo posible al consumidor final para intentar escapar de la tiranía de las grandes industrias lácteas.

La granja, que empezó hace casi treinta años con una decena de vacas, llegó a alcanzar las 130 cabezas y a producir 1.700 litros de leche diarios. Y eso que Jesús Conde desatendió todas las advertencias que le dieron. «O meu obxectivo non era ser o primeiro, pero si estar entre os mellores facendo as cousas como eu as entendo. Daquela todos me dicían que se quería producir leite tiña que estabular. Pero eu quería que as vacas saísen ao pasto a diario», recuerda.

El tiempo acabó dándole la razón a Jesús. Aplicando el pastoreo, observando y comprendiendo las necesidades de los animales y de los pastos, Conde da Xesteira consiguió vacas más que productivas. «Estivemos entre as tres primeiras gandarías en produción de leite por vaca da provincia de Pontevedra e, dentro das de pastoreo, posiblemente foramos a primeira de España», presume Jesús Conde.

La granja también ha sido pionera en lanzarse a la comercialización directa de leche fresca al consumidor. «Eu sempre entendín que o que teño é unha empresa e non entendo unha empresa cun só cliente. O 99% das granxas galegas venden a unha soa empresa. Dedícanse a producir e esperar a que lle veñan recoller o leite. Nunca o entendín. Se tes un só cliente, fai contigo o que lle sae de dentro. Agora que me xubilo, o meu consello aos produtores é que fagan algo que lles permita comercializar directamente polo menos unha parte do leite», cuenta Conde.

Él, a base de esfuerzo, consiguió vender directamente al consumidor unos 4.000 litros mensuales de leche. «Non é moito, pero polo menos dáche unha perspectiva real do mercado e vai máis coa miña filosofía», cuenta. La venta a cafeterías y fábricas de postres que buscan un plus de calidad en la materia prima fueron su salida junto con un tanque con grifo en Caldas y una revolucionaria maquina expendedora en A Estrada que no le gustó a las multinacionales.

Jesús Conde tuvo que pagar en su día el precio por intentar salirse de los cauces habituales. «Ao principio nós vendiámoslle a Larsa e, cando crebou, a Reny Picot. Despois estivemos subministrándolle o noso leite a Puleva durante 16 ou 17 anos, pero cando montei a máquina expendedora a empresa botoume fóra porque seica era facerlle a competencia. Filosofía francesa Lactalis», resume. «Despois volvemos a Reny Picot, de alí a outra pequena empresa que crebou e agora ao final estabamos vendéndolle a Celga, de Cuntis», explica.

La máquina expendedora que Conde da Xesteira montó en A Estrada hace 14 años fue la primera de Galicia en vender leche fresca pasteurizada directamente al consumidor final. A su calor se instalaron otras por toda la comunidad, pero no llegaron a cuajar y la de Conde da Xesteira en la Praza do Mercado de A Estrada es hoy por hoy la única que aún permite comprar leche recién ordeñada. Con el cierre de la granja, desaparecerá del mapa. Este miércoles fue su último relleno y en breve será retirada después de haber despachado durante más de una década 200 litros de salud semanales.

Tres vueltas al mundo y una finca con repollos de récord

Conde sabe mucho de vacas, pero no es lo único de lo que sabe. Hijo de una modesta familia de caseiros, nació en Moalde (Silleda) y pasó su infancia entre Rellas, Santa Cristina de Vinseiro (A Estrada) y Lamas, donde acabó comprando terreno, haciendo casa y echando raíces. Pero eso fue después de dar tres vueltas al mundo completas.

El primer trabajo de Jesús fue como instalador electricista. Tenía apenas 14 años y mucha sed de independencia. Ganaba 500 pesetas y le decía a sus padres que eran 1.000 para que le permitiesen ir a trabajar. A los 16 cogió un tren a Valencia y se hizo a la mar. En los barcos aprendió una lección: «A vida dun subalterno non era a dun oficial». Así que, a fuerza de trabajo, becas y estudio, fue pasando de «marmitón» (el que pelaba patatas y lavaba ollas) a limpiador, a engrasador de máquinas y a primer oficial mecánico finalmente. Dio tres vueltas al mundo antes de volver a tierra definitivamente.

De vuelta montó con sus hermanos una próspera empresa de distribución de piensos y una plantación con finca experimental en la que se hacía I+D sin subvenciones y florecían repollos de cinco kilos y lustrosas coliflores navideñas. Hasta tuvo una granja de caracoles en Ribeira; la primera de la zona.

Cuando pasó página, igual que había hecho como marino, no miró atrás. Ahora, con la ganadería, hará lo mismo «Sempre hai que pasar páxina. Vou vivir a xubilación como veña. E se me canso, nunca tiven problema por volver emprender», advierte.