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Rinotraqueítis infecciosa bovina: la enfermedad que reduce la producción de leche en las vacas y ocasiona abortos

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

GANADERÍA

PEPA LOSADA

Galicia se convierte en referencia en la lucha contra este virus después de que expertos internacionales debatieran en Santiago el método empleado por otros países europeos para tratar de erradicarla

14 jun 2024 . Actualizado a las 10:47 h.

La rinotraqueítis infecciosa bovina (IBR) es una enfermedad del ganado vacuno que se caracteriza por producir infecciones latentes y distintos cuadros clínicos según la vía de entrada del virus y las prácticas de manejo o cría. Este virus provoca pérdidas económicas en las explotaciones afectadas y, por eso, Galicia lleva desde el año 2004 luchando contra ella a través de un programa que llevan a cabo la Asociacións de Defensa Gandeira (ADS). Ahora, la comunidad ha querido dar un paso más y por eso ha organizado unas jornadas en las que expertos internacionales han contado cómo están luchando en otros países de Europa contra este virus, convirtiendo a Galicia en un referente de esta enfermedad.

En estas jornadas han participado más de 145 personas, la mayoría, profesionales y veterinarios de Medio Rural, de las ADS y de las cooperativas y granjas gallegas. «Llevamos años haciendo acciones de transferencia para contar los proyectos de investigación que se están llevando a cabo en Mabegondo y haciendo jornadas con otras comunidades autónomas. Este año nos hemos marcado el reto de conocer cómo están trabajando en otros países», explica Manuel Luaces, jefe de área de Formación, Innovación e Investigación Agraria de la Axencia Galega da Calidade Alimentaria (Agacal). Expertos de Irlanda, Francia y Alemania, entre otros, participaron en una serie de mesas redondas para «contarnos cómo han hecho ellos, qué fallos han detectado en el proceso y así no caer en los mismos errores», añade.

La enfermedad en Galicia

«Las ADS llevan desde el 2004 trabajando contra esta enfermedad y eso hizo que la prevalencia haya disminuido mucho. Ahora, solo un 4 % de los animales son positivos», explica Carmen Calvo Santalla, investigadora del Centro de Investigacións Agrarias de Mabegondo, que trabaja desde esta entidad asesorando a las ADS en los problemas que puedan tener con este virus en Galicia. Explica que estas entidades «hacen un esfuerzo tremendo» y que el programa «está funcionando. Estamos en una buena situación». Porque, además de haber pocos animales positivos, la prevalencia en las granjas es del 20 % y esto quiere decir «que hay muy pocos animales positivos por explotación».

La rinotraqueítis no es una enfermedad de declaración obligatoria, pero aún así, Medio Rural decidió poner en marcha en el 2004 un programa para lograr su control. «Aquí hay un sector ganadero de leche y carne muy importante», cuenta Calvo y la presencia de esta enfermedad puede condicionar el movimiento de animales. «Hay países que están libres de la enfermedad y pueden poner restricciones a nuestro ganado, por eso queremos parecernos a los que estamos mejor», añade.

¿Cómo se controla la enfermedad? «Un programa se basa en la detección de los animales que son positivos y en su eliminación. En explotaciones lácteas es más fácil, porque se pueden monitorizar los tanques de leche, en las de carne es más complicado porque hay que analizar sueros», añade Calvo. En Galicia, las ADS controlan anualmente todas las explotaciones asociadas en colaboración con el laboratorio de Sanidad Animal de la dirección xeral de Gandeiría. Esto supone hacer una ingente cantidad de análisis.

Problemas económicos

«El problema es que esta no es una enfermedad que se cure, es como nuestra varicela», explica Calvo. Eso provoca que la infección quede para siempre en los animales y que, en situaciones de estrés, «se reactive y pueda volver a contagiar», añade. Cuando en una explotación se detecta la presencia del virus, el principal problema son las pérdidas económicas que esto ocasiona. «El animal tiene síntomas respiratorio y, además, sufre abortos. Eso provoca pérdidas porque producirá menos leche y, también, porque no va a poder recriar», asegura esta investigadora. La situación es más compleja en una ganadería de carne, «porque si tiene abortos eso quiere decir que esa vaca ya no va a producir», añade. Contra ella se usan las vacunas marcadas, que permiten saber qué animales están vacunados y cuáles no y que ayudan a reducir los síntomas.

De izquierda a derecha, María Gelbenzu, de Animals Heatlh Ireland, y Carmen Calvo, investigadora del Centro de Invesitgacións Agrarias de Mabegondo.
De izquierda a derecha, María Gelbenzu, de Animals Heatlh Ireland, y Carmen Calvo, investigadora del Centro de Invesitgacións Agrarias de Mabegondo. Consellería do Medio Rural

María Guelbenzu, Irlanda: «Una vaca infectada produce 250 litros menos de leche al año»

Irlanda es también una potencia en producción de vacuno de carne y de leche. Y por eso esta enfermedad es también motivo de preocupación entre los ganaderos. Así lo afirmó María Gelbenzu, de Animals Health Ireland. «En Irlanda, es una enfermedad que preocupa mucho a la industria», explicó esta experta que participó en las jornadas de Medio Rural. Allí, la prevalencia es del 80 % en tanques de leche.

«En explotaciones de carne pensamos que la prevalencia era más alta, porque teníamos datos de que el 48 % de las granjas tenían un animal positivo. Pero hicimos un muestreo con 126.000 animales y solo el 11 % dieron positivo», añade. En este país, asegura, no existe un programa de detección y erradicación, como el que está implantando en Galicia. Así que, actualmente, se están realizando todos los estudios necesarios para poder poner en marcha un plan como el gallego. «Lo que nos gustaría es reducir la prevalencia», afirma.

Guelbenzu asegura que, para combatir la enfermedad, es muy importante la información y formación de los ganaderos. Por eso apuesta por controlar a los animales que se introducen nuevos en las explotaciones y tener cuidado con la participación en ferias y concursos. Asegura que diversos estudios apuntan a que una vaca infectada con IBR puede producir hasta 250 litros menos de leche al año, «además de que esta tiene menos calidad. Calculamos una pérdida económica de 25 céntimos por litro, lo que supone que las explotaciones pueden perder hasta 70 millones de euros al año por culpa de esta enfermedad», concluye.