El litro de leche gallega supera los 50 céntimos por primera vez en más de dos años
GANADERÍA
Las cotizaciones en origen siguen por debajo de la media europea, estatal y de comunidades productoras vecinas, como Asturias o Castilla y León
13 oct 2025 . Actualizado a las 10:30 h.Tras año y medio con los precios estabilizados en el entorno de los 47 céntimos, la leche gallega vuelve a revalorizarse y ya supera, por primera vez desde julio del 2023, la barrera simbólica de los 50 céntimos por litro. En agosto, último período del que el Ministerio de Agricultura ha publicado datos, se liquidó a un precio medio de 50,7 céntimos, 2,4 más que en julio. Un incremento que responde a los contratos firmados hace unos meses entre ganaderos e industrias y que, en la mayoría de los casos, recogían cotizaciones al alza de entre 1,5 y 3 céntimos por litro.
La duración media de estos nuevos acuerdos quedó fijada en nueve meses —pese a que la normativa establece un mínimo de doce—, una validez que, en todo caso, mejora la alcanzada en negociaciones anteriores. De este modo, los ganaderos tienen garantizadas remuneraciones estables por su materia prima hasta, al menos, el comienzo de la primavera. Con todo, desde el sector ganadero se confía en que la caída de la producción registrada en lo que va de año termine presionando al alza los precios en origen.
Un argumento que se repite desde hace meses en organizaciones como Unións Agrarias, que alertan de los efectos negativos del continuo cierre de explotaciones en Galicia. Solo el año pasado desaparecieron 372, a las que se sumaron otras 180 en los primeros meses de este ejercicio, lo que ya repercute en las entregas de leche a la industria.
La preocupación es compartida por diferentes estudiosos del sector. Para Francisco Sineiro, profesor de Economía Aplicada de la Universidade de Santiago, resulta muy complicado que las granjas en expansión logren compensar la pérdida de capacidad productiva de las que cierran sus puertas. En la misma línea, César Resch, investigador del Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo, apunta a la escasez de superficie disponible como un factor altamente limitante para que la producción pueda seguir creciendo en Galicia, tendencia que se viene manteniendo inalterable desde la desaparición de las cuotas lácteas en el 2015.
A esta situación se suma un problema estructural: Galicia continúa siendo, pese a producir el 40 % del total nacional, la comunidad donde la leche se paga a un precio más bajo. Los diferenciales negativos respecto a la media estatal, que en su momento llegaron a superar los 4 céntimos por litro, se sitúan hoy en 1,2 céntimos. La desventaja resulta aún más evidente frente a comunidades vecinas como Asturias o Castilla y León, donde los ganaderos perciben 2,7 y 2,4 céntimos más por litro, respectivamente. Aunque estas diferencias puedan parecer mínimas, representan una pérdida acumulada para las explotaciones gallegas que, hasta agosto, supera los 50 millones de euros.
La brecha no se limita al ámbito nacional, sino que también se amplía a escala europea. Galicia, novena región productora del continente, es igualmente la que recibe los precios más bajos por su materia prima. Según los últimos datos del Observatorio Lácteo Europeo, el precio medio en la UE alcanza los 53,23 céntimos por litro, con países como Italia o los Países Bajos a la cabeza de las cotizaciones, con promedios de 58,60 y 57,20 céntimos por litro, respectivamente.
Ocho céntimos entre granjas
En cualquier caso, las desigualdades no se reducen únicamente a una cuestión territorial, sino que incluso se dan dentro de las granjas de una misma comunidad, principalmente en función de su volumen de producción.
Tanto es así que, en Galicia, el diferencial entre las granjas menos dimensionadas y las de mayor tamaño se sitúa en los ocho céntimos por litro de leche. Una circunstancia que desde algunas organizaciones profesionales agrarias consideran «totalmente injustificada y que pone en peligro la supervivencia del 65 % del sector productor gallego», señalando que se trata de una competencia desleal y de un abuso de posición dominante de las industrias lácteas, a las que incluso amenazan con denunciar ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
Desde las empresas, por su parte, explican que estos incentivos por producción se corresponden al ahorro en los costes de logística que implica el cargar grandes cantidades de materia prima en una única granja.
