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¿Es usted mayor, vive en el rural y está solo? ¡Bingo!

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez REDACCIÓN / LA VOZ

SOSTENIBILIDAD

MABEL RODRÍGUEZ

15 oct 2023 . Actualizado a las 13:58 h.

Esto de las medias ya saben ustedes lo inverosímil que puede llegar a ser: hay tres pollos para tres personas, pero una se come todos los pollos... ¿cuál es la media? Un pollo para cada persona. ¡Todos sabemos que es mentira!

Pues el IPC del que nos hablan todos los meses [el viernes sin ir más lejos] funciona de la misma manera que la de la media de los pollos. Porque cada hogar tiene su propio IPC y este va a estar en íntima relación con su capacidad de gasto y su realidad geográfica y social. No hay duda. Me remito al trabajo de Desiderio Romero-Jordán, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, que ha sido jefe de Estudios de Investigación del Instituto de Estudios Fiscales (Ministerio de Hacienda) y desde el 2009 es investigador asociado en el Área de Fiscalidad de Funcas, quien alerta: «La inflación en los años 2021 y 2022 [los estudiados] incidió con mayor intensidad en los hogares con menor capacidad de gasto (sobre todo aquellos que no sobrepasan 14.000 euros anuales o los 1.200 mensuales), en las comunidades autónomas menos pobladas, en las zonas rurales y en aquellas personas mayores de 65 años que viven solas. «En resumen —subraya? el 80 % de los hogares españoles soportó en el 2022 un IPCH [inflación por hogar] medio superior al IPC total».

Esto del incremento de los precios ha generado una «fuerte erosión» de la renta real de las personas por el encarecimiento de la cesta de la compra, de las restricciones para mantener una temperatura óptima en las viviendas, por el incremento de los costes hipotecarios o por las dificultades de ahorro para hacer frente a imprevistos. ¿Dónde se gastan el dinero las familias? En los alimentos y bebidas no alcohólicas (24,8 %), en hostelería y restauración (un 8,2 %) y en energía (7 %). Prácticamente los hogares no gastan nada en cuidados personales (3,8 %), bebidas y tabaco (2,2), enseñanza (1,3 %), transporte público (0,7 %) y cuidado de mayores y dependientes (0,2 %)

¿Saben ustedes qué ocurrió con los precios de estos ítems? En el 2022 la electricidad se incrementó un 26,8%, el gas natural un 19 % y los combustibles un 72,5 %. Es cierto que guerras y demás sucesos generaron estos incrementos, pero no lo es menos que los hogares tuvieron que hacerles frente, al tiempo que se asfixiaban con la subida del precio de la leche, los huevos y el aceite de oliva (entre un 20 y un 30 %), con la de la carne, el pan, las legumbres, las patatas y las frutas frescas (entre un 10 y un 20 %).

El estudio del profesor Romero-Jordán también pone nombre y apellidos a las comunidades más afectadas por este fenómeno inflacionario. Las cita por orden: Castilla-La Mancha, Castilla y León, Extremadura, Galicia, La Rioja y Aragón. Y explica que «estas regiones presentan dos rasgos en común: 1.- La densidad de población es en todas ellas inferior a la media nacional (94,1 habitantes por kilómetro cuadrado. 2.-Con excepción de Castilla-La Mancha, el grado de envejecimiento de sus poblaciones está por encima de la media nacional». Es la España despoblada, cuyos pueblos no tienen oferta de bienes y servicios públicos y privados (este hecho explica el excesivo peso de los carburantes en la cesta de la compra) y su situación geográfica determina la cantidad de energía empleada por los hogares a través del número anual de horas de sol recibido y las condiciones climatológicas (calefacción/ aire acondicionado). Pone como ejemplo el profesor que las autonomías próximas al Mar Cantábrico tienen al año 1.800 horas de sol , mientras que el levante y el sur tienen 3.000. Dos datos más del estudio:

—Los hogares formados por una sola persona mayor de 65 años se enfrentan a valores medios de IPCH superiores a los de parejas más jóvenes con o sin hijos.

—La inflación resulta más intensa en los municipios de menos de 10.000 habitantes, y estos suponen el 73,7% de los 8.131 existentes en España.

Cuando acabo de leer el informe no puedo dejar de pensar en esa persona muy mayor, que vive sola en una aldea de Galicia, que cuenta para defenderse con su pensión y que no tiene ningún servicio público cerca de ella. El colmo es que su tabla de IRPF no tiene en cuenta estas variables, que son tan reales como la vida misma.