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Un lobo de mar que surcó los oceános y regresó a la ría

L. C. Ll. CANGAS / LA VOZ

SOMOS MAR

Marcelino Santos, a la izquierda
Marcelino Santos, a la izquierda XOAN CARLOS GIL

Marcelino Santos Martínez vivía a sus 49 años cerca del puerto con su mujer y sus hijas y zarpaba cada jornada cuando aún no había salido el sol

07 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El marinero Marcelino Santos Martínez era un auténtico lobo de mar, por familia y vocación. Nació en el barrio de A Pedreira, en un entorno de pescadores. Hace algunos años se mudó al centro de la villa, cerca del puerto, desde el que zarpaba cada jornada cuando aún no había salido el sol. Allí, cerca de la lonja, vivía apaciblemente a sus 49 años con su mujer y sus dos hijas. De niño acudió al colegio de la parroquia de Coiro. No quiso seguir estudiando, sino que enfiló el rumbo que le habían marcado su familia y tantos vecinos de la zona empapados en salitre.

Muy joven, nada más dejar la escuela pública, empezó a trabajar ayudando a su padre en la pesca, acompañándole en una pequeña embarcación con la que salían a buscar el sustento diario. Faenaba duro con su progenitor y se esforzaba en las capturas de marisco, ayudándole con las nasas en la ría de Vigo. Fue creciendo y el límite de las islas Cíes se le quedó corto. Animado con la posibilidad de ganar más dinero y tener su independencia, decidió abrirse horizontes en ultramar. Así se enroló en diferentes barcos de altura, a bordo de buques congeladores en los que, a veces, las jornadas se prolongan durante doce horas seguidas sin descanso.

Pasó su juventud en caladeros lejanos, un trabajo duro con muchos sinsabores que le fatigaron y le hicieron regresar a un trabajo más cerca de la costa y de su familia y amigos. Mudando el fiero océano por aguas aparentemente más tranquilas, hace quince años empezó a dedicarse profesionalmente a la pesca de bajura y se convirtió en socio de la cofradía de pescadores San José de Cangas. En el puerto de O Morrazo tenía una pequeña lancha deportiva de cinco metros de eslora con la que se dedicaba a la pesca de almeja y pulpo, principalmente.

Afable y buen conversador

Santos era muy conocido en el pósito local. Tenía fama de buen compañero y excelente persona, era un gran conversador, afable y buen amigo de otros marineros. El suceso ha conmocionado al pueblo de Cangas. El fallecido era primo de una concejala del Partido Popular, Dolores Gallego. El portavoz del grupo y ex alcalde, José Enrique Sotelo, expresó el dolor que sentían sus allegados. El viernes volvían a la memoria los buenos momentos vividos con Marcelino Santos y la sonrisa con la que solía obsequiar habitualmente a los que le acompañaban, tanto en tierra como en el mar que el viernes se cobró su vida.