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La investigación no es capaz de aclarar por qué el Antares se hundió en O Vicedo

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Pepa Losada

La embarcación acabó a 50 metros de profundidad después de una inundación no se sabe si en la máquina o en la bodega de proa y se salvaron sus tres tripulantes

19 oct 2021 . Actualizado a las 04:50 h.

La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) ha concluido que el pesquero Antares, un barco de artes menores, se hundió en las inmediaciones de la illa Coelleira, en O Vicedo, a causa de una inundación cuyo origen no ha podido ser determinado. Ni siquiera se ha podido aclarar si esta se produjo en la cámara de máquinas o en la bodega de proa. Lo único que se sabe es que las bombas de achique no fueron suficientes para evacuar el agua y que la rapidez con la que se anegó el barco impidió al patrón conectar la bomba de baldeo e, incluso, acabar de lanzar el aviso de socorro por el canal VHF. Por encima, la alarma de alto nivel de agua en las sentinas no funcionó.

La embarcación acabó hundiéndose y sus tripulantes consiguieron salvar su vida tras asirse a una boya y conseguir accionar a mano la radiobaliza del barco, que flotaba cerca.

El pesquero había salido a faenar desde O Barqueiro y, alrededor de las 11 de la mañana del 4 de mayo del 2018, puso rumbo para recoger la última cacea del día. Navegaba a la altura de la Estaca de Bares cuando el patrón notó una inclinación hacia babor, una escora más llamativa porque las plomadas estaban estibadas a estribor. Bajó a la máquina para ver qué ocurría y comprobó que estaba entrando agua. Accionó las bombas de achique, fue a advertir a los otros dos miembros de la tripulación —un hombre y una mujer— de que se pusieran el chaleco salvavidas y bajó de nuevo a accionar la bomba de baldeo, pero ya no pudo, según recoge el informe de la Ciaim. Fue entonces cuando lanzó la alarma por radio, pero no llegó a dar más que parte de su posición, pues el barco escoró a estribor y tuvieron que encaramarse rápidamente sobre al casco por la zona de babor.

Cuando estaba a punto de hundirse el Antares, los tripulantes se lanzaron al agua —el patrón sin chaleco— y se agruparon agarrados a la boya, de donde los recogió el pesquero Hermanos Riveira y los trasladó a O Vicedo, sanos y salvos. Ni necesitaron atención médica.

Según el informe de la Ciaim, el pesquero había pasado la revisión del casco siete meses antes del accidente y Capitanía Marítima no detectó ninguna anomalía. También contaba con la autocertificación del patrón. Y aunque había sido reformado, contaba con el visto bueno de la autoridad marítima y la entidad de los cambios no afectaban a la estabilidad. Por todo eso, la investigación admite no disponer de pruebas concluyentes para atribuir el hundimiento al mal estado del casco o a la rotura de colectores o válvulas.

No hace recomendaciones de seguridad, pero sí extrae lecciones. La primera, que los patrones de pesca deben estar familiarizados con los sistemas de comunicaciones, en especial el VHF, mantener la escucha en el canal 16 y saber realizar una llamada selectiva digital. No está de más comprobar el estado de las alarmas y, sobre todo, visitar un carpintero de ribera para que compruebe el estado de las tablas.