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El vertido del OS 35 ha alcanzado ya una playa de La Línea y se cierran al marisqueo las zonas próximas

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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A.Carrasco Ragel | EFE

El Gobierno gibraltareño afirma que ha retirado el 80 % del combustible del buque, pero toma medidas para proteger su red de captación y abastecimiento de agua. En libertad bajo fianza el capitán del carguero

02 sep 2022 . Actualizado a las 17:13 h.

El vertido provocado por el accidente del mercante OS 35 ha alcanzado una playa de La Línea de la Concepción, según han asegurado fuentes municipales. Las sustancias oleosas del carguero con bandera de Tuvalu, que permanece desde el lunes frente a la bahía con una brecha de 10 por 4 metros en el costado de estribor después de chocar con otro mercante, han llegado a la playa de Poniente, donde ya han comenzado las labores de limpieza. Además, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía ha prohibido el baño en la zona. Con todo, las citadas fuentes del Ayuntamiento de La Línea no se atreven a hablar de desastre ecológico, como sí lo ha hecho la ministra Isabel Rodríguez en declaraciones a Antena 3: «Es un drama ecológico y lo estamos siguiendo con mucha atención».

Mientras, el Gobierno de Gibraltar emitió un nuevo comunicado a las tres de la tarde en el que asegura que ha finalizado con éxito la operación de extracción de gasoil del OS 35. Se han dejado alrededor de 5 toneladas de combustible a bordo para permitir el funcionamiento de la maquinaria propia del buque. Los trabajos de retirada del combustible se han prolongado durante toda la noche, tareas a las que se ha realizado un seguimiento continuo durante toda la noche, con drones incluidos e imágenes térmicas terrestres.

Citando a la Autoridad Portuaria de Gibraltar, el Gobierno de esa colonia británica sitúa el origen de la fuga en dos de los respiraderos de un tanque de combustible próximo a la proa, en la parte del casco que ha quebrado, aunque, de momento, sin llegar a partirse. Cooperando con Gibraltar, el remolcador Luz de Mar, de Salvamento Marítimo de España, junto a buques gibraltareños, intentan recoger el carburante desprendido.

El barco llevaba en sus tanques 215 toneladas de fueloil, 250 de gasoil y 27 de lubricante, que las autoridades del Peñón quieren retirar antes de que el caso del carguero pueda colapsar y partirse.

Con todo, parte del vertido ha escapado a las barreras de contaminación y obligado a tomar medidas tanto a las autoridades de la Roca como a la Junta de Andalucía. Las primeras se afanan en proteger su sistema de abastecimiento de agua, la red AquaGib. Aunque el suministro se mantiene y todas las plantas de ósmosis inversa funcionan a plena capacidad, una de las bombas ha tenido un problema, por lo que el Gobierno gibraltareño apela a la sensatez en el consumo y mantendrá hasta el lunes las restricciones a los grandes consumidores.

Las autoridades del Peñón aseguran que el petróleo superficial no constituye un problema para las tomas de agua, ya que estas se sitúan lo suficientemente por debajo como para que el vertido le afecte, pero como precaución han protegido la toma de Little Bay con una barrera absorbente y reforzado la capacidad de recogida de combustible en la línea de boyas de playa.

Por su parte, la Junta de Andalucía ha cerrado al marisqueo varias zonas en el área más inmediata a donde se localiza el vertido. Además, los productores de la OPP 72, de Conil y La Atunara no han faenado en esas aguas «por responsabilidad» a pesar de que las zonas estuvieron abiertas hasta las 24 horas de ayer, apunta Nicolás Nuevo, gerente de la entidad.

El capitán, en libertad bajo fianza

Por otra parte, el capitán del OS 35 ha quedado en libertad bajo fianza, según trasladaron fuentes próximas a la investigación a Efe. El responsable del barco fue detenido a mediodía del jueves por la Policía Real de Gibraltar, que indaga sobre el incidente.

El Gobierno del Peñón sostiene que, tras la colisión con el metanero, el buque desoyó las instrucciones de la Capitanía Marítima de Gibraltar y, asegurando que no tenía ninguna avería, siguió su marcha, hasta que, una vez ya en el Estrecho confirmó que tenía una notable entrada de agua. Fue entonces, ante el riesgo de hundimiento, cuando siguió las instrucciones de la Administración gibraltareña, que decidió encallarlo en la zona este, en una zona de poco fondo que pudiera facilitar las maniobras para la extracción de las más de quinientas toneladas de combustible que portaba para su consumo propio.