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Prueban en el Cantábrico técnicas para mejorar la selectividad del arrastre y evitar la captura de cetáceos

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

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Los científicos que participaron en la campaña Descarsel desembarcan hoy del Miguel Oliver

14 sep 2023 . Actualizado a las 04:46 h.

Los científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) que participan este año en la campaña Descarsel, que estudia estrategias y fórmulas de reducción de descartes y especies no deseadas por parte de las artes de arrastre, desembarcan hoy del Miguel Oliver, buque oceanográfico de la Secretaria General de Pesca, a bordo del que han estado desde el pasado día 4. Diez días que el jefe de la expedición, Xulio Valeiras, ha ido detallando en lo que antes era Twitter, jornada a jornada, los trabajos que han realizado para conseguir que la técnica del arrastre sea más selectiva. Para ello prueban tanto diferentes estrategias de pesca, como distintas configuraciones de red, así como sistemas que proporcionen vías de escape a aquellas capturas que, principalmente por su tamaño, no son realmente objetivo de la pesquería.

¿Cómo saber si escapan o no? Pues con la observación electrónica y los sistemas de inteligencia artificial. Las cámaras submarinas permiten a los biólogos observar cómo funcionan las artes de pesca que se prueban y el modo en que se comportan las especies cuando caen en la red, y fijarse en las diferentes reacciones según la profundidad a la que se trabaje o las situaciones de pesca.

Es lo que tiene poder disponer de un buque oceanográfico solo para probar esas técnicas: «La monitorización total y control de operaciones de pesca con los sistemas de sensores del buque oceanográfico nos permite obtener información completa y trabajar en condiciones controladas y más adecuadas a los objetivos que en un barco comercial», dice Valeiras, investigador del Centro Oceanográfico de Vigo del IEO y responsable del proyecto.

Y no solo se trata de probar técnicas de arrastre que aumenten la selectividad y aminoren el impacto de un sistema de pesca que está en el punto de mira de los conservacionistas y al que incluso las autoridades comunitarias intentan poner coto. La campaña también ha servido para probar dispositivos de exclusión de cetáceos, otro de los problemas que trae de cabeza a los arrastreros, dado que la Comisión estudia implantar vedas para reducir el número de varamientos de delfines y otros mamíferos marinos.

Asimismo, en la expedición también se han aplicado tecnologías para caracterizar de forma automática las especies descartadas y, a la vez, estudiar su supervivencia tras caer en la red. Estos trabajos son de importancia capital en el caso de las rayas, tiburones y crustáceos, como la cigala, pues servirían para revalidar la condición de especies que se pueden descartar por alta supervivencia.

«Solo conociendo mejor nuestros mares se puede apostar por la protección y la gestión sostenible de recursos, por lo que el Ministerio de Agricultura y Pesca sigue invirtiendo esfuerzos en desarrollar campañas de investigación a bordo de sus buques oceanográficos», apunta Isabel Artime, la secretaria general de Pesca.