Cambios en el consumo: Más pollo y menos pescado; menos producto fresco y más congelado
SOMOS MAR
La espiral inflacionista ha desviado el consumo de proteínas marinas hacia otras más baratas mientras la hostelería pide formatos más pequeños para evitar el estocaje
03 oct 2023 . Actualizado a las 04:45 h.En eso de repensar la cadena de valor, las marcas lo tienen claro: la sostenibilidad debe estar en la cabecera. De ahí que los certificados de pesquerías sostenibles, como el sello azul de MSC, u otros distintivos de buenas prácticas, se generalicen en los lineales de la gran distribución. Pero en un momento como el actual, de elevada inflación y en el que la mitad de los consumidores se han visto empobrecidos, como destacó Angels Segura, responsable de Productos del Mar en AECOC, la asociación del gran consumo, la etiqueta de sostenibilidad queda relegada a un segundo plano y pasa al primero la del precio. Los elevados precios han alterado la composición de la cesta de la compra y ha modificado los hábitos de compra. El consumidor «busca más las ofertas y promociones, cambia establecimiento buscándolas, con una cesta de la compra más pequeña, con un surtido más básico y con mayor presencia de la marca del distribuidor, y que planifica más la compra y va menos veces», explicó Segura.
¿Y qué compra? Pues «dorada, merluza, lubina y salmón» en los frescos, lo mismo en libre servicio, con el langostino y las gambas, y las rabas de calamar y las varitas de merluza en los congelados, explicó Eduardo Dendarrieta, de Alcampo. Este aprecia que hay un trasvase del consumo hacia productos de la acuicultura. Y también que se va más al arcón del congelado que al lineal de pescados frescos. Un rincón del supermercado que ahora se frecuenta menos, pues se busca más el pollo que la proteína de pescado, dijo Dendarrieta.
Esas alteraciones en el consumo se ven tanto aquí como en el resto de Europa, como confirmó Steve Challouma, de Nomad Foods. El gigante del congelado, con presencia en más de 20 países, ha visto una contracción del mercado de pescado en prácticamente todos los países, donde se repite esa huida hacia el pollo y proteínas más asequibles.
Las marcas intentan frenar la sangría con innovación, adaptando la oferta a un consumidor que no tiene tiempo y quiere productos de conveniencia.
Del cambio de hábitos no se libra ni la hostelería. Y mucho menos sus proveedores. Eduardo Ruiz, director de operaciones de Anedilco, grupo de distribución de congelados con fuerte implantación en ese segmento refirió que los hosteleros buscan no acumular «más producto del necesario y prefieren comprar más veces, en formatos más reducidos» que invitan a repensar formatos con la mitad de contenido, «4 o 5 kilos, en lugar de 10».