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Las 8.000 colillas que una voluntaria «barrió» de la Festa do Marisco para evitar que llegasen al mar

Leticia Castro O GROVE / LA VOZ

SOMOS MAR

Tami Prieto, escoba y recogedor en mano, salió a peinar el recinto ocho veces, durante media hora en cada ocasión; el resultado de su empeño está claro y no habla demasiado bien de nuestra sociedad

15 oct 2024 . Actualizado a las 09:33 h.

Ahora que toca hacer balance, parece claro que la Festa do Marisco de O Grove de este año ha seguido la línea creciente de las últimas ediciones. Pero si la cosa va de hablar de datos, hay uno que pone los pelos de punta, y son las 8.000 colillas recogidas altruistamente por Tami Prieto, de Aura Noctis, una activista comprometida con el cuidado del mar. De lo que se come se cría, dice el refrán, por eso Prieto llevó un paso más allá su labor de concienciación con el medio marino. Escoba y recogedor en mano recorrió el recinto durante las dos últimas jornadas de la cita gastronómica meca para retirar los restos de cigarros que los fumadores dejaban a su paso, «unhas oito saídas de media hora cada unha», explica. Las colillas no las retiró precisamente de las carpas degustación: incidiendo mucho en aquellas zonas próximas al alcantarillado evitó en cuatro horas en total que el mar estuviese un poco más contaminado, aunque esta tarea, la de retirar colillas y enseñar la parte más incívica del ser humano, la viene realizando desde hace ya varias semanas a través de sus redes sociales. Con su trabajo, no solo evitó en la medida que pudo la contaminación en un lugar crucial, en el denominado paraíso del marisco, sino que tuvo que escuchar comentarios de todo tipo y superar la vergüenza. Su objetivo calará en algún momento: concienciar a propios y ajenos de que se está perjudicando no solo al ecosistema marino sino también a la propia economía, porque el mar es sustento de muchos. Así lo escenificó, extendiendo por la acera tal cantidad de cigarros, pues lo visual parece que siempre impacta más que las cifras, que son preocupantes. Un dato, las colillas dañan al océano tanto como los plásticos y pueden tardar en degradarse más de diez años. Además, se estima que una sola puede contaminar entre 8 y 10 litros de agua salada según informes del proyecto Libera de SEO/BirdLife.