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De Namibia a Castletownbere para ver Galicia

Uxío Labarta PROFESOR DE INVESTIGACIÓN DEL CSIC AD HONOREM

SOMOS MAR

espe abuín

15 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia, el mar propio y el mar de fuera, se encuentra en la negociación con realidades y datos rigurosos. Estudios y análisis que atiendan también a las estrategias del mercado, los aranceles y las importaciones, tan mediatizadas por los intereses de los lobis. Y son estas estrategias, las que se desarrollan desde los años 60 desde Galicia —y de las que daba cuenta el reportaje de octubre de Esperanza Abuín en La Voz de Galicia—, donde el 30 % de cobertura propia de productos pesqueros en la Unión Europea (UE) provenía en gran parte de capturas de barcos españoles en sus aguas, en caladeros internacionales o de Estados con acuerdo con la UE. El 70 % restante procede de importaciones de otros países, entre ellas las capturas de 500 barcos de capital español que están en sociedades mixtas. Probablemente una de las más inteligentes iniciativas —a fuer de conflictiva en sus inicios— de los empresarios gallegos y que, actualmente, según la Cátedra Ardan, supera el medio millón de toneladas anuales de desembarcos en Galicia.

España fue el Estado de la Unión Europea que más pescado capturó en el 2023, con cerca de 700.000 toneladas, el 21 % de los desembarcos de la flota de la UE. En una situación de capturas totales con tendencia descendente, desde los 4,6 millones de toneladas en el 2018 a los 3,3 millones en el 2023. De las que el 70% se realizaron en el Atlántico nororiental; el 10 %, en el Mediterráneo; el 6 %, en el Indico; otro 6 %, en el Atlántico centro-oriental, y aún otro 6 % sumando el Atlántico sur (este y oeste) y noroeste.

Tendencia decreciente que, de acuerdo a Salvador Serantes en La Voz, se observa con alarma en los desembarcos de pesca fresca de Galicia, no alcanzando estos en los primeros 11 meses del 2024 las 100.000 toneladas, frente a las 202.000 toneladas de 2017. Lo que supone unas capturas un 41 % inferiores a la media de los desembarcos de los últimos 10 años. 

A ello se añade la herencia del lituano Virginijus Sinkevicius como comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, que continúa dando sus largos coletazos. En primer lugar, con la implantación en el 2023 de las 87 vedas en el Atlántico para artes de fondo (arrastre, palangre y enmalle, vedas que el comisario Sinkevicius se negó a retirar.

Y continua la herencia ahora en el Mediterráneo y sus 27 días de pesca al año, paliado in extremis por la Comisión al ampliarlos a los 120 actuales bajo condiciones que mejoren la sostenibilidad de gambas, cigala o merluza. Todo, a pesar de que en los objetivos de ajuste en los mares de Europa hubo un sustancial avance, desde un 78 % de las poblaciones sobrepescadas en el 2005 a solo un 38% en el 2018. Resultados debidos a los esfuerzos de la flota que han permitido una mejora en la explotación de gran número de especies, cuya situación presenta una elevada incertidumbre científica.

Por ello, la aplicación del principio de precaución debiera incorporar criterios económicos y sociales, necesarios de haberlos, que minimicen los efectos negativos para las empresas pesqueras, incorporación no atendida por la Comisión Europea. Coincidiendo que, en las políticas europeas y en sus instituciones, se reconocen y potencian las organizaciones conservacionistas, además de las organizaciones pesqueras. A veces con intereses divergentes. Por más que entre los intereses empresariales se encuentre la sostenibilidad de los ecosistemas marinos. Y en los Gobiernos, posiciones explicitas en defensa no solo de la industria pesquera, sino de nuestra economía pesquera, porque, con certeza, no se ve Vigo al entrar en una fábrica de Namibia, pero sí el deterioro de la pesca gallega. Una situación que compromete el mar propio de Galicia, sin que se aborde su situación, ni se conozcan iniciativas y estudios para recuperar los recursos y la sostenibilidad del mar de Galicia. Aviso incesante de don Domingo Quiroga.