Armadores y rescatadores arriesgaron la vida para evitar que se hundiese el pesquero de aquellos en el muelle de Muros
SOMOS MAR
Cuatro horas de intenso trabajo permitieron reflotar el pesquero en Muros
18 ene 2025 . Actualizado a las 04:45 h.Osadía, pericia y esfuerzo común navegaron juntos durante la noche del jueves hasta rescatar de las aguas del puerto de Muros a O Saburil, un palangrero de 14 metros con base en Muxía por el que durante cuatro horas pelearon sus dueños, los hermanos Iago y David Guisamonde, Bombeiros GES de Muros y la tripulación de la Salvamar Regulus. Hubo un momento en el que el hundimiento parecía inevitable, pero nadie se dio por vencido y, al filo de la una de la madrugada, O Saburil pudo ser reflotado.
La alarma sonó quince minutos antes de las diez de la noche, cuando los propietarios vieron desde sus casas, a través de las cámaras del barco, que se estaba escorando y avisaron a emergencias. Se desplazaron GES de Muros y Policía Local, pero el pesquero se sumergía a una velocidad endiablada. En pocos minutos, su inclinación con respecto al muelle era de 45 grados y la brecha continuaba agrandándose.
Los armadores no tardaron en llegar al muelle y tampoco dudaron en lanzarse al agua para salvar su barco, pese a la oposición de la Policía Local por el enorme riesgo que entrañaba. No estaban solos en su empeño, les acompañaron un tripulante de la Salvamar Regulus y un miembro del GES. Disponían de cuatro bombas de achique para las que buscaban emplazamientos estratégicos en el interior, pero en el barco entraba más agua de la que salía.
En tierra también se libraba una batalla titánica. La dotación del GES de Muros movilizó dos de sus camiones y con los cables de acero amarraron el pesquero para contrarrestar tirando hacia el muelle la fuerza con la que el barco empujaba hacia el mar. La diferencia de presión aumentaba y llegó un momento en el que los vehículos corrían el riesgo de acabar siendo arrastrados al agua.
La operación estaba en un momento crucial, el riesgo era máximo y parecía que el único camino era renunciar: «Dábamolo por perdido», afirmó uno de los participantes en el operativo. Pero el amador Iago Guisamonde no iba a tirar la toalla, quería entrar en la sala de máquinas, en la parte más baja del pesquero, para comprobar si estaba allí la causa del hundimiento. Tampoco aquí estuvo solo, el miembro del GES Manuel Lago le acompañó en la inmersión que acabó salvando a O Saburil.
Pero para que eso fuera posible, el operativo de emergencias requirió previamente al Concello de Muros un tractor con cisterna. Desde este gran depósito se introdujo en el barco un tubo de doce centímetros de diámetro que logró una extracción de agua lo suficientemente rápida como para permitir a Iago y Manuel desplazarse hasta la sala de máquinas.
Era allí donde estaba el problema. El palangrero dispone de un sistema de refrigeración mediante un circuito que coge agua del mar para devolverla después. Solo que en este ocasión el mecanismo se había estropeado, algo que no es infrecuente que suceda. Bastó con cerrar los grifos que captan el líquido para que el conjunto de medidas adoptadas anteriormente funcionaran.
La satisfacción para todos fue ver como O Saburil emergía de nuevo. La mañana del viernes, los armadores en el muelle muradano gestionaban su traslado al astillero de O Freixo.