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La gaditana Teresa Estudillo se echa a la mar con los pescadores y acompaña a los percebeiros para relatar con su arte visual la belleza y la dureza de su tarea
10 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Teresa Estudillo Ramos cambió hace unos años de paisaje y de vida. Fue un cambio drástico. Gaditana de origen, concretamente del Puerto de Santa María, después de terminar su carrera de Bellas Artes en Sevilla, acabó recalando en Asturias. Durante la pandemia, conoció a su actual pareja, un percebeiro de Tapia de Casariego, y terminó estableciéndose con él hace unos cinco años en esta villa marinera asturiana.
«Al principio, fue un poco duro», confiesa. Se encontró con un mundo muy diferente, por «la personalidad, el ambiente y las costumbres». Y no solo eso, llegó a Asturias desde una ciudad, Sevilla, con «muchísimo ambiente artístico», que implicaba además facilidad para encontrar sitios donde comprar materiales. «Aquí tengo que pedirlo online». Pero estos inconvenientes pronto fueron dejando paso a otra cosa.
Su aterrizaje en Tapia le dio un lado positivo: la oportunidad de conocer a fondo la vida en la mar. «Tuve la oportunidad de irme con los marineros y estar allí para que me enseñasen; cuando ven que te interesa, que no es postureo, te abren las puertas, son ellos mismos los que están más dispuestos a enseñarte», explica.

Lo que más le ha llamado la atención es la peligrosidad del oficio de pescador, «gente que sale con temporales tanto al percebe como a la faena de la mar». A pesar de que se juegan el tipo y del valor que tiene su oficio, cree que los pescadores no están suficientemente reconocidos. «Deberían tener más ayudas tanto para los jóvenes como para los patrones más mayores; es cierto que los menores de 35 años tienen ayudas, pero te piden que adelantes el dinero; yo conozco a un chico de 24 años que quiere entrar en el oficio pero no tiene dinero para adelantar; debería hacerse de otra manera, no debería perderse un oficio de toda la vida».
También admira el oficio de su pareja. El peligro que implica. «Nunca lo puedes prever del todo, viene un mal golpe de mar y te lleva; los que yo conozco, varias veces se han llevado algún susto: golpes en la mandíbula, brechas en la cabeza». Teresa Estudillo tuvo el acierto de combinar su oficio, el arte, con el de las personas que la acogieron: los pescadores. Su primer trabajo fue la «Historia de un Marinero», una exposición que funciona como poesía visual con 27 ilustraciones a plumilla y que se exhibió en varias localidades marineras de Galicia y Asturias.

El contacto con marineros y percebeiros le abrió la puerta para contar una historia que gustó mucho allá donde se presentó, y que próximamente tendrá una segunda parte que promete ser «más profunda». Quiere que la continuación de la historia tenga mayor raigambre con la cultura marinera, «ahora que la comprendo mejor, que veo el valor de salir a la mar, la situación de cada uno de los que salen, el tiempo que gastan en el oficio».
Artes diferentes en Galicia y Asturias
Lo que tiene claro es que no quiere relatar un prototipo de marinero universal. Si algo le ha dado su experiencia en el Cantábrico es una visión mucho más atomizada del oficio. «El marinero de Luarca no trabaja igual que el de Ribadeo, hay diferentes artes y formas de trabajar, y trato de adaptar lo que cuento a cada zona».
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Por ejemplo, la cabadoira, la herramienta con la que extraen los percebes, no tiene la misma longitud para los gallegos que los asturianos Y las localidades se caracterizan más por unos productos que por otros, algo que ella trata de reflejar en sus trabajos. En Ribadeo, el percebe; en Burela, la Xarda y el Bonito, en Castropol, las ostras.
Tres embarcaciones
Para esta nueva historia ha sido acogida por tres embarcaciones. Se hizo a la mar con Punta Galiño, de Tapia, cuyo patrón es Diego García; Nueva Soirana, de Viavélez, con Félix López de patrón, y Madre América, con base en Ortiguera pero amarrado y faenando en la zona de Puerto Vega, con Marcos Pérez de patrón. Todos estuvieron muy pendientes y amables, y trataron todo el tiempo de enseñarle los entresijos del oficio.
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Teresa Esra
Aunque no quiere desvelar demasiado el contenido de su nueva historia, adelanta que añadirá muchas cosas. No será todo plumilla como en su primer trabajo; incorporará técnicas como la acuarela y también propondrá piezas de escultura. Será una muestra más compleja. Ha atesorado un buen número de fotografías sobre las que va a trabajar. Por ejemplo, en el Nueva Soiraina hubo un buen lance en la pesca del pulpo que ha documentado en fotografías y videos.
La idea es estrenar la muestra en Tapia de Casariego, que es donde empezó la Historia de un Marinero, y el ideal sería hacerlo en torno a la celebración de la Virgen del Carmen, el 16 de julio, pero no asegura que vaya a estar lista para esa fecha. Es un trabajo que crece y cambia a medida que avanza y no puede estar sujeto a un plazo fijo.

En cualquier caso, llegue cuando llegue la muestra, Teresa Estudillo tiene ya una buena parte de su corazón conquistada por el mar Cantábrico. A pesar del cambio que supuso venir de una ciudad tan distinta como Sevilla, ahora está donde quiere estar. Tiene la suerte de que, a pesar de su origen andaluz, está a gusto con la lluvia y el frío.
«Al principio fue duro pero ahora estoy en un sitio con mi vida hecha. Ha merecido la pena». Es bueno para ella y también para el mundo de la mar, que ahora se ha ganado a una cronista con una mirada personal y, al mismo tiempo, muy comprometida.