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Un cóctel de toxinas lipofílica, paralizante y amnésica afecta al 73 % de los polígonos de bateas de Galicia

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

CARMELA QUEIJEIRO

Solo los polígonos de la ría de Ares y los del interior de la de Arousa están a salvo de una marea roja que empezó con cierres por ASP que se solaparon con la irrupción de la diarreica

12 sep 2025 . Actualizado a las 14:35 h.

El mejillón gallego que actualmente llega al mercado procede de 14 polígonos de bateas. Los únicos de los 52 de cultivo de mejillón que se han librado de un cóctel de toxinas de distinto tipo que mantiene cerrados casi tres cuartas partes (el 73 %), de los viveros de Galicia. Solo han esquivado el episodio las bateas de las rías de Ares y Betanzos, donde la presencia de células tóxicas todavía no ha alcanzado niveles que recomiendan la prohibición de la extracción y la zona más interna de la ría de Arousa, donde algunos polígonos llevan cuatro años abiertos de forma ininterrumpida, sin la irrupción de toxinas. Y podrían seguir a salvo del episodio actual si los vientos de componente sur-suroeste son benevolentes y dejan de propiciar la entrada en la ría de células de toxinas lipofílicas, apunta el subdirector del Intecmar, José Molares.

Estas, que antes se conocían como diarreicas —pues básicamente provocan problemas gástricos en niveles superiores a los permitidos—, han sido las últimas en sumarse al mejunje, aunque es cierto que son las que están en temporada. Son las lipofílicas las que suelen dirigir las mareas rojas que habituales en primavera y otoño, explica Molares. Pero este año se han anticipado otras dos toxinas, menos frecuentes que la diarreica, pero también más serias en cuanto a las consecuencias de una ingesta de más niveles de lo recomendado.

Tras un julio tranquilo, «os peches comezaron a finais de agosto pola presenza de toxina ASP, que non aparece con tanta regularidade», explica el subdirector del Intecmar. Aunque las células de este tipo no alcanzaron todas las rías, allí donde proliferaron generaron una marea roja bastante fuerte, que fue bajando de intensidad pero que, en algunas zonas se solapó con la toxina lipofílica, de forma que «houbo polígonos que encadearon unha con outra e a apertura porque xa non había presenza de amnésica se encadeou cun peche por altos niveis de diarreica».

Y para aderezar el cóctel, se mezcló la PSP, casi endémica en algunas rías gallegas, como la de Baiona o Camariñas. Esta última está cerrada, precisamente, por esa toxina paralizante. En Baiona, sin embargo, la responsable de la prohibición de extracción actualmente en vigor es la ASP.

En la ría de Arousa, están cerrados todos los polígonos de Cambados y todos los de O Grove. Aquí, el cierre a finales de agosto por ASP mutó ya en septiembre a una clausura por el exceso de células de lipofílicas. Y lo mismo ocurrió en los polígonos de Portonovo; sin embargo, a los de Bueu no llegó la ASP y sí la antigua diarreica. Mientras, en la boca de la ría, en los polígonos de Aldán (Cangas A y B) se combinan ambas. La ría de Pontevedra es, a decir de Molares, la más afectada por las mareas rojas. «Ten unhas características especiais» que hace que sea una de las primeras en cerrar por marea roja y de las últimas en verse libre de toxinas, explica.

Y la ría de Muros, que también está cerrada por completo, es «cada vez máis parecida á de Pontevedra, con peches máis largos», abunda. Por Muros tampoco pasó la ASP. Fueron las lipofílicas las responsables de la purga de mar que tiene cerrada toda la ensenada.

Ría de Vigo

Tampoco puede extraerse mejillón de ninguno de los polígonos de la ría de Vigo. Aquí es donde el cóctel ha sido más explosivo. Hay de los tres tipos. ASP, PSP y lipofílica. En dos polígonos de Cangas, cerrados desde mediados de agosto, actúan a la vez la amnésica y la diarreica. En otros tres, cerrados ya en septiembre, predominan las que pueden provocar problemas gástricos y en un tercero el riesgo es por la paralizante. La presencia de esta última es el motivo por el que no se puede extraer mejillón de los viveros situados más adentro en la ría, en Redondela.