El Museo Naval acogerá una conferencia y mesa redonda el jueves día 11, a las 19.00 horas, a cargo de tres historiadores sobre la llegada a las Molucas
08 dic 2025 . Actualizado a las 11:43 h.Hace ya más de 500 años, el 24 de julio de 1525, salía del puerto coruñés una gran expedición marítima comandada por García Jofre de Loaysa con un objetivo específico: llegar a las preciadas islas de las especias, conocidas en la época como El Maluco o islas del Maluco, hoy archipiélago de las islas Molucas, situadas en la actual República de Indonesia, en el océano Pacífico, con una extensión de aproximadamente 75.000 kilómetros cuadrados.
En el siglo XVI se las denominó islas de las Especias debido al gran número de plantas aromáticas que crecían en ellas, punto estratégico del comercio de las ricas especias, que se centraba principalmente en la nuez moscada, pimienta, jengibre, canela y clavo.
Eran tan preciadas como el oro, por lo que el control de estas islas desencadenó una gran disputa entre las dos grandes potencias, España y Portugal.
El rey emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, el monarca más poderoso de su tiempo a nivel global, comprendió el enorme valor del puerto coruñés para instalar una nueva Casa de Contratación para organizar y centralizar el comercio de las especias.
El arzobispo Juan Rodríguez de Fonseca y los nobles gallegos le pidieron al rey durante una asamblea celebrada en Melide el establecimiento de la Casa de Contratación de la Especiería de La Coruña, que fue aprobada en 1522 y que se mantuvo hasta 1529. Se comenzaron los preparativos para crear flotas que llegasen a Las Molucas, lo que implicó grandes esfuerzos para construir los buques y abastecerlos de todo lo necesario, incluido personal de múltiples oficios.
Las destacadas
De las diferentes expediciones que salieron de A Coruña, destaca la que fue liderada por dos grandes personalidades: Loaysa y Elcano en 1525. La armada o flota estaba compuesta por siete navíos (Santa María de la Victoria, Sancti Spiritus, Anunciada, San Gabriel, Santa María del Parral, San Lesmes y Santiago) y 450 hombres, comandados por Francisco José García Jofre de Loaysa (Ciudad Real, 1490-océano Pacífico, 1526), comendador de la Orden de Malta, llevando como segundo jefe de la expedición a un navegante de leyenda: Juan Sebastián de Elcano (Guetaria hacia 1486-océano Pacífico, 1526), que entre 1519-1522 había culminado la Primera Vuelta al Mundo en la famosa expedición de Magallanes-Elcano, y el cual encontraría la muerte —como Loaysa— durante esta nueva travesía.
Entre los valientes marinos se encontraba también otro célebre, Andrés de Urdaneta, descubridor años después del Tornaviaje, la ruta marítima de regreso desde Filipinas y a través del océano Pacífico hasta el Virreinato de Nueva España en América, actual México. Curiosamente, Urdaneta sería el primero en regresar a España después de once años desde su partida en la expedición de Loaysa.
Siendo el objetivo de la expedición muy ambicioso, las inmensas dificultades de la navegación en aquella época supusieron que solo la nave capitana llegara a su destino, donde ya se habían instalado los portugueses.
Muchos inconvenientes
Todos los inconvenientes que se sucedieron durante las múltiples singladuras, que provocaron hundimientos, deserciones, muertes y otras pérdidas irreparables y, sobre todo, la fuerte controversia jurídico-política sobre la posesión de aquellos territorios, fueron determinantes para que el rey Carlos I decidiese renunciar y vender al Reino de Portugal las preciadas islas Molucas en 1529 (Tratado de Zaragoza). Se vendieron por 350.000 ducados y se incluía una cláusula de retroventa, que permitiría al monarca anular la renuncia.
Nuevas rutas
Pero aquel gran esfuerzo no fue en balde pues también contribuyó como otras expediciones anteriores a abrir nuevas rutas marítimas en el Pacífico, destacando entre ellas la famosa del Galeón de Manila, que logró finalmente conectar tres continentes, Asia, América y Europa, a través de dos océanos.
Como hito histórico de gran trascendencia, la denominada Expedición de Loaysa descubrió el paso del cabo de Hornos (Tierra del Fuego, actual Chile, mar de Hoces, hoy conocido como pasaje o paso de Drake), las islas Marshall, y supuso la segunda circunnavegación a la Tierra pues su intención era precisamente seguir el mismo trayecto descubierto por el propio Juan Sebastián Elcano en su anterior y primer viaje de circunnavegación. Loaysa se convertiría en el gobernador de Las Molucas.
Ningún barco de los que salieron de A Coruña conseguiría regresar, aunque sí lo harían un puñado de hombres de la expedición pero en otros navíos, consiguiendo por ello completar la que fue segunda circunnavegación al mundo en la historia.
Uno de los barcos de la expedición, la carabela San Lesmes, mandada primero por Francisco de Hoces (descubridor del Mar que lleva su nombre, paso al sur del cabo de Hornos), y después por Diego Alonso de Solís, se perdería para siempre en 1526 en el sur del Pacífico, lo que dio origen a un gran misterio sobre el paradero de sus tripulantes.
Cuando llegaron otras expediciones a aquellos mismos territorios 250 años después, encontraron indígenas con marcados rasgos físicos y culturales europeos, lo que se entendió como la fusión de hombres blancos con mujeres polinesias.
*Jaime Antón Viscasillas es titulado superior de Administración (AGE), responsable del Servicio de Historia y Cultura Naval del Museo Naval.