«El pescado es el producto que menos ha subido de toda la cesta de la compra»
PESCA Y MARISQUEO
«Noto máis a subida na verdura que no peixe», dice Ana Sampayo, clienta de un conocido mercado gallego
23 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.No hay mucho movimiento a las 10 de la mañana de un viernes en el mercado coruñés de San Agustín. Y sin embargo, la actividad es frenética. Una pescantina atiende al WhatsApp mientras batalla con una espectacular pieza de rape que le han encargado restaurantes. Mari López no tiene a nadie delante de su puesto, pero es casualidad. En realidad no aprecia una caída de clientes desde que el tique de la compra está disparado. «Nós traballamos máis ou menos igual. Levan o mesmo e o prezo... hai días, según a lonxa». Si hay menos afluencia es más porque desde que han arreglado los alrededores del mercado, «si deixas o coche dous minutos xa che está a policía multando». Y así sí que sale caro el pescado. ¿Lo es? «Es el producto que menos ha subido de toda la cesta de la compra», sentencia tajante Ángela Barrán, que atiende con su madre y en presencia de su hija en el puesto de Mariscos Dory. «Lo que pasa es que la gente está atemorizada por los mensajes que lanzan desde las grandes áreas comerciales». Para demostrarlo, recurre al móvil y se pone a buscar la lista de precios de tal día como hoy hace un año (porque, eso sí, el mercado tradicional ha tenido que recurrir a las nuevas tecnologías y hacer hasta tiktoks): «Merluza, 9-12; acedía, 22; lenguado, 30, rodaballo, 30... Hoy: rodaballo 32, lenguado, 32, acedía, 19...» Y eso los pescados finos, pero hay merluza, lirios, xurelos, sardinas...
Ana Sampayo es de las que siguen los cánones de la buena alimentación: come pescado dos o tres veces por semana. Y cada 15 días se abastece en el mercado de San Agustín. No ha cambiado sus hábitos. Sigue llevando meiga, rape, parrochas, salmón, hoy una castañeta... «A subida de prezos notóuse en xeral, pero no peixe non tanto. Eu que fago a compra nótoo máis na verdura».
Es de las pocas clientas que a esa hora deambulan por el mercado. Pero hay más gente. Por su aspecto se ve que no van a comprar, sino a admirar. «Vén moita xente dos cruceiros, a ver este mercado, que teñen moi preto e ademais é precioso», explica a pie de Pescados Mari una mujer que se encarga de traer y llevar el pescado, preparar el mostrador... E insiste en la desfeita de rodear con cemento el mercado municipal y espantar a los clientes, personas entradas en edad a la que le cuesta ir cargando con las bolsas.
Por eso el que más y el que menos ha tenido que implantar el servicio a domicilio. Y en eso han sido muy útiles las nuevas tecnologías y las redes sociales, WhatsApp, Tick Tock, Instagram etcétera. Los placeros envían cada mañana la lista de precios, vídeos promocionales, gags y demás con los que intentan captar compradores. A resultas de ese esfuerzo, Ángela Barrán nota que se han sumado a la clientela personas más jóvenes, que antes acudían a los puestos de vez en cuando y ahora compran a lo largo de la semana. «Desde casa o el trabajo, si ven alguna oferta que les interesa, encargan y piden a domicilio», cuenta. Y cree que es resultado de esa mayor frecuencia de compra que desde que empezó a dispararse la inflación ha hecho desaparecer esos carros llenos a rebosar en los hipermercados y grandes superficies.