La pesca busca un eslogan eficaz para trasladar que el pescado no es caro

Pezqueñines, no gracias. El lema con el que el FROM —el desaparecido Fondo de Regulación de Mercados de la Pesca que se encargaba de promocionar los productos del mar— disuadió a los consumidores de comer pescados inmaturos surtió efecto y, además, quedó durante años grabado en el imaginario colectivo. Ese éxito es el que persigue ahora el sector pesquero para remontar una caída histórica del consumo de proteínas marinas, una contracción que alcanza ya un 38,6 %. Hoy, cada español ingiere en su hogar ocho kilos menos de pescado que en el 2013.

Pescadores y expertos en márketing analizaron ayer en A Guarda las causas de ese creciente desapego a un producto con enormes beneficios nutricionales. El cambio de hábitos de consumo es una de ellas. El sector pesquero debe moverse rápido para adaptarse a las nuevas tendencias, que buscan comodidad, rapidez y versatilidad. Pokés, tartar, sushi... Preparaciones ya listas para llegar a un segmento de población que lo desconoce todo sobre el pescado y el marisco.

Otra de las razones que espantan a los consumidores es la «percepción errónea» de que es caro, expusieron Óscar Mozún, director de Estrategia y Comunicación de Tactis Europa y Ángels Segura, responsable de productos de mar de Aecoc. Ambos coincidieron en que ese convencimiento está lastrando el consumo y pusieron sobre la mesa la necesidad de abordar una estrategia de comunicación coordinada y potente como las que puso en marcha el FROM en el pasado. Un lema como el de Pezqueñines con fuerza para convencer al comprador de que el pescado no es caro. Y de que reporta numerosos beneficios. Que es posible lo demuestra el éxito de Noruega con el salmón o el bacalao, que, a pesar de la bajada del consumo, ganan terreno gracias a una «excelente campaña de comunicación y márketing» con sus marbacoas, ensaladas y recetas que demuestran la versatilidad de sus especies estrella. 

En el encuentro también se abordó el problema de los productos veganos que imitan a los pesqueros. Yobana Bermúdez, directora general de Conxemar, habló del creciente mercado de productos en base vegetal, un éxito alentado por «la falta de una definición clara y reglamentación específica en su etiquetado puede inducir al error a los consumidores, llevándolos a creer que estos productos son más saludables o ecológicos sin pruebas contundentes».

Aletas a granel

Siendo como eran las jornadas de la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), una entidad que agrupa a 74 barcos especializados en la captura de pez espada y otros grandes migradores, no podía no abordarse la polémica iniciativa ciudadana Stop Finning-Stop the Trade, que persigue prohibir la comercialización de aletas de tiburón sueltas. La coordinadora de Área de la Subdirección General de Acuerdos y Organizaciones Regionales de Pesca, Lucía Sarricolea, que explicó cómo se formulan esas iniciativas ciudadanas, señaló que la mitad de las respuestas a esa consulta pública llegaron de oenegés y organizaciones medioambientales. Tanto los representantes de Orpagu, como de Opromar y de los productores de Burela, que representan a una flota de 126 barcos, acusan a esas entidades conservacionistas de intentar «desestabilizar a una flota medioambientalmente sostenible, que cumple con la normativa vigente». Esa que obliga a descargar el cuerpo del tiburón con las aletas adheridas para impedir el finning, de ahí que la iniciativa ciudadana «es un auténtico bulo».

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