Sólo hay que leer algunos titulares de la entrevista al Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación con motivo de la celebración de la Feria Internacional Conxemar en Vigo para sentir que la manipulación es un arma perfecta para decir vaguedades que suenan bien y no comprometen a nada. Así es, en general, la política en minúscula, que inunda todo lo mediático generando desconfianza, como en el caso del sector marítimo-pesquero. El resultado es un profundo divorcio entre la política y la realidad.
Si analizamos lo que este ministro dice y lo comparamos con la realidad cotidiana del sector, sólo caben dos interpretaciones: o manipula con vacuas reflexiones para decir una cosa y la contraria sin compromiso alguno con el mundo marítimo pesquero, o bien es un adolescente intelectual porque incorpora ilusión, dudas e incertidumbre.
Sólo hay que acercarse a los datos de las estadísticas oficiales para que este postureo y aparente «queda bien» se desmorone. Esta reflexión ambigua y endeble suele ser el habitual y recurrente discurso de los responsables de la política marítimo-pesquera de todos los Gobiernos y colores, tanto del Central como de las CC.AA. En estas últimas, cuando son incapaces de resolver problemas en el ámbito de su competencia rebotan la responsabilidad al Gobierno Central y este a su vez a la UE.
Después de tantos palos a lo largo de los años con diferentes gobiernos, la gente del mar hace tiempo que perdió la confianza en sus representantes políticos. Sueltan muchas «perlas» y mensajes que contradicen sus hechos y lo único que hacen bien es ejecutar la agenda que sobre el mundo del mar ha establecido la UE.
Todo este totum revolutum, que disfraza la desaparición del transporte marítimo y la caída en picado del sector pesquero, trajo como consecuencia que los múltiples centros de formación marítima que hay en nuestro país, tanto de marina mercante como de pesca, se hayan convertido en centros de futuros funcionarios y parados.
Y mientras tanto los de la «Cofradía de los Cazasubvenciones» siguen con el manido mensaje: «Tenemos un problema de relevo generacional. Faltan profesionales del mar». Pero al mismo tiempo tanto la marina mercante como la pesca continúan su agonía desde hace años. Se han convertido en sectores desahuciados, en paliativos, dejando que el tiempo haga lo demás: certificar su defunción.
Además, es previsible que este errático rumbo provoque no tardando mucho, si observamos la evolución de las flotas según los datos oficiales, que haya más tripulaciones enroladas en la burocracia de las múltiples administraciones marítimo-pesqueras. El número de funcionari@s y politic@s será superior al personal embarcado.
Alguien debería reflexionar y tomar la iniciativa para corregir a quienes viven desde la política en un mundo virtual, generando falsas expectativas para un sector como el marítimo al que han fulminado. El ministro de Pesca aprovechó su presencia en esta importante feria para ofrecer dinero público y agradar al grupo de tiralevitas y palmeros que pescan en los caladeros del erario público y no presentar un proyecto creíble para solucionar los graves problemas estructurales que hunden al sector marítimo-pesquero.
La vacuidad envuelta en grandilocuentes frases de colores no es más que un maquillaje del negro horizonte que se atisba desde la proa de este fatigado sector.