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En torno al consumo de pescado

Fernando González Laxe
Fernando González Laxe LÍNEA ABIERTA

PESCA Y MARISQUEO

María Pedreda

10 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Existe una amplia preocupación en el sector pesquero ante el descenso del consumo de sus principales productos. Los datos constatan que estamos asistiendo a una modificación de los hábitos alimentarios y a cambios en las estrategias de consumo. Lo que antaño era prioritario, en la actualidad queda sustituido por nuevos productos y preparaciones más fáciles de consumir y de mostrar a los consumidores.

Sin embargo, no hay consenso sobre las cifras de consumo de los productos pesqueros. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación sigue confiando, a través de su panel de alimentación, en las encuestas de consumo para corroborar el descenso paulatino de la demanda de productos pesqueros. Aduce que el consumo per cápita desciende de 23,43 kilos/habitante/año en el 2022 a 22,85 kg/habitante/año en el 2023; correspondiendo a una disminución de 600 gramos en el consumo efectuado en los hogares (18,56 kg/año) y a un aumento de apenas 6 gramos en el consumo extra-doméstico (4,29 kg/año). Por otra parte, si utilizáramos la metodología aplicada por FAO para el cálculo del consumo aparente de pescado, la situación cambia. La ecuación de la FAO (descargas + importaciones - exportaciones y todo dividido por la población residente) registraría, asimismo, un descenso; pero desde montantes más elevados. Los resultados serían 28,26 kg/habitante/año en el 2022 y 26,16 kg/habitante/año en el 2023.

Ambas tendencias coinciden en subrayar un descenso del consumo de pescado per cápita; pero las explicaciones de ambas son diferentes. En el caso de los datos procedentes del ministerio se refieren a una encuesta, obviando tanto la población residente (que aumentó 700.000 personas en los últimos dos años) como las cifras de importación (que son superiores en volumen a las propias descargas); lo que significa centrarse únicamente en la demanda. Por cierto, los mayores consumidores de pescado son las personas mayores, los parados y los matrimonios sin hijos; en tanto que los menos consumidores son las personas jóvenes, los matrimonios con hijos pequeños y los hogares con menores niveles de renta. En el caso de la metodología utilizada por FAO se hace referencia al suministro comercio exterior, resaltando la alta dependencia de los productos importados y, con ello, una especialización muy acentuada en lo tocante a las especies; o sea, se basa en la oferta.

Lo que más sorprende de las estadísticas oficiales manejadas es el diferencial existente entre la producción estimada por las encuestas y la producción pesquera calculada a partir de la balanza comercial. Es decir, en el primer supuesto, si multiplicáramos el consumo per cápita por el número de habitantes, tendríamos una oferta de 1.098.750 toneladas (22,85 kg/habitante x 48.085.361 habitantes). En cambio, el suministro aparente siguiendo el otro cálculo nos proporcionaría un abastecimiento de 1.257.913 Tn de pescado (26,16 kg/habitante x 48.085.361 habitantes). La diferencia entre una y otra estimación es de cerca de 160.000 Tn. Por lo tanto, ¿dónde están? y ¿quiénes las consumen?

En un principio, existen segmentos de población que no están contemplados en la encuesta pero que son elevados consumidores de productos pesqueros (hospitales, prisiones, colegios y comedores de empresas, por ejemplo). En segundo lugar, si la población residente fuera la misma que hace unos años, las ratios del consumo pesquero apenas se habrían alterado, por lo que no estaríamos hablando de un descenso alarmante de la caída de la demanda de productos pesqueros. En tercer lugar, asistimos a una intensa segmentación y heterogeneidad del consumo, atendiendo a las rentas, localización geográfica, trabajo, edad y composición de la familia, que hace variar el consumo y el gasto destinado a productos pesqueros. Y, en cuarto lugar, las grandes empresas distribuyen sus productos bajo nuevas presentaciones que, en algunos casos, aumentan y en otros alejan a los consumidores. En suma, las campañas de promoción deben solventar los problemas existentes y no aquellos que ellos mismos generan. Una recomendación final: consuman todo tipo de pescado.