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La orden de separar pescados difíciles de clasificar indigna a la flota española

Somos Mar REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

Imagen de archivo de una subasta de los dos tipos de rapes en una lonja gallega
Imagen de archivo de una subasta de los dos tipos de rapes en una lonja gallega PEPA LOSADA

Alega que distribuir a bordo gallos, rapes o rubios sobrecarga a los marineros

29 ago 2025 . Actualizado a las 04:45 h.

Por lo general, ni siquiera en las pescaderías se venden por separado los dos tipos de gallos que captura la flota española en aguas nacionales o comunitarias. Sea el común o el de manchas, se conocen como gallos, meigas o rapantes; en los barcos los estiban juntos y los patrones los registran con el código genérico de tres letras de la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. Si el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación mantiene la orden enviada a la flota, este lunes ya tendrán que clasificarlos a bordo y anotarlos en los diarios electrónicos de pesca con dos códigos diferentes, porque el actual desaparecerá. Indignadas por la sobrecarga de trabajo que supondría para las tripulaciones y por los problemas para almacenarlos en las bodegas frigoríficas, varias organizaciones del sector han solicitado al ministerio que no imponga obligaciones «casi imposibles» de cumplir.

No solo eso. Añaden que a la flota de pabellón español que faena en aguas de Gran Sol se le exige «este nuevo y complejo requisito», mientras que la abanderada en otros países «podrá seguir operando como actualmente, pues cumple perfectamente la legislación comunitaria». 

«Suma dureza» al trabajo

Si el ministerio no los escucha, dirigentes de seis organizaciones gallegas, cántabras y vascas advierten que se pondrá en desventaja a los pesqueros españoles, que faenan en los mismos caladeros y venden en las mismas lonjas que los que enarbolan otras banderas. Significará «cargar a nuestros tripulantes con un trabajo que suma dureza al habitual», además de que con el gallo «resulta difícil en el parque de pesca». Lloverá sobre mojado porque las «nuevas y casi imposibles condiciones de trabajo» podrían agudizar la fuga de pescadores a barcos de pabellón francés o irlandés, donde no pagan impuesto de la renta por los primeros 60.100 euros de salario.

Ocurre con los gallos, pero también con los rapes. Y en este caso no porque quienes saben de pescado duden ante uno genuino, el negro, y uno blanco (xuliana, en gallego). Según los representantes de la flota, hasta ahora los patrones los registran con el código genérico FAO, establecido en el reglamento europeo de totales admisibles de capturas. Ahora que el ministerio les ordena anotarlos con dos diferentes y estibarlos por separado en los frigoríficos, consideran que «es innecesario» porque ya se clasifican antes de la subasta, pues el negro cotiza bastante más que el blanco, y «el detalle de las especies ya se recoge en las notas de venta».

Todas esas dificultades se agudizan con otros dos pescados. De los rubios, también llamados escachos en Galicia, hay tantas subespecies de la misma familia que incluso los tripulantes pueden confundirse al anotarlos en el diario de pesca. Una complicación a bordo que se extiende a los operadores de las lonjas y, como el mercado «no requiere» los matices que exige el ministerio, dirigentes del sector consideran suficiente el código FAO «único y genérico».

Sucede lo mismo con los salmonetes, que pueden ser de fango o de roca, pero en este caso porque las identificaciones específicas de la FAO con las que deben diferenciarlos son tan similares (MUT y MUR) «que pueden ocasionar problemas de identificación para los patrones».

Pesca invoca normas de la UE

Cuando Pesca le transmitió a la flota que desde este 1 de septiembre el catálogo de especies cambiará y solo podrán introducir los nuevos códigos en el diario electrónico de pesca, lo justificó para «dar cumplimiento» a un artículo de un reglamento europeo del 2009 «en el que se indica la obligatoriedad general de declarar especies concretas». Paralelamente, se propone «facilitar la sincronización» con el nuevo listado español de especies comerciales, «que tiene prevista su entrada en vigor durante el mes de septiembre».