El Deportivo se da un batacazo con todo a favor

Pedro José Barreiros Pereira
P. Barreiros REDACCIÓN / LA VOZ

TORRE DE MARATHÓN

Una plantilla de garantías, una afición de Primera y el «play off» en Riazor no bastaron para que el equipo de Borja subiese, tras desperdiciar varias situaciones propicias y caer 1-2 ante el Albacete en la prórroga

12 jun 2022 . Actualizado a las 11:17 h.

La debacle contra el Albacete se convirtió en el tercer episodio de la crónica de un fracaso que el Deportivo escribió a lo largo de la temporada, cuando no le valió ser el mayor presupuesto, ni una afición entregada, ni una historia cuajada en el fútbol profesional, ni una plantilla de jugadores escogidos para subir. Con el avance de la competición, el mísero rendimiento de la segunda vuelta pasó la peor de las facturas a un equipo al que le costó mostrar alma y carácter en los partidos decisivos, así como un banquillo en el que siempre se echó en falta un plan distinto al de partida.

El ascenso viajó en balde a A Coruña. Llegó, se asentó en Riazor, se acercó hasta por tres veces al Dépor, pero este nunca lo agarró. La primera vez que el equipo coruñés lo dejó escapar fue el pasado 30 de enero, cuando vio cómo se aplazaba su esperadísimo enfrentamiento contra el Racing de Santander por dos positivos de covid en el equipo cántabro. Ni Borja Jiménez ni su plantilla supieron gestionar entonces su desasosiego, ni el convencimiento de que una nueva injusticia se cruzaba en el camino del club.

Con seis puntos de ventaja sobre el único rival capaz de comprometer su dominio de la Primera RFEF, las ganas de jugar un partido cuya disputa no estaba en sus manos corroyeron a un vestuario que se pasó tres semanas rumiando su propio descontento sin que nadie pusiese remedio. Desde un partido que hubiera servido para sentenciar el ascenso directo, las derrotas consecutivas frente al Real Unión (1-2) y la SD Logroñés (1-0) lo redujeron a un duelo directo por el liderato. El Santander ganó tras un ejercicio de solvencia y efectividad (0-1) para situarse de líder con un solo punto de ventaja, pero al Dépor le sentó como la bofetada de la tercera derrota seguida que hacía temblar todo aquello en que había creído.

Irregularidad y dudas

La semilla de la que sería la segunda ocasión en que dejaba escapar el salto a la élite ya estaba plantada. Al sufrido triunfo frente al Calahorra le siguieron dos insulsos empates contra el Sanse y el Racing en Riazor que volvieron a mostrar a un equipo vulnerable, irregular y con muchos problemas para sobreponerse a los obstáculos que los rivales ponían en su camino. Las dudas que transmitía tocaron fondo en Badajoz, donde encajó un doloroso 3-0, y en Balaídos, del que volvió con un sonrojante 2-1 tras caer frente al filial de su eterno adversario. El Santander se alejaba a nueve puntos más el golaveraje y el ascenso directo mudaba en una utopía. Los cántabros subieron a falta de doce puntos por disputar. El sueño de regresar a Segunda por la vía rápida se quedaba en agua de borrajas.

La Liga se convirtió entonces para el Deportivo en una carrera por llegar en las mejores condiciones a la final, la tercera vez que el ascenso llamaba a su puerta y donde hasta el empate le valía. La irregularidad tomó el timón de un equipo que alternaba buenos minutos en Riazor (los primeros contra el Majadahonda, el Dux Inter y la UD Logroñés) con fútbol sin personalidad y a merced del adversario de turno, incluidos modestos rivales como el Bilbao Athletic, el Talavera o el Tudelano, ya descendido, pero capaz hace solo tres semanas de adelantarse hasta por tres veces ante una parroquia blanquiazul cada vez más preocupada.

El triunfo frente a un desahuciado Valladolid B solo valió para maquillar la estadística de cuatro meses sin ganar a domicilio. La goleada al Linares, gestada en el segundo tiempo de una semifinal en la que el público llevó en volandas a su equipo, dio la falsa imagen de una plantilla convencida, pero que desde la falta de autocrítica no supo ver venir la hecatombe. Ahora solo queda la ruina de una temporada que por tres veces no supo revertir el Deportivo.