La viguesa que pone parches al paraíso «freak» por todo el planeta

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

cedida

Surf, yoga y perros son las tres aficiones de Paula Hermida, la fundadora de la marca La Barbuda, a través de la que distribuye ropa, complementos, láminas, pines y piezas de diseño inspiradas en iconos de la cultura pop de los 80

20 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Paula Hermida es la madre de La Barbuda, pero no tiene un pelo de tonta. La artista viguesa es la creadora de una marca que triunfa en medio planeta (sus diseños se venden en más de cien tiendas repartidas por todo el mundo) y puede presumir de que en el mercado negro trafican con falsificaciones de su piezas. Los objetos y prendas que crea son mucho más que referencias estéticas, son imágenes que conectan a la gente con sus aficiones y sus recuerdos, pero que ella presenta con gusto contemporáneo.

Surf, yoga y perros son las tres aficiones principales de la creadora afincada en la parroquia costera de Perillo, en el municipio de Oleiros, adonde se fue hace unos años por amor, se quedó por razones inmobiliarias (una hipoteca) y además, descubrió que era un lugar ideal para vivir y disfrutar con su perro, con la naturaleza cerca y la playa al lado.

La autora acaba de presentar en la galería Maraca de Vigo una selección de una vertiente de su trabajo, la intervención de cuadros, que según confiesa, es de la que más disfruta actualmente. «Empecé de forma casual un día que iba con el coche, encontré un cuadro tirado y decidí rescatarlo. Mucha gente se interesa por esta faceta mía, pero mi negocio principal sigue siendo La Barbuda», reconoce, explicando que además, ha conseguido integrarla en su marca. «A partir de la pieza original, hago series limitadas de láminas», cuenta desde Hula, su tienda taller decorada con ellos y el único lugar donde el público puede verlos de forma habitual, a excepción de exposiciones como la que hizo recientemente en su ciudad. «Los vendo en todo el mundo, y tengo más clientes en Estados Unidos o Alemania que en España», asegura sobre un trabajo del que se nutre a través de avisos que recibe de su entorno para conseguir piezas en rastrillos y mercados en Madrid, Barcelona y otras ciudades. «Me apasiona y además es una forma de reciclar. Es un producto que gusta, las láminas se venden un montón. Tardé en hacerlas, hasta que me di cuenta de que en cuanto decía el precio de los cuadros, la conversación se terminaba. Probé a hacer una tirada y vi cuál era el problema. La gente tiene ganas de acceder al arte y creo que es una forma de democratizarlo, además imprimo todo en calidad profesional y tamaños más pequeños», justifica Paula, que se ha encontrado con clientes que le han confesado que sus obras son las primeras que han tenido nunca en las paredes de sus casas.

Referentes en forma de parches

La artista que fusiona moda y arte difuminando la línea divisoria entre ambas formas de crear, explica que su producto hay que entenderlo: «Tienes que tener un pequeño poso para captar mis referencias». Esos referentes beben del pop, de iconos contemporáneos del cine, la literatura, la música... «es arte pop que une generaciones y sorprende, porque llegan familias con niños y los pequeños saben quiénes son Los Goonies o quién es E.T. y quieren un parche con su imagen, pero tiene su sentido, porque lo que para ti es importante, lo quieres compartir con tus hijos», razona.

Paula Hermida trata de explicar que si no fuera por las piezas que hace, no habría forma de llevarlas encima. «Si no te pones algo así, en forma de parche, no llevarías nada o te pondrías un pijama por casa, pero si lo luces en la calle es un guiño cuando alguien lo ve, es un sentimiento compartido», afirma sobre sus diseños básicamente inspirados en los años 80, «aunque de vez en cuando salen obras que se intuye que van a significar algo, como Harry Potter, y las incorporo a mi marca», cuenta la viguesa, que estudió Periodismo, pero lo dejó al poco de acabar. «Hice prácticas y vi que no era lo mío, tenía más en común con los que se dedicaban a la creación de imágenes, así que hice un máster en producción audiovisual, acabé siendo guionista en la serie Padre Casares y al terminar, empecé mi proyecto. «La Barbuda no fue premeditado, solo quería era reflejar todas juntas mis capacidades y gustos, pero la marca comenzó a funcionar a tope, y hasta ahora», resume sobre un sello con presencia internacional y tienda online que hace envíos a todo el mundo, como el que hoy sale para Harley Davidson.

También inició una marca de surf, Buenas olas, que ha dejado aparcada hasta que no encuentre un equipo con el que pueda dedicarle la misma pasión que a La Barbuda.  

Un sello para gente diferente y orgullosa de serlo

Cuenta la artista que el nombre de La Barbuda está inspirado en los «freak shows» de los circos antiguos que ofrecían espectáculos viajeros y exhibían rarezas humanas. La mujer barbuda era una de sus protagonistas: una mujer que en vez de afeitarse, decidía hacer de su inusual característica una virtud. Actualmente, «friki» es un término coloquial para referirse a una persona cuyas aficiones son inusuales o minoritarias. «La Barbuda es una marca pensada para la gente diferente que se enorgullece de serlo. Si has nacido con barba, ¡no te la afeites! Sé tú mismo. ‘Stay freak!'», recomienda la viguesa.