Una policía de Vigo: «Tengo bajo mi protección a 99 víctimas de violencia machista»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

Dani Portela

Los agentes especializados están desbordados. «Faltan recursos asistenciales para que las mujeres se desvinculen del agresor», contaron en Radio Voz

04 jul 2025 . Actualizado a las 03:10 h.

Su teléfono puede sonar en cualquier momento. Al otro lado, están las mujeres víctimas de violencia machista, pero también los agresores. Natalia Feijoo es, junto a cuatro compañeros de la Comisaría de Vigo-Redondela, una de las agentes de seguimiento de la unidad de atención a la familia y mujer, UFAM, de la que dependen 18 policías especializados que también se encargan de recoger denuncias e investigar las agresiones sexuales.

—¿En qué nivel de riesgo se asigna un policía de seguimiento?

—Cuando se tramita la denuncia y se introducen los datos en este sistema Viogén se hace una primera valoración del nivel de riesgo. Entre las primeras medidas de protección está la asignación de un policía de seguimiento que se encarga de llevar el caso durante todo el tiempo que esté dentro del sistema VioGén.

—¿A cuántas mujeres protege?

—A día de hoy, en torno a 98 o 99 mujeres. Hay algunos casos inactivos porque los agresores cumplen condena de prisión.

—Son muchas, ¿no?

—Sí, muchísimas. La cifra podría ser mayor si incluimos víctimas de delitos sexuales. Es mucho estrés, mucha paciencia y, sobre todo, gestionar bien los recursos que tenemos a nuestro alcance porque, obviamente, un policía no puede hacerse cargo de 100 víctimas por sí solo. Nuestra labor es coordinarnos con las unidades de seguridad ciudadana para los niveles de riesgo más altos. En casos de riesgo se hace una vigilancia 24 horas y la protegida tiene un coche de policía a la puerta de casa y un acompañamiento donde necesite. Seguridad ciudadana tampoco cuenta con suficientes dotaciones para atender varios casos en un mismo día con ese nivel de riesgo.

—¿Se puede dar el caso de haya más mujeres que necesiten ese seguimiento del que se puede prestar?

—Sí, sí, se puede dar el caso, evidentemente.

—¿Cómo acompañan a las víctimas los policías de seguimiento?

—No somos un servicio 24 horas, aunque el teléfono lo llevamos siempre encima, hasta de vacaciones. En una situación de emergencia, como puede ser un quebrantamiento físico, tienen que llamar al 091, al 112 o usar la aplicación Alertcops. A nosotros recurren cuando hay quebrantamientos de prohibición de comunicación, por ejemplo por redes sociales o a través de terceras personas. Debemos tener en todo momento información de cómo es ese entorno, cómo es la rutina de las mujeres y sobre el agresor, si ha cometido más delitos, es consumidor de sustancias o tiene problemas de salud mental.

—¿Qué contacto tienen con el agresor?

—Intentamos hacer una primera entrevista cuando pasan a disposición judicial. En presencia de sus abogados, hablamos con ellos, informamos de qué comportamientos son constitutivos de delito. Suelen ser reacios a entrevistarse con nosotros, pero también los hemos encontrado que agradecen información.

—¿Actúan de oficio?

—Sí. En el momento en que detectamos una situación de violencia, tenemos que informar al juzgado competente y proteger a la víctima, aunque ella no quiera denunciar. Hay que detener al autor, se tramita un atestado y el supuesto agresor pasa a disposición judicial. Luego el juez o jueza determinará si esta persona tiene que ingresar en prisión. En estos casos, es lo que deseamos porque, aunque hay veces que la propia víctima toma la decisión de reanudar la convivencia, el agresor debe ser consciente de que tiene una prohibición de aproximarse a esa persona. Ellos suelen justificarse, pero la responsabilidad es suya, que es el condenado y el que tiene la orden de alejamiento, no le puede abrir la puerta. La violencia de género tiene un trasfondo que va mucho más allá de la simple decisión de la mujer de estar con él.

—¿Cambia la perspectiva del acompañamiento si la víctima es joven?

—Tenemos chicas protegidas menores de edad. En esos casos trabajamos mucho con los padres.

—¿Qué falta en el sistema?

—Faltan recursos a nivel asistencial para proteger a una víctima y desvincularla del entorno de su agresor. La víctima necesita un acompañamiento social, una vivienda, un trabajo y rehacer su vida. Si no hay un entorno favorable, pueden acabar volviendo con sus agresores. Y no es algo que ellas decidan, siguen teniendo miedo, pero hay casos que han interiorizado tanto la violencia que prefieren asumir el riesgo que verse totalmente solas.

—¿Ha perdido a alguna protegida?

—Dos mujeres se quitaron la vida. Por la violencia que sufrieron, son también víctimas de violencia de género. El sistema VioGén también tiene un indicador del riesgo. Impacta mucho en la salud mental, por eso hay que dar apoyo psicológico. Se les ofrece ya en Comisaría. 

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Las llamadas a este teléfono son gratuitas y no quedan registradas en la factura