El túnel de San Simón recorrido por Pedro Madruga y que unía la isla con sitios mágicos

VIGO

El pequeño pasadizo fue el centro de varias historias en un lugar que fue lazareto y campo de concentración franquista
19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.En la isla de San Simón, justo detrás del edificio que hoy acoge cursos y seminarios, hay un pequeño túnel que es el origen de muchas leyendas. En una de sus paredes hay un número que recuerda a un pasado oscuro: 1940. No sé conoce quién lo talló, pero aquel año la isla de la ría de Vigo era un lugar de terror y muerte. En 1936, el bando sublevado la utilizó desde el inicio del golpe de estado como un campo de concentración. Allí, miles de personas fueron encarceladas, torturadas y asesinadas desde el inicio de la Guerra Civil hasta el 1943, cuatro años después del final de la guerra y del inicio de la dictadura franquista. Se tienen contabilizados más de 517 muertes además de las que se produjeron por «paseos» y fusilamientos.
El túnel, hoy cerrado por una puerta metálica, se decía que había sido creado mucho antes de que aquel preso tallara el 1940. Hay una historia que se repitió por años en Redondela que decía que ese pasadizo lo utilizaba Pedro Álvarez de Sotomayor, más conocido como Pedro Madruga, para acudir a su castillo de Soutomaior en el siglo XV. El noble, algunos estudiosos lo asocian con la figura de Cristóbal Colón, fue uno de los personajes más relevantes de aquella Galicia de finales del medievo. La fortaleza fue el centro de operaciones que el noble utilizó durante sus luchas de poder en Galicia. Mantuvo luchas con la jerarquía eclesiástica y con otras familias nobiliarias gallegas, como los Sarmiento, y se posicionó a favor de la Juana la Beltraneja en la Guerra de Sucesión, lo que lo enfrentó al bando de Isabel la Católica.
Lo cierto es que el túnel se decía que conectaba con otros tantos lugares más. «Non é casualidade. San Simón é un lugar que se divisa dende calquera lugar da ría», indica el colaborador de la asociación cultural Alén Nós de Redondela Xosé Couñago. «Din que tamén conectan co lugar en que se encontran as denominadas Pedras Agudas, na zona alta da parroquia de Ventosela, unhas pedras que se di que teñen vida propia, que son penedos coma dedos que soben e baixan sobre a superficie do chan, como afundíndose unhas veces e sobresaíndo un pouco máis noutras ocasións», explica Couñago.
Otra de las leyendas decían que conectaba con el castro de Negros en Redondela, otro lugar que esconden varias leyendas en el municipio. Los mayores de la parroquia contaban que cuando acercaban la oreja el suelo decían que escuchaban «o río subterráneo que baixa a illa de San Simón», recuerda Couñago. Esos mismos vecinos atribuían los remolinos que se producían en la zona de Cesantes a este río que bajaba del castro de Negros a través del túnel de San Simón. En ese lugar también se decía que vivía una moura, Los vecinos cuentan que al ponerse el sol la moura sale de las piedras en forma de serpiente y sube hasta la cima del castro. Allí, «e non é casualidade, atopamos varios lugares vinculados coa súa presenza. O máis salientábel é a chamada Cadeira da Moura, unha rocha ao bordo do precipicio que está orientada directamente cara a ría». Ese lugar era en el que se posaba la serpiente para volverse a transformar «nunha muller moi fermosa, que, coma todas as mouras da nosa tradición oral, peitea o seu cabelo cun peite de ouro baixo a luarada da noite», explica Xosé.
Lo cierto es que el túnel de San Simón tiene un origen mucho más común. «Vai desde o pequeno areal que hai na parte de atrás da illa grande, ao carón do peirao onde atracan as embarcacións, ata o centro da illa, detrás dos edificios onde residían os presos durante a época da ditadura, e antes os pasaxeiros dos barcos que facían corentena na época do lazareto, no século XIX», explica Couñago, que recuerda que la isla también fue el lugar para alojar enfermos y pasajeros de barcos que se encontrarán en cuarentena.
Couñago explica que recorrió muchas veces ese túnel con sus amigos de adolescente. Un párroco de Cesantes los llevaba en su barca y mientras pescaba los niños bajaban a San Simón. «Alí percorríamos toda a illa. Tamén o túnel», explica. En aquellos paseos, recuerda Couñago, la isla estaba llena de mensajes que habían dejado los presos del campo de concentración. También de documentos. «Nós non sabíamos a importancia do que había alí», indica. El túnel de San Simón es otro de los grandes secretos de una isla que, además de lazareto y campo de concentración, también sufrió el ataque del pirata Francis Drake.