El español de Il Divo, que lanza disco en solitario, disfruta mucho de estar solo: «Al estar divorciado tengo el gustazo de no tener que dar explicaciones a nadie», dice. Aun así, sueña con formar una familia. Y confiesa que casi tiene muy poco de divo.
08 oct 2016 . Actualizado a las 09:53 h.Carlos no quiere grises en su vida: «Para mí no hay colores intermedios, o blanco o negro. O te tiras al pozo con todo o no lo haces», sentencia. Quizás por eso renunció a sus vacaciones para meterse de lleno en el show de su nuevo disco en solitario, Carlos Marín en concierto, que es un auténtico espectáculo propio de Broadway o de Las Vegas. Eso sí, los fans de Il Divo no tienen de qué preocuparse. «Yo hago todo en los intermedios de las giras con el grupo», asegura. Con tanto ajetreo, dice que ya dejó alguna que otra cosa atrás: «Dejé un matrimonio. Estuve casado cuatro años de una relación de diecisiete, y hace siete años que nos divorciamos. Pero somos superamigos». Sin rencor. Así es él.
-Enhorabuena por tu disco.
-Muchísimas gracias. Es un placer, un disco que la verdad que estaba pensándolo durante dos o tres años quería presentarle al público todo lo que hice dentro de mi carrera profesional y es un deuvedé más cedé que grabé en el Teatro Gran Vía de Madrid y en el que hay un poco de Frank Sinatra, de Julio Iglesias... Es un poco el rollo que le he querido dar con una banda de 40 artistas y la cantante invitada Innocence. Es un repaso por musicales, tema rockero de Judas de Jesucristo Superstar, Fantasma de la Ópera, popurrí de boleros, de Elvis Presley, de Tom Jones... Es un espectáculo único que lo llevaré de gira en noviembre. Ahora estoy con Il Divo.
-¿Corre el riesgo de perderte Il Divo?
-Por supuesto que no, en absoluto. Yo hago esto siempre en los intermedios de Il Divo. Ahora acabo de llegar hace dos días de Indonesia y en vez de irme a descansar y a tomar el sol, como hacen mis compañeros, pues yo me meto a hacer berenjenales de este tipo como sacar un disco.
-Rompes con todo lo establecido en cuanto a estilos musicales. Tienes pocos prejuicios, ¿verdad?
-Sí, lo que quiero presentar es todo lo que he hecho a lo largo de mi carrera profesional, desde rock, estilo operístico, estilo crooner americano, Tom Jones... Como he hecho de todo, quiero pasármelo fenomenal y hacerle pasar al público un rato agradable. Estoy contento porque este espectáculo creo que está a la altura de cualquiera que se pueda hacer en Las Vegas o en Broadway.
-¿Y qué cantas en la ducha?
-Pues fíjate que en la ducha yo no canto. Cuando estoy de relax lo que yo hago es escuchar música para ver qué más puedo hacer. La verdad es que yo soy hiperactivo y me cuesta estar de vacaciones. Me encanta el trabajo, me encanta estar haciendo cosas nuevas porque creo que el público se merece que hagas algo nuevo.
-Pero tú también te mereces descansar, ¿no?
-Eso también es verdad, lo que pasa es que yo estoy en la playa y dejo el móvil un día y a las cinco horas ya estoy diciendo: ¿qué voy a hacer?, ¿a quién llamo?, ¿a quién incordio?.
-Te encanta decir que eres el único divorciado del grupo.
-Pues sí, sinceramente. El hecho de ser el único soltero del grupo te da el gustazo de no tener que dar explicaciones a nadie. Puedes vivir en México, puedes vivir en Japón... puedes hacer lo que te dé la gana y es lo bueno que tiene la parte de estar soltero.
-¿No tiene ninguna parte mala?
-Indudablemente a mí en un futuro me gustaría tener a mi mujer, mi familia... Pero claro, encontrar a la mujer ideal dentro de mis cánones y de lo que yo pienso, y que sepa entender mi trabajo, que sepa entender que cuando estoy fuera dos o tres meses es porque tengo que estar fuera... es difícil. Si quieres formarte en tu carrera y conseguir ser el número uno tienes que dejar cosas atrás. Eso no significa que yo haya dejado atrás todavía nada, o puede que sí. Bueno, dejé un matrimonio con la artista Innocence. Estuve casado cuatro años de una relación de diecisiete, y hace siete años que nos divorciamos. Somos superamigos. De hecho soy su productor y el padrino de su hija, conque imagínate qué buen rollo hay. Y ella es justamente la que me ayuda con el montaje de este deuvedé.
-Te veo muy sencillo, pero ¿qué tienes de divo?
-Creo que tengo poco, empecé desde abajo y la verdad es que trabajando muchísimo. Tienes que tener tu ego, en el sentido de saber que lo que estás haciendo está bien y saber defender tu trabajo, eso en primer lugar. Pero luego ser divo en el sentido de llegar a un sitio y hablarle mal a cualquier persona, ya sea el de la limpieza o el señor que está en la oficina porque yo sea cantante o sea conocidillo, no. Porque la vida da muchas vueltas y esta vida del artista es como una noria, hoy estás arriba y mañana puedes estar abajo. Así que para qué perder el tiempo con tonterías, si luego igual pasa el tiempo y te ves trabajando en la oficina. Que no está mal, porque yo en realidad me veo como un oficinista con voz. Como si fuera mi oficina propia.
-Bueno, divo no serás, pero el traje no te lo quita nadie. ¿No te cansas de ir siempre impecable? Trajeado, afeitado, engominado...
-Es que yo me levanto así, mi pijama es el traje de Giorgio Armani ja, ja, ja. No, no, mira. Como siempre me ha encantado toda la era de los años cincuenta y sesenta, de Frank Sinatra, y es en lo que se basó Il Divo, tampoco me fui muy lejos de lo que yo usaba. Obviamente, si me voy a la playa iré de vaqueros, no voy a llevar el traje. Pero me encanta el traje, porque siempre te da distinción. Y además no me gusta un traje encorbatado, porque yo lo llevo con la camisa abierta y con un pañuelito. Siempre suelo ir de negro o azul marino y blanco. Suelo llevar muy poco de otros colores, yo soy muy básico en eso: o blanco o negro. Y así soy en la vida también, eh. Para mí no hay colores intermedios, o blanco o negro. O te tiras al pozo con todo o no lo haces.