Estos locales son los reyes del verano

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XOAN CARLOS GIL

ELLOS PONEN EL BUEN ROLLO Tú solo siéntate y prepárate para disfrutar del mejor ambiente. Música, unas vistas de impresión y un entorno de quitar el hipo hacen que todos los años quieras repetir aquí

25 jul 2019 . Actualizado a las 10:39 h.

Hay locales que son para el verano, como las bicicletas. Espacios que apetecen cuando el sol pega de lleno y los días son más largos. Algunos están el resto del año, pero nos acordamos de ellos cuando aprieta el calor. Sitios así salpican toda la geografía gallega. En Vigo, uno de los clásicos estivales es La Vela. La terraza pegada a la playa de Alcabre (muy cerca de Samil) es uno de esos lugares que se echa de menos cuando entra la nostalgia por la ventana porque es la única estación en la que están activos. Se trata de un negocio ubicado en unos terrenos que Marisa Prado heredó de sus antepasados. La finca pertenecía a su familia desde 1764 y su abuelo, Benigno, cultivaba maíz abonado con marisco. Eran tiempos en los que nadie iba a la playa. Ni a esa ni a ninguna. En los años 80 Marisa y su marido usaban el terreno para acampar y se les ocurrió montar un pequeño bar en una esquina, al que llamaron el Chas. Lo llevaron unos años y luego lo alquilaron, pero en 1998 lo volvieron a llevar ellos, ya renacido como La Vela. El local ha ido creciendo con ellos como un referente donde ver una de las mejores puestas de sol a las que se puede aspirar. con las islas Cíes como telón de fondo. Hasta cuenta la leyenda que la expresión «marco incomparable» puede que naciera aquí.

En La Vela viven de las vistas, sí, pero no es lo único que ofrecen porque de ser así, sentarse en una roca también sería un espectáculo. Y lo es, pero no puedes sentarte cómodamente a tomar un cóctel, una cerveza, una bebida fresca y acompañarla de algo de tapeo, unas hamburguesas o bocatas si el hambre aprieta. Además organizan conciertos de bandas que atacan géneros variados (pop, flamenco, rock...) y recuerda Marisa que su apuesta por la música en directo es los martes. Si hace mal tiempo (su principal quebradero de cabeza), se traslada a otro día tratando de no coincidir con las propuestas de los bares vecinos, por no contraprogramar y para que el sonido no se mezcle. Como solo abren en verano, el bar no descansa ningún día (a no ser que lluevan chuzos). Para días reguleros tienen una parte de la terraza cubierta y acristalada, además de mantitas y estufa. Otra buena noticia es que se puede ir con perros educados. Como los hosteleros también lo son, a los canes les ponen su platillo con agua y su tapa perruna. Por otra parte han ampliado su target abriendo el mercado a las prebodas, bodas y postbodas que eligen La Vela para el copeo tras las nupcias.

Verano a la orilla del Sar

En las orillas del Sar. Así se puede pasar el verano en Compostela, al fresco del río en un rincón con encanto y lejos del barullo del casco histórico, en el que los locales estivales son los mismos que los del invierno pero con más calor, ya que en la capital rige la prohibición de beber en la calle si no es sentado en una terraza. El Patio de A Quinta es diferente y efímero, porque en septiembre echará el cierre hasta el próximo año, de ahí que haya que aprovechar la veintena de sesiones que se celebran los jueves y viernes de julio y agosto entre las siete de la tarde y las once de la noche.

El local les suena. Es la entrada del Hotel Quinta da Auga, un Relais & Chateaux con todo lo que ello significa a nivel servicio y decoración, pero transformado durante ocho horas a la semana en un chill out con música, cócteles y un picoteo simpático. Si algo está en manos de la directora, Luisa Lorenzo, tendrá buen gusto, y es cierto que la puesta en escena es una de las claves del ambiente que se forma por las tardes, con una combinación bastante equilibrada entre locales que terminan de trabajar, los que vuelven de las playas de las Rías Baixas o los clientes del hotel, que se dejan sorprender, se apuntan y le dan un aire cosmopolita muy interesante. El entorno arquitectónico y natural es espectacular, a pesar de estar a poco más de un kilómetro del campus universitario o del hospital, por la antigua carretera de Noia, y si no coinciden más eventos es fácil aparcar.

Lógicamente, no es una propuesta que pueda encajar entre los más jóvenes, porque tampoco se trata de una fiesta loca, pero con DJ Lojo nunca sabes dónde está el límite. El pincha compostelano es un clásico de las fiestas más divertidas y sabe darle a los anocheceres la intensidad que merecen. Lo demostró en la fiesta de apertura, que tuvo inspiración italiana y que organizaron las hermanas Carla y Paula Pérez, de Elsavadeboda, que pusieron el listón muy alto para la temporada estival.

Olas de buen rollo

Ellos se definen en su página de Facebook como la mejor terraza da Costa da Morte y, no sabemos si es la mejor, pero lo que está claro es que es uno de los locales top para tomar algo este verano. Si no pudiste asistir a la fiesta de reapertura del Artbar de Razo, en Carballo, no te preocupes porque allí todos los días hay buen rollo y por supuesto buenas vistas.

ANA GARCIA

El local, que está en la rúa Paseo da Praia, reabrió sus puertas el 16 de junio para dar el pistoletazo de salida al verano. «Estamos abiertos hasta finales de septiembre todos los días desde las nueve de la mañana hasta la una o dos de la madrugada, dependiendo de la gente», explica Pablo Rodríguez García, director del establecimiento.

En este bar, que pertenece al Art surfcamp, y que está enfrente del arenal, ofrecen múltiples opciones. «Tenemos comida como bocadillos, pulguitas o minipizzas y luego algún fin de semana organizamos churrascadas, paelladas o cosas así», dice Pablo. En cuanto a la bebida, el local ofrece semanalmente fiestas temáticas como en la que rindieron homenaje a la bebida más popular de Cuba, el mojito, hace poco. «Un día lo dedicamos a coctelería y hacemos un evento especial sobre un combinado, suele ser los fines de semana para que pueda venir más gente», comentan. Así que estate atento, ¡que todavía quedan muchas fiestas por venir!

Aunque en Artbar predominen los surfistas, ya que acuden muchos de los que participan en el campamento de surf, allí también te encontrarás a familias y a grupos de amigos. «Viene gente de todo tipo que es lo que nos gusta», dice Pablo. Aquí te encontrarás buen rollo, vistas relajantes y atardeceres de infarto. Por supuesto, tampoco falta la música que corre a cargo de diferentes DJ. «Solemos tener alguno por las tardes, que es cuando más gente viene, para dar un poco de ambiente en la terraza». Precisamente es a partir de las 19.00 horas cuando el bar carballés se peta.

Entre la multitud de personas que pasan por allí cada verano se encuentran rostros conocidos como el de la actriz santiaguesa Nerea Barros o los hermanos Casas, Óscar y Mario, que siempre acuden al campamento de surf de Razo. Si todavía no conoces este lugar, anímate y descúbrelo con tus propios ojos. Seguro que quieres volver.

Un remanso de luz y paz

¿Es Punta Cabalo, como dice su propietario, Roi Lojo, «el último reducto de paz» en un territorio conquistado por el turismo? Quizá sí. Y a ello no es ajeno el hecho de que hasta el faro no se pueda llegar en coche. O se accede caminando o en barco.

MARTINA MISER

Precisamente para huir de la masificación y garantizar ese apacible sosiego que en este privilegiado rincón se disfruta, Punta Cabalo ha limitado incluso el número de mesas en sus terrazas. Solo cinco en la superior, la que atiende el servicio de bar. Y 35 comensales como máximo en la inferior, la que hace las funciones de comedor del restaurante.

Porque esas dos ofertas conviven en las instalaciones de este faro aún en activo.

Punta Cabalo es un restaurante especializado en producto fresco del mar. «Estamos adscritos y auditados por PescadeRías. Aquí no entra ningún pescado ni marisco que no sea gallego. Ni, por supuesto, de piscifactoría», asevera Roi Lojo.

Hablamos de percebes, camarones, almejas o berberechos, solo de primera parada, que comparten el top ventas con platos como el bogavante azul con patatas panadera y huevos fritos. Sí, sí, como lo leen, una suerte de huevos rotos con bogavante frito es uno de los platos estrella del faro. El pescado (besugo, lubina, lenguado, rodaballo...), siempre salvaje, no se sirve por ración sino por pieza. «Las hay desde 500 gramos hasta XXL. El cliente lo elige y nos dice cómo quiere que se lo preparemos».

Pero Punta Cabalo no se entendería sin sus atardeceres. Una imponente estampa que congrega cada jornada a decenas de personas. Las que ya no tienen acceso a las terrazas buscan acomodo en las cercanas rocas. Privilegiado mirador.

Y a esa hora se impone el gin tonic. De más de 60 referencias de ginebras prémium dispone Punta Cabalo. Aunque no le desmerece la oferta de cócteles, en los que sobresale el mojito y el Bloody Mary, todo un clásico ya en los mediodías, otro de esos momentos en los que este espacio amplifica su atractivo. Silencio, mar, salitre, sol, gastronomía, una copa... El paraíso existe.