Micaela, quinto hijo a los 35 años: «Ha sido mi mejor parto»

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Micaela con el recién nacido Claus y dos de sus hermanos.
Micaela con el recién nacido Claus y dos de sus hermanos. cedida

Andando al paritorio en plena madrugada se fue esta joven madre, exjugadora de rugbi, con una amiga a dar a luz. Su marido no llegó a tiempo de unas maniobras de la OTAN en Eslovaquia, pero no hay queja. «La atención al parto ha mejorado mucho en ocho años», valora quien ha tenido cinco hijos en cuatro hospitales distintos

20 nov 2023 . Actualizado a las 00:45 h.

Sentada en el sillón de una habitación del Hospital Provincial de Pontevedra, dos días después del que es su quinto parto, Micaela —gerente del Catastro de Pontevedra, exjugadora de rugbi ganadora de una Liga con el CRAT— nos cuenta que su quinto hijo «se ha pasado, pesó 4,825 kg». Y eso que su listón estaba alto en bebés grandes. A la media hora de dar a luz sin epidural en el materno de A Coruña a Matea, su cuarto bebé y la única niña (4,200 kilos al nacer), se sintió «fresca como una lechuga». Este quinto parto, en Pontevedra, adonde se mudaron por un cambio de trabajo de ella, ha seguido el mismo camino. «Fue un parto divertido», sonríe ella. Su marido no llegó a tiempo de acompañarla. Álex es militar y hace unas semanas debió partir para unas maniobras de la OTAN en Eslovaquia en relación con la defensa de Ucrania. Él es uno de los más de 400 militares que se desplazaron a comienzos de noviembre a ese país de Europa central. «No me hizo mucha gracia porque se iba cuando estaba yo en la semana 38», cuenta Micaela. «Pero me avisó con tiempo y, bueno, yo ya estaba mentalizada de la otra vez...», dice ella recordando que en el 2021, poco antes del nacimiento de su hija, su marido debió irse de misión al Líbano. En Pontevedra, por si el parto se adelantaba y su pareja no lograba llegar a tiempo de Eslovaquia, Micaela tenía «a una amiga en preaviso». Su suegro, «que es todo un superabuelo», era quien iba a ocuparse de todos los hermanos del bebé en camino cuando se dispusiera a nacer: Jost (8 años), Ciro (6), Jerónimo (5) y Matea (2).

El aterrizaje del padre de los niños estaba previsto para el lunes 13 de noviembre a las nueve de la noche, pero el sábado día 4 Micaela empezó «a notar cositas». «Le dije a Álex: ‘No sé si vas a llegar, pero no te preocupes’. Y llamé a mi amiga: ‘¡Oye, a lo mejor te va a tocar...!’». El domingo, contracciones, no regulares ni seguidas, «lo contrario, bastante separadas». No le dolían «mucho, pero sabía que eran de parto». Experiencia. Por la noche, las contracciones ganaron velocidad, y a la una de la madrugada Micaela llamó a su amiga para pedirle que fuera a su casa. «Venga, venga, nos vamos al hospital, que están muy seguidas las contracciones... Le dije a mi amiga: ‘¿Oye, nos vamos andando y así va bajando un poco el bebé?’... ¡Mira, si nos ves a las dos de la mañana caminando por Pontevedra! Una Pontevedra vacía, claro... Yo en vez de bolsa de maternidad llevaba una mochila de estas de Quechua que tenía mi marido por casa. Yo decía: ‘Quien nos vea va a decir: ‘¿Y estas dos locas caminando?’. Pontevedra es una ciudad maravillosa para ir andando, pero solo de vernos nos entraba un ataque de risa... ¡Qué pintas!». Con pintas y risas, y andando, se fueron espaciando «un poquito» las contracciones y en el hospital todo fue «fenomenal». «Yo en todos los partos llegué montando el pollo, pero como en este estaba tan concentrada y las contracciones las iba llevando bien...».

Los cinco hijos de Micaela han nacido en cuatro hospitales diferentes (dos, en el Chuac). «El primero llegó al mundo en Madrid en una clínica privada, el segundo nació en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza, dos en el materno coruñés y el último en el Provincial de Pontevedra», resume esta madre de familia numerosa. ¿Y el de Pontevedra fue el mejor? «Sí, puede que sí. Veo mogollón de diferencia respecto al primer parto [en el 2015], ha habido mucha evolución». Entre otras cosas, en ocho años se ha popularizado el plan de parto, documento que permite expresar tus preferencias en relación con la atención en el parto. «Yo lo llevaba, pero no hizo falta. La matrona me dio un abanico de opciones y hubo un momento en que pensé: ‘No quiero elegir tanto...’», dice Micaela, que se interesó por la bañera de parto. «¿Funciona, alivia?», preguntó a la matrona. «A la mayoría de la gente le alivia el dolor, pero no a todo el mundo...», le dijo. También le explicó su matrona que la vía recomendaban ponerla, «porque no tiene por qué pasar nada, pero si pierdes mucha sangre o hay que poner medicación...». De hecho, a Micaela hubo que ponerle medicación para contraer el útero. «Hay que saber que no es una coña un parto», señala.

LA MATRONA, CLAVE

Micaela valora especialmente el papel de su matrona, Eva, y de todo el equipo profesional de maternidad que la atendió en el quinto parto. «A mi marido le fuimos mandando wasaps de camino al hospital. Todo fue muy bien con el acompañamiento de mi amiga». Esta amiga de Micaela tiene un hijo, que se sumó (para liberarla de cara a ese acompañamiento en el parto) al equipo de chicos que quedaron al cuidado del suegro de Micaela. «A ti en los partos te ayudaría tener un poco más de humildad», cuenta que se atrevió a decirle un día su marido. «Casi lo mato, pero, oye, escucha, tiene un poco de razón. Es verdad que el parto es tuyo y lo que quieras, pero las profesionales que están para atenderte en ese momento han visto muchos partos, situaciones muy diferentes... Y me ha ido bien hacer caso a los consejos que se me daban».

Hemos pasado dos o tres décadas en que se ha instrumentalizado el parto de más, admite Micaela, pero «también se intervendría menos» si las madres supieran «algo más de qué va el asunto realmente, si no idealizaran». Ella se pone de ejemplo de este aprendizaje: «Yo respiraba fatal, como iba de listilla ni iba a clases de preparación al parto. Así que, en vez de llegar al expulsivo con todas las fuerzas del mundo, llegaba hecha un guiñapo».

Todos sus partos han sido sin epidural, «pero en este la dilatación ha sido muy llevable, por la respiración». En otro momento, «diría: ‘No voy a preparación al parto, que tengo que trabajar’». «Pero si queremos recuperar el parto sin instrumentalización, nos tenemos que preparar. Y saber respirar es importante», asegura.

Probó la bañera del Provincial de Pontevedra. «Pregunté si había problema y la matrona me dijo que no. Debes tener un parto sin epidural y ahí ya se reducen las usuarias», explica. El control de la respiración en la dilatación fue suyo en el quinto parto por las clases de preparación y con eso, dice, estaba gran parte del trabajo hecho.

Claus, su quinto hijo, nació este 6 de noviembre, «día en que hubo un bum de nacimientos en el Provincial de Pontevedra», asegura Micaela, quien manifiesta ser parte de «un grupo de mamás con 3, 4 y 5 hijos». «Eso me animó a ir a por una hermanita para Matea... ¡aunque ha salido niño!», revela.

¿Se plantará en el quinto? «Estoy casi segura de que sí...», dice Micaela, que no ve la maternidad como algo en absoluto limitante. «Desde el respeto a quien no quiere tener hijos, creo que la maternidad es una dimensión tan inherente a nosotras que me parece que, bien vivida, no te limita, te permite descubrir una dimensión de la vida muy valiosa», considera.

¿Cómo se organiza con esta familia tan grande? «Generalmente, con asistenta y au pair», cuenta. «Pero cuando me incorpore al trabajo a ver qué hacemos...». Ya lo pensará mañana, como diría Escarlata, o un poquito antes de que se acabe la baja.

Un hijo no es igual que 2, 3, 4... ¡Donde come uno no comen cinco! «Es verdad que la suma se nota, pero también lo es que cuando tienes más hijos la crianza es más relajada. Los padres no suelen ver problemas donde no los hay... Noto que las familias que tienen uno o dos se agobian mucho más que las que tienen tres o más, por lo general», expone Micaela.

¿Qué hace falta para tener y sostener una familia numerosa? «Tiempo... El tiempo se consigue con dinero o gastando menos, ¿no?», plantea. Dos datos: sus hijos no van a los cumples del cole y sus vacaciones son siempre visitar a la familia y los amigos.