Toxo y Zara son dos «abueletes» que llevan esperando una familia desde hace casi 15 años. «Son buenos, cariñosos y especiales, solo hace falta verlos con otros ojos», dice su responsable
15 ene 2024 . Actualizado a las 13:15 h.Son muchas las protectoras que presentan a sus veteranos y esperan que alguien se fije en ellos. La coruñesa Apadan tiene a dos abueletes esperando a una familia. Zara y Toxo comparten canil. Ella es una mestiza de orejas grandes, tamaño mediano y de unos 14 años; su compañero, algo más joven ya que ronda los 13, tiene ojos color caramelo y un pelaje tosco. «Ambos llevan muchísimo tiempo con nosotros. Toxo desde el 2010 y Zara desde el 2013», cuenta María Díaz, presidenta de Apadan. «No es algo que pase a menudo, pero a veces, nos encontramos con perros que, sin darte cuenta, llevan una década aquí». Lamenta que se queden en el refugio para siempre: «Es una sensación rara, de medio fracaso».
Toxo llegó acompañado de sus hermanos cuando todavía era un cachorro. Siempre ha estado en Apadan. «Pensamos que apenas tuvo contacto humano durante las primeras semanas de vida, algo que es crítico», describe. Cogerlos fue difícil, se escapaban por el monte y ni se acercaban. Es más, Toxo era el desconfiado de los tres. Un carácter que, con toda probabilidad, ha dificultado su salida. Sus hermanos fueron adoptados. En la actualidad, sigue mostrando cierto recelo hacia los desconocidos, pero hay que darle tiempo para que gane confianza. Y lo hace. En el refugio, no tiene problemas en compartir espacio con hembras y machos, y se porta bien en todo tipo de situaciones.
De primeras, Zara tiene un carácter parecido. No es la típica perra que se acerca sin pensarlo. «Necesita conocerte para sentirse segura. Pero una vez que rompe esa barrera, es entregada, agradecida y cariñosa como ninguna», cuenta María Díaz. Fue una mujer quien la encontró perdida por un monte de Noia, y pese al cariño que le cogió, «no pudo quedarse con ella porque ya tenía otros perros». Así que su destino fue Apadan. «Es de caza y sospechamos que tuvo malas experiencias, por eso, tiene una peor socialización y un carácter más introvertido», cuenta la responsable. A pesar del miedo, nunca tuvo una mala reacción. «Se deja hacer de todo: que le limpien las orejas, que le pongan un arnés, baja al veterinario. Es muy sumisa». Es una abuelita tranquila y cercana con quien conoce. En sus paseos es enérgica y siempre está atenta a todos. «Si te gusta pasear por el monte, pero también una tarde de peli, sofá y manta en casa, ella es la perra perfecta », dicen desde Apadan.
Puede ser tarde
Toxo y Zara lo tuvieron difícil desde que llegaron. Injustamente, su carácter hizo que muchas personas los rechazasen: «Hay gente que pudo pensar que no sabría cómo manejarlos o qué hacer con ellos», apunta Díaz. De igual forma reconoce que Apadan y la propia sociedad han ido evolucionando: «Nosotras también hemos tenido nuestro proceso de aprendizaje con este tipo de perros y en el 2010 no había la concienciación que hay ahora», indica.
Las adopciones y cómo estas se producen han progresado. «Esto lo notamos muchísimo. Es cierto que antes podía haber alguna salida, pero eran muy estándar y solían estar enfocadas a cachorros, perros jóvenes y bonitos que además plantasen una pata encima al primero que conocían», recuerda. La perspectiva actual es diferente, pero tal vez «para ellos, y por la edad que tienen, ya vayamos tarde». En las razones para explicarlo, se mezclan los años que llevan en la protectora, su tamaño y el carácter más introvertido que tienen. Algo que, según Díaz, «te deja una sensación agridulce».
«El refugio está bien para estar de paso, pero no para siempre»
Estos dos compañeros de canil ofrecen lo que muchas personas buscan en un animal: son buenos, son cariñosos y están pendientes de su humano. «¿Qué más le pides a un perro? Ellos lo tienen todo. Para nosotras son perfectos pero hay que verlos con otros ojos», dice Díaz. Necesitan a alguien que los entienda, que sea empático y que, sobre todo, sea capaz de darles una rutina. «Con comida, se les gana con bastante facilidad», bromea la presidenta del centro. Poco importa que sea un piso o una casa, Díaz cree que se podrían adaptar a ambos contextos: «Son muy tranquilos y poco exigentes. Y cuando ladran, lo hacen más para que les hagas caso que por cualquier otra razón».
En el refugio son felices, pero no han conocido más allá. «La protectora está bien para estar de paso, pero no para vivir indefinidamente», reconoce su directora. Hay muchos perros que atender, «están la mayor parte de las horas encerrados y no les puedes hacer todo el caso que te gustaría», añade. Ahora, desde Apadan esperan que este 2024 les traiga una oportunidad.
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Motivos del abandono animal y prevención
El abandono animal es un problema en España. En el 2022, sin apenas variaciones respecto al año anterior, las protectoras recogieron más de 288.000 perros y gatos de la calle. Cifras que se traducen en 33 animales cada hora, 790 cada día y 24.000 al mes, según el estudio Él nunca lo haría de la Fundación Affinity. Una estadística difícil de entender en una sociedad cada vez más concienciada.
La mitad de los perros tienen suerte y encuentran una familia; un porcentaje menor, en torno al 16 %, pasan su vida en un refugio. Las razones que hay para que un can acabe en un canil son de sobra conocidas. El estudio calcula que un 19 % del total se debe a camadas no deseadas, un 12 % corresponde a problemas de comportamiento, y otro 12, a pérdida de interés por el animal. También, en menor porcentaje, debido al final de la temporada de caza, factores económicos, un cambio de domicilio o alergias de alguna persona de la unidad familiar, entre otras. Es habitual que las protectoras se encuentren con más adultos que cachorros, y que aquellos de gran tamaño sufran más el abandono.
El informe también apunta a que, de media, los cachorros suelen estar unos 2, 8 meses en las protectoras antes de ser adoptados, «mientras que los adultos y séniors tienen una estancia que se eleva a 11, 7». La explicación es la más obvia: los peques resultan más atractivos a ojos del visitante, de forma que los mayores tienen más probabilidades de quedarse en la sombra.
Existe la falsa creencia de que un perro adulto tendrá más problemas para integrarse en la familia o que, al venir con un carácter previo, ya no podrá ser educado en base a las nuevas normas. Por ello, para luchar contra este tipo de mitos, el informe reclama la creación de campañas de concienciación e información para que los adoptantes conozcan las ventajas en la convivencia con un perro de más edad. El documento también tiene buenas noticias. Las cifras de adopciones del 2022 son de las mejores de los últimos años, aunque sean ligeramente inferiores a las del 2021. Cuando estas no son exitosas se debe, principalmente, a problemas de comportamiento y al erróneo manejo de expectativas de lo que supone tener un animal. Por ello, desde Apadan recuerdan la importancia del compromiso a la hora de prestar un hogar definitivo.