Y además se puede ir. Porque es turístico.Casa Xaneira, ubicada en el centro de Fisterra, es la culminación de un proyecto circular en el que llevan meses trabajando dos compañías gallegas. ¡A ver si encuentras las botas por las paredes!
01 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Fíjense bien en la pared de detrás de la cama de este apartamento. Si tuvieran que decir de qué material es el revestimiento, casi con toda probabilidad dirían mármol. Y aunque mármol parece, mármol no es. Podemos repetir el experimento en la del baño. Lo último que van a pensar es que se trata de botines triturados. Los puntitos negros que se aprecian, muy de cerca, proceden de partes de suelas, telas, cordones, incluso piezas metálicas. El mismo proceso se ha hecho en otras zonas de este apartamento situado en el centro de Fisterra, una antigua casa familiar, en la que se ha realizado una reforma integral, donde la planta baja se ha acondicionado como vivienda turística y está en funcionamiento desde el pasado mes de julio. Pero no es un alojamiento cualquiera. Puede presumir de llevar la sostenibilidad por bandera.
Las paredes de la zona principal (habitación y salón-comedor) están hechas con piel (que es lo que les da el color) y residuos de polipropileno, un material con el que se hacen las mascarillas y algunos elementos de packaging, como las bolsitas de tela blanca con unas bolitas en el interior que suelen venir en bolsos o zapatos, y que no son reciclables. «Hasta ahora acababan en el vertedero, porque realmente es un tejido sintético, que no vale para hilar. Cuando fue el tema de la pandemia se fabricaron miles y miles de mascarillas, y resulta que tienen fecha de caducidad, por tanto, ahora nos están llegando a nuestras instalaciones miles y miles de unidades que no valen para usar», explica Juan Meijide, uno de los fundadores de Insertega, una empresa coruñesa de reciclaje textil, que se dedica a gestionar los residuos de grandes compañías del mundo, no exclusivamente del sector de la moda. Recientemente, Insertega se ha asociado con Ofimor, una compañía con sede en Culleredo que fabrica equipamiento comercial, para crear Ecore, y dar visibilidad a este proyecto, que consiste en coger residuos textiles y transformarlos en revestimientos constructivos o decorativos. A día de hoy, hay muchas empresas, aseguran, que están utilizando en sus tiendas o muebles de este material que han patentado, y que, bajo demanda, adaptan a las necesidades de cada cliente con distintos acabados. Una de sus últimas entregas ha sido para una cadena de ópticas de Francia, que lo ha utilizado para el mobiliario de sus escaparates, que en ese caso se hizo con los restos de monturas de sus gafas. Es decir, está hecho con su propio residuo. Tanto se encargan de fabricar el producto final como de vender su fórmula para que el cliente lo haga donde prefiera.
LOS BAÑOS, DE DEPORTIVAS
Ahora, han querido visibilizar el trabajo que llevan realizando desde hace meses en esta vivienda, que tiene las paredes hechas de mascarillas caducadas, y los cuartos de baño con restos de botas de un cliente que tuvo problemas de calidad y que no pudo poner a la venta. «Eran 1.500 pares de zapatos de una empresa gallega de moda, que no le valían para vender y había que gestionarlo como residuo. Con ese calzado, y con polipropileno, han hecho el revestimiento del baño pequeño. El otro, donde está la bañera, lleva polipropileno y restos de piel que se desechan después de fabricar zapatos y bolsos», señala Juan. En el caso de los baños, este material reciclado va cubierto por un barniz hidrófugo, que hace que el suelo sea totalmente impermeable y no se necesite mampara.
También con restos de zapatillas deportivas se han fabricado algunos de los elementos decorativos que se ven en la vivienda, como el frutero o la lámpara. Si observamos de cerca la mesa del comedor, se pueden apreciar unos puntitos multicolores que delatan la presencia de restos de tenis. «Podemos jugar a que se note que es un material reciclado o no. Hasta ahora la mayoría de nuestros clientes querían el acabado original, que mantuviera su misma imagen, pero que fuera reciclado. Sin embargo, esta tendencia está cambiando, ya empiezan a querer que se vea», asegura Juan. Por ejemplo, algunos muebles de la central de Eroski en A Grela son reciclados, y así se puede ver en la foto que llevan encima del uniforme explicando todo el proceso.
Casa Xaneira no es un proyecto piloto. Es la demostración de que la aventura en la que se embarcaron hace meses ha dado buenos resultados. «Siempre hacemos al revés, la empresa nueva la creamos cuando ya estábamos vendiendo el producto, ya estaba en el mercado, ya lo habíamos validado y habíamos visto que funcionaba», indica Juan. Además, explica que cualquier material que salga con su firma tiene que cumplir tres características. Primero, superar una ficha técnica, un material reciclado no puede ser de peor calidad que el original, «tendrá que ser igual o mejor». Segundo, no solo tiene que cumplir unas condiciones técnicas, sino también visuales. «No puede ser feo —apunta Juan—. Igual que cuando compramos una camiseta, está bien que sea reciclada, pero tiene que ser bonita. Pues lo mismo pasa con el mobiliario, no puede perder ese impacto visual». Y tercero, es importante que sea sostenible económicamente. «Si el mueble es muy bonito y técnicamente me vale, pero me va a costar tres veces más, me compraré un jarrón, pero no me voy a hacer unas instalaciones de una oficina de material reciclado. La sostenibilidad está muy bien, pero trabajamos para empresas», comenta Juan.
Insiste en que hay que mirar tanto el precio que supone fabricar este nuevo material como otras características. «Uno de los primeros trabajos que hicimos con Ecore fue unos expositores de bolsos para una marca de lujo hechos, precisamente, con las fundas de esos bolsos. Era un proyecto circular. El problema es que pesaban infinitamente más que los originales, y para enviarlos a distintas tiendas de Europa teníamos un problema. Por eso digo que hay que mirar todo, porque la sostenibilidad está muy bien, pero al pesar tres veces más, era muy complejo enviarlos. Se fue mejorando, y corrigiendo. Y a día de hoy, hemos conseguido que pesen lo mismo. El reciclado tiene que ser igual, sino mejor que el producto virgen».
Seguro que en Casa Xaneira se duerme mejor que en casa.