Cecilia Bizzotto, socióloga y sexóloga: «A los 60 y 70 muchos están disfrutando del mejor sexo de su vida»

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Hace unos días el alpinista Carlos Soria, de 86 años, sorprendió a Broncano confesando que había tenido sexo la misma tarde de la entrevista. «A las personas mayores las hemos infantilizado», apunta Cecilia Bizzotto
31 mar 2025 . Actualizado a las 17:18 h.Hace solo unos días en el programa La revuelta de David Broncano le preguntaron al alpinista Carlos Soria —que, a sus 86 años, acaba de escalar el Aconcagua y lleva ya doce ochomiles— cuántas veces había tenido sexo en el último mes. Y Carlos contestó con sinceridad: «¿Cómo que en el último mes? ¡Esta tarde!». Una respuesta que, además de recibir la ovación del público, dejó boquiabiertos a los espectadores que siguen pensando que, rebasado el límite de una determinada edad, ya no se puede escalar nada. Y no me refiero a las montañas. Sigue habiendo esa tendencia y esos prejuicios que nos conducen a concluir que en la vejez es escasísima o nula la actividad sexual. Una creencia que niegan los estudios (pocos) que se han hecho al respecto, al igual que las personas que tratan directamente con estas cuestiones, bien sea a través de investigaciones, de talleres o mediante la divulgación.
Es el caso de Cecilia Bizzotto, socióloga y sexóloga, además de portavoz de la comunidad basada en sexualidad liberal JOYclub, que asegura que a las personas mayores las hemos infantilizado y asexualizado, como si el cuerpo perdiera su capacidad de sentir placer. «Nos hemos educado en una sociedad coitocentrista, centrada en el falo y en el orgasmo, así que es muy difícil deconstruir todas esas ideas y decir: “Ah, mira, el pene no se me levanta, pero no pasa nada, puedo disfrutar de otras partes del cuerpo”», señala Cecilia, que afirma que además muchas de esas personas que han entrado en la denominada tercera edad han tenido una educación sexual muy diferente a la de los jóvenes, en la que no se han normalizado otras prácticas ni otros juegos eróticos. De ahí que muchos hombres con disfunción eréctil generen en esa edad una baja autoestima, al igual que les sucede a algunas mujeres que, en el proceso de la menopausia, suelen sufrir un bajón de la libido.

«No necesariamente tiene que suceder esto —matiza la experta—, pero está ahí y la sequedad vaginal les afecta. Pero también hay otras mujeres para las que la menopausia supone una liberación por cuanto dejan de tomar anticonceptivos y no tienen que estar pendientes de los embarazos. A esta despreocupación se suma, en ocasiones, que ya conocen mucho más su cuerpo, tienen una comunicación mucho más asertiva con su pareja y saben decir: ‘‘Esto me gusta, esto no me gusta, hazme esto...’’». «En general, la cuestión de la penetración, que durante la juventud la tenemos tan centralizada por el marco erótico que hemos aprendido, se desdibuja y eso va a ser muy positivo para las dos partes. El sexo se reconstruye hacia algo más exploratorio, más sensorial, más erótico, realmente», concluye la sexóloga, que hace referencia a un estudio sueco, Cross-Sectional Study of Sexual Activity and Satisfaction Among Older Adult’s ? 60 Years of Age (‘Estudio transversal de la actividad y satisfacción sexual en adultos mayores de 60 años’), realizado en el 2020. En él se ponen de manifiesto algunos datos interesantes —aunque relativos a ese país—, como que el 46% de los mayores de 60 años son sexualmente activos. Y dentro de este porcentaje, los hombres mantienen más la actividad, si bien se destaca que son las mujeres las que se declaran más satisfechas con su vida sexual. Además, dentro del grupo de mayores de 90 años, un 10% señalan que siguen practicando sexo.
EL INICIO DE LA VEJEZ
Claro que no es lo mismo hablar de la actividad sexual que pueda tener una persona de 62 años que otra de 82, ni tampoco de una de 86 que escale los 6.961 metros del Aconcagua. En términos generales, el inicio de la vejez podría situarse en torno a los 80 años, de modo que todos aquellos que están ahora entrando en los 60 ni de lejos se consideran ni se les puede llamar viejos. «A mí como persona joven —expresa Cecilia Bizzotto— me parece intrusivo reivindicar el término vieja, como defiende Anna Freixas, pero me parece muy bien. Coincido en que sí tenemos que darle la vuelta a los términos, apropiarnos de ellos y quitarles la connotación negativa».
«Tampoco tenemos que caricaturizar la imagen de que a partir de una edad el sexo es heterosexual, entre personas que llevan toda la vida juntas y más o menos de la misma edad —indica la socióloga—. Hay todo tipo de prácticas y, además, empieza a haber toda una juguetería que es muy inclusiva para las personas con corporalidades diversas, hay sillas específicas y herramientas para que las personas mayores puedan disfrutar mejor sin necesidad de levantar el peso de su pareja». «Lo fundamental es que no hay nada escrito sobre cómo tenemos que vivir nuestra vejez —continúa—, porque durante mucho tiempo nos han dicho que teníamos que ser seres asexuales, mujeres que íbamos a estar tejiendo —que no tengo nada en contra de lo de tejer—, pero podemos buscar otros paralelismos y vivir la vejez como hemos vivido la juventud, con positividad, con curiosidad, con ganas de descubrir y de autoexplorarnos, de conocernos... Por eso creo que el crecimiento erótico no tiene por qué frenarse con los años, sino todo lo contrario, puede aumentar». Pero Cecilia Bizzotto va mucho más allá. «Conozco casos, a través de los talleres de educación sexual que imparto, en los que muchas personas me dicen que a los 60 y 70 están disfrutando muchísimo más del sexo. Algunos incluso dicen que tienen el mejor sexo de su vida. También mujeres que, una vez que atraviesan la menopausia, comienzan una autoexploración que las conduce a gozar lo que no habían hecho en décadas. Muchas, por su educación, solo conocían el sota, caballo y rey, hacían lo que se esperaba de ellas o lo que creían que a la pareja le gustaba, y con la edad se han permitido probar otras cosas que les dan placer, sobre todo porque, como durante la menopausia algunas tuvieron dificultades para conseguir el orgasmo, empezaron a comprar juguetes eróticos que les han cambiado su vida sexual a mejor».
«Claro que estamos partiendo de que tenemos una vejez saludable, en el sentido de que contamos con una capacidad física para movernos y no estamos dependientes ni tomando pastillas que inhiben nuestro deseo», apostilla la socióloga y sexóloga, que observa que a partir de los 60 muchas parejas también se reencuentran gracias a la calidad del tiempo de ocio. «Todo lo que yo vengo oyendo a mí me genera mucha positividad como persona joven porque pienso que hay un futuro. La vejez en pareja, por ejemplo, también es muy, muy bonita, porque es una etapa, si estás bien, en la que no hay tantas presiones. Si tienen una jubilación digna y viven en unas condiciones socioeconómicas normales, pues pueden tener más libertad para disfrutar el uno con el otro, para irse de vacaciones, para relajarse, tienen un ocio y un tiempo libre, que es mucho más propicio para el deseo», indica.
Para ella hay otro hándicap a tener en cuenta que no deberíamos pasar por alto a medida que cumplimos años. «Me he encontrado con mujeres que se quejan en los talleres de la falta de hombres interesantes, porque sí se nota que ellas están muy activas. Nosotras hablamos más, socializamos, vamos a hacer deporte, a clubes de lectura, viajamos, hacemos aquagym, lo que sea. Y algunas mujeres sí se me han quejado de que sentían que ellas estaban más cuidadas y saludables que ellos. Si a eso le sumamos la dificultad para conocer gente, porque a esa edad no se abren un Tinder, es un problema que ellas manifiestan y que hay que tener en cuenta», expresa Cecilia Bizzotto, que envía un mensaje esperanzador. «Si seguimos deconstruyendo nuestra sexualidad y disfrutándola en cada etapa de la vida, vamos a llegar a ella gozando muchísimo. Eso de ‘Soy vieja y dejo de follar’ no va a pasar si tú no quieres’». Siempre se puede empezar a escalar.