Margarita Rey, abogada de familia: «Hay quien me trajo las hojas de Excel de lo que gastó durante su matrimonio, como si fuera una empresa»

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«El divorcio no saca lo peor de cada persona, magnifica lo que ya eres», dice la letrada, que lleva 43 años divorciando parejas en Pontevedra y desvela los pros y los contras de casarse en gananciales o en separación de bienes: «Los problemas son el dinero y los hijos»
18 ago 2025 . Actualizado a las 13:22 h.Tras 44 años como abogada de familia, 43 de ellos con su propio despacho, Margarita Rey ha visto cómo se rompían muchas. Y su oficio le llena tanto que, a sus 65 años, la letrada de Pontevedra no contempla la idea de jubilarse. Pero antes de entrar a hablar de divorcios y regímenes económicos matrimoniales, Rey defiende con vehemencia el fin del conflicto en Gaza y pide que no se olvide en pleno agosto. «La comunidad europea tiene que tomar decisiones», señala la abogada, que asegura que ha visto de todo cuando el amor se acaba, hasta alguno que le reclamaba a su expareja un dinero por usar su coche mientras arreglaban el otro en el taller.
—¿Puede ser un error la separación de bienes en función de cuál sea nuestra situación como pareja?
—Tiene ventajas y desventajas, como todo, que tienen que ser analizadas con profundidad dependiendo del caso concreto de cada matrimonio. La separación de bienes es un régimen en el que, para que la gente lo entienda, cada cónyuge conserva la propiedad, la administración y la disposición de todos los bienes. O sea, no existe un patrimonio común como el que se genera durante la sociedad de gananciales, en la que todo lo que se adquiere durante el matrimonio, venga del trabajo de uno o venga del trabajo de otro, es conjunto y se reparte en el momento de la liquidación cuando surge un divorcio al 50 %.
—¿Cuáles son las ventajas de la separación de bienes?
—La principal ventaja de la separación de bienes es la generación de independencia económica entre los miembros de la pareja. Por otro lado, es una protección ante las deudas del otro, porque no afectan a tu patrimonio. Después hay una transparencia de matrimonios con patrimonios muy desiguales, y eso evita disputas en caso de separación, porque lo tuyo es tuyo, lo mío es mío, y si verdaderamente tú ya aportabas más, lo lógico es que se repartan en función de lo que uno ha aportado. Y protege el patrimonio de uno de los miembros si el otro tiene una serie de obligaciones familiares de un matrimonio anterior, como pensiones alimenticias para otros hijos o pensiones compensatorias para la exmujer.
—¿Cuándo puede generar conflicto?
—La separación de bienes puede generar problemas si uno de los cónyuges gana mucho y el otro poco, y los gastos son compartidos, porque a veces ocurre eso y hay nóminas dispares en una pareja. Después, con algunas deudas también hay que decir que no es un blindaje total, o sea, que algunas deudas del cónyuge pueden afectar, por ejemplo si eres avalista del otro o has comprado propiedades en común. De hecho, tienes que firmar si hay que pedir una hipoteca. Y estás obligado, por supuesto, al pago.
—¿Se dictan más pensiones compensatorias en parejas con separación de bienes?
—En caso de divorcio la separación de bienes puede llegar a ser injusta, pero si uno abandona tenemos un arma legal, que es el artículo 1438 del Código Civil, por el que se puede exigir una indemnización. Pero la pensión compensatoria es otra cosa y tiene otros fundamentos que regula el artículo 97 del Código Civil. Los criterios son la duración del matrimonio, la edad, las posibilidades de optar a un empleo... O sea, el desequilibrio que se genera en uno de los miembros de la pareja cuando se produce la ruptura, y da igual el régimen económico que tengan. Tampoco es una cuestión de que te tenga que dar la misma cantidad que yo recibo, simplemente que te permita que tras el divorcio tú puedas vivir dignamente.
—¿La separación de bienes desprotege más al cónyuge que se dedica al trabajo doméstico?
—Sí. Con separación de bienes, si uno deja su actividad profesional para dedicarse al trabajo del hogar y a sus hijos, en caso de separación toda la adquisición habrá sido de la otra parte, la que se ha podido incentivar a nivel laboral frente al otro, que abandona su carrera, y que yo creo que es el mayor error que puede cometer cualquier miembro de la pareja. Entonces, se desprotege por completo en el momento de una extinción de esa copropiedad, porque no tiene respaldo patrimonial ninguno. Hay que tener la honestidad de compensarlo aunque después surja la crisis matrimonial, porque si no, la separación de bienes efectivamente deja al otro sin ningún sustento patrimonial. Con los gananciales, cuando el matrimonio se rompe, el reparto al 50 % ya compensa esa dedicación al hogar, pero se comparte tanto lo adquirido como las deudas.
—Lo que pasa es que ante el divorcio muchas veces esa buena fe desaparece.
—El momento de la ruptura en un matrimonio tiene un coste emocional tremendo, porque es una sensación de fracaso, el proyecto de vida en común se rompe. Después hay de todo, hay sentimientos de culpabilidad, de frustración, de fracaso, miedo a la pérdida de los hijos, a la pérdida de tu estatus... Y muchas veces se generan rencores y mucha ira, que da lugar a una actitud revanchista. Pero el divorcio no saca a relucir lo peor de cada persona, sino que magnifica lo que tú ya eres. La gente tiene la idea de que el abogado tiene que luchar jurídicamente, pero afortunadamente los abogados de las películas, los agresivos, maleducados, intolerantes e intransigentes con la otra parte están pasados de moda. Nosotros tenemos que intentar conciliar, porque es mejor que decida un matrimonio sobre su vida y su futuro que un tercero que es un juez.
—¿Unos procesos son más largos y costosos que otros?
— Si lo haces de mutuo acuerdo es todo muchísimo más fácil, ya sea en gananciales o en separación de bienes. El régimen de gananciales es lento, por supuesto, porque al divorcio le sigue una tramitación de la liquidación. En el tema de la separación de bienes, el divorcio es el mismo proceso y el mismo coste, lo que pasa es que después tienes que acudir a un procedimiento que se llama de extinción de condominio, extinción de división de cosa común, que es un procedimiento ordinario para dividir los bienes, si habéis adquirido bienes en común. Eso ya lo hace mucho más costoso si no hay acuerdo, porque evidentemente o se lo queda uno pagándole al otro el precio o se lo queda el otro, o se vende, o se va a pública subasta. Se hace costoso, pesado y conflictivo. Y además genera impuestos.
—A nivel fiscal los gananciales tienen más ventajas, ¿no?
—La extinción de la sociedad de gananciales fiscalmente está exenta de tributación, mientras que la extinción de condominio, es decir, la copropiedad de la separación de bienes, está sujeta el impuesto de transmisiones patrimoniales, e incluso a determinadas plusvalías si vas a vender el bien por un valor muy superior al que tenía cuando lo compra.
—¿Están aumentando mucho las parejas que optan por la separación de bienes?
—Por lo que yo he visto, que no me preocupo tampoco de las estadísticas, pero vi que desde el año 2013 al 2023 se duplicaron el número de personas que optan por el régimen de separación de bienes. El nivel cultural ha subido, por suerte, y las mujeres han accedido al mercado laboral. Hay un deseo de mantener una independencia patrimonial y económica, porque eso te da una libertad que no te da el tener que pedir a tu marido para ir al supermercado. Había maridos que les exigían los tiques. Eso es ya la falta de confianza y la pérdida de dignidad total, que le tengas que dar cuentas a tu marido de cómo llenas la nevera para alimentar a la familia.
—Y está el extremo contrario, parejas que llevan su economía con el Excel para ver lo que aporta uno y el otro en todo.
—Sí, es el otro extremo. Yo me llegué a sorprender con personas que traían las hojas de Excel de lo que habían gastado durante la vida matrimonial, como si fuera una empresa. Cuando veo esas cosas, me parecen inconcebibles. Sinceramente, yo no puedo entender que tú en un proyecto con hijos, en una vida familiar donde hay gastos de todo tipo, imprevistos, clases particulares de un niño... contabilices cada aportación que haces. A mí eso me parece más propio de una empresa, me resulta ofensivo. Creo que el matrimonio tiene que ir más allá de una empresa. Y cuando no va, pues no va. Yo he visto hasta el cobro por la utilización del coche. Sabes que a veces hay dos coches en la familia, pues el cobro por usar el coche cuando uno lo tiene en el taller y coge el del otro. O sea, cosas que a veces no se hacen ni entre compañeros de trabajo.
—¿Qué genera más problemas?
—El dinero y los hijos. Al que va a pagar la pensión siempre le parece que es muy alta, y al que va a recibirla, que es muy pequeña. Y en cierto modo es así, porque ninguna pensión que se fija por un juez es ajustada verdaderamente a lo que lo que los hijos necesitan y afecta directamente a la vida del padre obligado a prestarla. Y con respecto a los hijos, los conflictos los genera la custodia y el régimen de visitas. Los padres no se resignan a ser un padre de fin de semana, cosa que ahora con la implantación casi generalizada de la custodia compartida se está evitando. Pero cuando se entra en estos procesos hay conflicto por todo, por tratamientos médicos, elecciones de colegio... Y tenemos que acudir a jurisdicciones voluntarias y que sea un juez el que supla la autorización. Yo muchas veces les digo: «Pero por Dios, durante todos estos años, ¿cómo arreglabais estos problemas? Porque supongo que uno querría que hiciera la comunión, el otro no, y discutiríais, pero lo hablaríais. ¿Por qué ahora no podéis hablar?
—¿Cuál es el perfil de los divorciados?
—Los divorcios se suelen producir cuando llevas una media de entre 15 y 20 años de matrimonio. Después, hay parejas que se divorcian al año de casados. Yo tuve una a la que no le daba ni el tiempo establecido en la ley Zapatero de tres meses después de contraer matrimonio. Se divorciaron una vez registrado el matrimonio en el registro civil, no llegaron a convivir. Se intentaron divorciar, pero claro, hubo que esperar a que pasaran los tres meses. Pero la mayoría se encuentra entre los 40 y 50 años, y con hijos por el medio. Esa es la media normal. Después, yo divorcié a una pobre señora que murió después de ser feliz unos cuantos meses sin aguantar a su marido, que había sido un hombre de los de antes, un dictador con hijos. Murió a los 85 años y vi su esquela al cabo de unos meses, poco le duró la alegría.
—Están aumentando mucho las uniones de hecho, pero el matrimonio sigue protegiendo más a la pareja en el aspecto legal.
—El matrimonio es una institución legalmente constituida, regulada en el Código Civil. Las uniones de hecho se intentan equiparar a él, pero incluso en el caso de querer una baja laboral para cuidar a tu pareja si tiene una enfermedad grave, no te la dan. Sin embargo, a efectos de los hijos las parejas de hecho sí están totalmente equiparadas al matrimonio desde hace años.