Hay que remontarse al 15 de junio de 1904 cuando se registra en A Coruña el que va a ser considerado el inicio de la pesca del bou en nuestras aguas, el Collingwood (30.24 metros, 141 TRB y 270 HP) construido en Glasgow en 1892 es renombrado Primero por sus armadores José Márquez y Raimundo Molina que forman la Sociedad Molina y Márquez, en noviembre adquieren su gemelo Segundo (ex Grebe) aunque en septiembre Miguel Pérez y Gumersindo Roura se habían hecho con el Carinthia renombrado La Unión (Libro 5 Capitania Coruña). La introducción del arrastre con puertas (trawler) y sus buenas capturas ocasionan una escalada de adquisiciones, a principios de 1905 son 5 los bous de la flota coruñesa que un año después ya posee 20 unidades. La implantación del vapor hizo aumentar también de forma notable el número de parejas y el mayor recorrido alejados de la costa de los palangreros. Coincidiendo con los primeros síntomas de sobreexplotacion de los caladeros se lleva a cabo a finales de 1906 la considerada primera expedición de un bou a las costas africanas, el éxito de la marea del bou Mary de Tejero, Mariñas y Cía. (La Vanguardia 03.01.1907) unido a las huelgas continuas en el puerto coruñés, hicieron a la flota buscar puertos base más cercanos a otros caladeros. Pescaderías Coruñesas llevó sus bous a Euzkadi, Ramón de Carranza y Esmeraldo Domínguez a Sevilla, Lamigueiro y Tejero, Mariñas y Cia. a Cádiz y Pesquerías Gallegas S.A. del que era socio mayoritario Ramón Canosa Cierto mandó sus bous Avispa, Araña y Tiburón a Barcelona.
La Primera Guerra Mundial trajo escasez de carbón para aprovisionarse y la adquisición de los bous nacionales por parte de los países beligerantes como patrulleros y dragaminas ocasionaron el desmantelamiento de la flota de arrastreros, pero al finalizar la Gran Guerra los armadores españoles inician una renovación comprando las nuevas unidades recién construidas en el extranjero con destino a un conflicto que ya había finalizado. En 1921 muere Ramón Canosa, gallego que hizo su fortuna en Cuba y a su vuelta invierte en la industria del mar, la sociedad Viuda de Canosa (Benita Gutiérrez) estará gestionada por su hijo Ramón Canosa Gutiérrez que en 1922 adquieren el Canosa (1916 ex Anzac 41 metros 316 TRB), Cierto (1916 ex Aine 39 metros 316 TRB) y Santa Adela (1907 ex Terra Nova 43 metros 323 TRB) que abandonan Barcelona para establecer su base en Cádiz en 1926 junto a la flota de Luis Lamigueiro (Pesca y Navegación S.A.) con los bous de vapor Angelita, Fina, José María, Tito, Mercedes, Manín y Paco, al que seguirán las armadoras Freixas (María, Pedro, Francisco) y Roura (Juan, Santiago Rusiñol).
Patrones de los bous
La llegada de la Guerra Civil trajo consigo la incautación de la mayoría de los bous para labores bélicas, a su término y la casi coincidencia de la Segunda Guerra Mundial hizo que las flotas de los mares del norte, debido al bloqueo, se concentraran en el sur, haciendo de Cádiz un puerto próspero. Los bous pescaban en la costa noroeste africana, en Arcila y Larache, fueron bajando más al sur: la vuelta de Rabat, Casablanca, Cantin, Sin, Mogador, en el banco canario de La Concepción conseguían buenas capturas, se siguió bajando: Agadir, Bojador, Villa Cisneros hasta alcanzar Cabo Blanco, zonas muy ricas en merluza negra donde el Santa Adela a las órdenes del gallego Fernando Souto hizo de pionero (Vida Marítima 2017) . Los primeros patrones de los bous fueron franceses, aunque los coruñeses bajaron a Cádiz con sus patrones gallegos y la Viuda de Canosa utilizó en un principio portugueses de la zona de Cascáis.
Los técnicos de pesca eran una élite que trabajaron sin ningún título durante mucho tiempo, despachar el bou lo hacía un marino mercante y posteriormente un patrón de altura, progresaban de contramaestres a prácticos de pesca como hombres de confianza de un patrón consolidado que transmitía sus conocimientos de los caladeros, ya que para las maniobras y el conocimiento del armado y arreglo de redes como jefes de cubierta estaba demostrada su valía. Eran la mano derecha del armador en cuestiones de control, logística y personal, por eso los patrones de los bous se rodeaban de profesionales con vínculos de proximidad y afinidad, sobre todo familiares y amigos que los iban ascendiendo en su cargo y formaban sus tripulaciones atendiendo a cuestiones de vecindad, un patrón de un pueblo solía rodearse de una tripulación de confianza de su mismo pueblo o alrededores, era una ocupación muy bien retribuida en aquellos tiempos penosos de postguerra.
Francisco Vilasuso Fernández (1912-2010)
Es miembro de la principal saga de patrones del bou de O Vicedo, los Parapar Iglesias. Paco Vilasuso estaba casado con Lola Parapar y su trayectoria es ejemplo de ascenso por los distintos escalafones de un pesquero de la época. En 1926 embarca con 14 años de mozo de cocina en Cádiz en el bou Atlántico N.1 (ex Dunsby de los armadores José Iglesias Pérez «el mejicano» y de Ignacio Catá Franco de Rionarba, junto al Pacífico ex G. Greenfield) llevado por los dos viejos patrones del Vicedo, Borne y Eliseo Fernández, causantes de la presencia de tripulantes de esta comarca en Cádiz y Sevilla, pasará a marinero después de varias mareas.
En 1939 al finalizar la Guerra Civil asciende a contramaestre del bou Almirante José de Carranza, ocupando igual puesto en el Juan (Roura), María Dolores (Galiana) y el Pedro (Freixas). En 1946 es fichado por la casa de Gumersindo Roura Teixidó para mandar el Güimerá primero y el Santiago Rusiñol después, abriendo el camino a sus cuñados y sobrinos en la armadora catalana donde serán asiduos patrones de pesca y numerosos vicedenses formarán parte de la tripulación, en 1948 lo ficha la Pesquera Vasco-Astur S.L. para el Virgen de la Paloma y pasará todavía a dos bacas levantinas de cierto porte: el Eusebia y el Manuel Mari, vapores de madera de 200 toneladas asiduos de los caladeros marroquíes.
Paco Vilasuso era un patrón metódico y buen pescador, hombre de carácter diplomático, elegante y cuidada presencia, finalizó sus días de mar al mando de los bous Peña Plata (Sanosa S.L.) y Chas N.2 (González Chas). En su retiro fue alcalde de O Vicedo y a día de hoy una de las principales calles del municipio lleva su nombre.