Arte en las raíces del diseño gallego

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira CERVO / LA VOZ

GALICIA

Taller de creación de disfraces ara el entroido en el que participan alumnos de todos los cursos de primaria creando robots
Taller de creación de disfraces ara el entroido en el que participan alumnos de todos los cursos de primaria creando robots XAIME RAMALLAL

Un colegio de Cervo sigue la senda de Sargadelos: creatividad y orgullo galaico a partes iguales

02 may 2017 . Actualizado a las 11:19 h.

Las leyes educativas y los pedagogos aconsejan a los colegios mirar alrededor y enseñar a los niños a partir de lo que les resulta más cercano. Y en Cervo (Lugo) se han tomado esta premisa al pie de la letra. Claro que si un colegio está situado a pocos metros de la cuna del diseño gallego, la antigua fábrica de Sargadelos, es normal que considere este hecho una señal casi divina y lo aproveche.

Son dos las ideas que parecen motivar la vida del CEIP Cervo: creatividad y orgullo de gallego. El centro -que recoge a 105 alumnos (30 de infantil, 75 de primaria) del entorno rural de la localidad- lleva ya años dedicando su proyecto principal del curso a disciplinas artísticas, que se convierten en transversales. Entienden que el arte no es una asignatura residual, sino el hilo conductor de todas las materias, porque la creatividad es aplicable a cualquier cosa.

Manuel Martínez, director del colegio, recalca que todo parte de la biblioteca. La mascota del centro, Puca, propone cada curso una temática: este año ha optado por la robótica y ahora lleva disfraz futurista. Pero como en Cervo todo tiene dos apellidos (artístico y mariñán) su proyecto se llama EscornArte na Mariña lucense. El nombre viene por Escornabots, unos mini robots que se montan en clase y que sirven para iniciarse en la programación. Aunque ya habían realizado algo de robótica, la temática de este año ha sorprendido y entusiasmado a los alumnos.

En la entrada al patio está la imagen de Twitter para que cada alumno deje su «chío», dentro de la campaña de normalización del gallego, que este año se centra en el mundo informático y digital, lo que amplía el volcabulario de los alumnos.
En la entrada al patio está la imagen de Twitter para que cada alumno deje su «chío», dentro de la campaña de normalización del gallego, que este año se centra en el mundo informático y digital, lo que amplía el volcabulario de los alumnos. XAIME RAMALLAL

El día a día en este colegio, con tan pocos niños, es un derroche de creatividad al calor de la biblioteca que, aunque pequeña en tamaño, tiene unos fondos importantes. «Temos un equipo de biblioteca moi estable -explica Belinda Blanco, responsable del grupo- con catro ou cinco profesores no núcleo duro, e o resto colaborando activamente». Desde que en el 2010 consiguieron un premio del Ministerio por buenas prácticas lectoras (les dieron 10.000 euros), la biblioteca fue ganando músculo. Hoy recibe la aportación máxima que contempla el Plan de Mellora das Bibliotecas Escolares (Plambe) de la Consellería de Educación, y falta les hace porque este espacio surte de lectura a todo el centro.

El poder de los libros es tal que en el recreo hay un club que se reúne de forma regular. Estas semanas estaban leyendo y analizando Amigos robots, de Isaac Asimov, que compaginan con galletas para merendar.

Sin libros de texto

Lo que no tienen los niños del CEIP Cervo son libros de texto. Hace muchos años que se aprende con material propio a partir de un cuento o un libro juvenil, aunque curiosamente han vuelto a los volúmenes, pero eso sí, en digital. Quinto y sexto de primaria se apuntaron a Abalar desde el inicio del programa y ahora son clases e-dixgal, el proyecto de textos digitales de la Xunta. Los maestros, acostumbrados a crear sus propios materiales, aprovechan más la plataforma que el libro en sí. Aunque el tipo de enseñanza es diferente al tradicional, «se os de 4.º teñen que saber os ríos de Galicia, os saben igual», puntualiza María Fernández, tutora en primaria.

Trabajo colaborativo

Pero lo que caracteriza realmente al CEIP Cervo es el trabajo colaborativo entre cursos. Como son muy pocos alumnos, el claustro considera factible mezclarlos en algunas actividades, es una manera de hacer comunidad pero también es bueno para todos desde el punto de vista cognitivo. Al calor del proyecto pensado para el año se organizan una serie de talleres durante el curso.

Ahora mismo, por ejemplo, están trabajando en la creación de un disfraz para el carnaval: de robot, obviamente. Lo que han hecho es dividir a los 75 niños de primaria en tres grupos en los que hay alumnos de todas las edades. Un equipo prepara disfraces de Wall-E, el robot compactador de chatarra espacial al que Pixar llenó de vida y amor; otro grupo hace lo mismo con el robot más famoso de la galaxia, R2D2; y un tercer equipo ha optado por un robot sin apellidos, el clásico de caja de cartón que un niño poco aficionado al cine puede imaginarse.

En el CEIP Cervo el diseño se considera algo natural dada la cercanía de la antigua fábrica. Pero además están muy puestos en cuanto a las novedades del centenario sello, ya que tienen un colaborador de excepción: Pepe Blanco, uno de los creadores de Sargadelos. De él son la mayor parte de los murales que adornan el colegio y en los que el protagonista es el azul cobalto, el color característico de la factoría. También les diseña la cartelería y explica el proceso a los niños. Estos visitan la fábrica de cerámica con regularidad y aprenden de hecho mucha de la teoría relacionada con los oficios a través de lo que ocurre en Sargadelos.

Finalmente, hay otro aspecto en el que destaca este colegio rural: la integración. Presumen de tener las aulas abiertas a alumnos con diferentes situaciones, y cuentan on el apoyo del ANPA.

Recreos temáticos

El recreo también es un momento para educar, al menos eso piensan en el centro. Por eso, el colegio no quiso limitar la diversión al fútbol, que consideran es excluyente para muchos alumnos. Frente a esto, han establecido un horario: los lunes los de curso X juegan al baloncesto, los martes tienen juegos de mesa, los miércoles fútbol... y siempre, si no quieren, pueden salir al campo libre, un jardín fantástico con minigolf, compostador, un rincón de plantas aromáticas para cuidar y un invernadero. «Hoxe tócanos futbolín», dicen los de primero el día de la visita. Al lado del invento futbolero hay un ajedrez gigante que dos niños de primero ordenan con sorprendente acierto.

Normalización

La normalización lingüística es un aspecto muy cuidado, con proyectos increíbles, como el denominado Pezas únicas: todos los niños hacen dibujos en un tarjetón sobre el tema del año y los plastifican para repartirlos el Día de las Letras Galegas. Lo hicieron sobre Sargadelos y se entregaron a los clientes de las tiendas de la firma; o con la música y la entrada de un concierto. Este año será sobre robótica y quieren llegar muy, muy lejos. Algunos de los niños reciben contestación de quienes disfrutan de su pieza única. Otro proyecto de normalización fue A caixa viaxeira. Los alumnos hicieron un periódico contando quiénes y de dónde eran y lo mandaron a varios colegios de Galicia. Cada centro tenía que leer el contenido y añadir algo. Así fue rotando por toda la comunidad y lo que iba a durar unos meses se convirtió en un periplo de dos años y medio. Al regresar, la caja estaba abarrotada de recuerdos y mucho cariño.

Arte, siempre

Hacia fin de curso organiza el Día da Arte Galega na Escola, con exposiciones, presentaciones a cargo de artistas de todo tipo y talleres de lo más variado. Aunque la fiesta será a primeros de junio, lo cierto es que la visita de artistas es algo frecuente todo el año: «Cada dous ou tres semanas ven alguén a presentar algo. Os rapaces están moi acostumados á presenza destas persoas, e tanto se nota que cando van á instituto destacan do resto. Os nosos alumnos preguntan aos escritores e falan con eles», resume Martínez.