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Una víctima y la suerte de ir en un coche u otro del Alvia: «En mi vagón solo murió una mujer. En el de al lado solo sobrevivió una persona»

Pablo González
Pablo González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Imagen de la sala de vistas del juicio del Alvia, habilitada en la Ciudad de la Cultura de Santiago
Imagen de la sala de vistas del juicio del Alvia, habilitada en la Ciudad de la Cultura de Santiago XOAN A. SOLER

Termina la fase en la que declararon los afectados por el accidente y el juicio se acerca al momento clave de las conclusiones y los informes finales

13 jun 2023 . Actualizado a las 19:16 h.

El impacto del descarrilamiento en las distintas partes de la composición del tren Alvia accidentado en Angrois fueron muy diferentes. Se podría resumir en que la parte delantera fue menos castigada que la trasera, pero también en la parte posterior hubo diferencias en lo que respecta a los daños personales. Un joven que viajaba en el tren y que sufrió heridas tras el vuelco reflexionó este martes en el juicio sobre la suerte de viajar en una parte del tren o en otra, la suerte de ir en un coche u otro. Días después del accidente, una vez recuperado de las heridas, decidió volver a coger el Alvia para realizar exactamente el mismo trayecto entre la estación madrileña de Chamartín y la de Santiago. «Pensé que estadísticamente era imposible que hubiera otro accidente y que todas las medidas de seguridad que no estaban activadas aquel día se activarían, al menos eso pensaba yo. Pero cuando me monté no pude dejar de llorar. El tren era exactamente igual, y volví a ver el polvo, la gente llorando y gritando. Un chico me dijo si le podía cambiar el asiento, y me llevó al coche 8, el mismo en el que viajaba yo el día del accidente. En mi vagón murió solo una señora, me parece fuerte decir solo, pero en el de al lado solo sobrevivió una chica. Y pensé que 19 días antes yo me habría salvado y el chico que me cambió el asiento, no».

La víctima que hizo esta reflexión sobre el accidente en el que perdieron la vida 80 personas era un joven que estudiaba Ingeniería Industrial y que, justo antes del accidente, estaba hablando con sus amigos por teléfono haciendo planes para ir de fiesta en la víspera del Apóstol, el 24 de julio del 2013. Justo cuando su prima volvía del baño, el tren dio un bandazo. «No me pareció normal. Tuve la sensación de estar sobre una silla apoyada solo sobre dos patas. Lo siguiente que recuerdo es que mi prima me despierta, pues había perdido la consciencia. Para mí la primera semana después del accidente fue como una nube, como un día muy largo». No fue consciente de la magnitud de la tragedia hasta que una amiga le habló de una persona que había fallecido en el descarrilamiento. A raíz de eso, tuvo insomnio y serias dificultades para continuar con normalidad con los estudios. «Un tren que va a 200 por hora no puede ser que dependa de que frene una persona», concluyó.

 Otra víctima también constató la diferencia entre ir en una parte del tren u otra y destacó que al estar en los primeros coches del Alvia apenas sufrió daños físicos. «Me sentí culpable por estar viva. Me vino bien estar en contacto con las víctimas. Y ahora que estos días están poniendo el ERTMS [el sistema de seguridad que controla en todo momento la marcha del tren] está claro que es porque era necesario para evitar el accidente».

 Otro hombre que viajaba en el tren estaba saliendo del baño y el descarrilamiento le pilló justo en la transición entre dos coches. De repente notó un balanceo en el tren. «Me caía hacia atrás, golpeé mi cabeza contra la pared y quedé inconsciente durante unos minutos», dijo. En la actualidad no tiene secuelas del accidente. «De las lesiones físicas no conservo ninguna secuela, pero lo que sí conservo son las consecuencias psicológicas, como el miedo a montarme en tren o a la velocidad. No traté con terapia estos problemas porque al ser menor de edad mis padres consideraron que no era necesario. El carné de conducir me lo saqué en el 2018, pero al ir por la autopista a más velocidad noto una sensación de miedo. Eso sigue estando ahí», declaró ante la jueza.

Una joven que tenía 15 años cuando sufrió el accidente fue muy clara respecto a los responsables del siniestro. «Creo que hay responsabilidades políticas en el accidente», proclamó. Otra pidió a la jueza que se tengan en cuenta las secuelas psicológicas. «Me siento totalmente indemnizado, ahora solo quiero pasar página», dijo otro afectado a preguntas del fiscal, que es quien representa a este ultimo grupo de afectados que testifica en el juicio. El miércoles declarará un perito experto en la tasación de daños y la semana que viene comenzará la fase de conclusiones e informes finales, crucial para conocer si la Fiscalía mantiene las acusaciones contra el maquinista, Francisco José Garzón, y el exdirector de Seguridad en la Circulación del ADIF, Andrés Cortabitarte.

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